Los «antes y después» nos apasionan, sobre todo si los resultados son espectaculares como es el caso de los ejemplos que poco a poco iremos poniendo en nuestro blog.

En este caso, os mostramos un pequeño comedor que ha sido rehabilitado para crear un lugar realmente acogedor y agradable. Lo ha hecho una chica con la ayuda inestimable de sus amigos en un ejercicio genial de cómo transformar un lugar desastroso en una perfecta estancia para comer y hacer vida normal.

Además, si, como cuenta, la reforma le ha salido barata, no se puede pedir más. Para eso basta una buena planificación y poner un poco de parte de cada uno: embotarse un mono de trabajo y bajo el lema «Do it yourself» ponerse manos a la obra al servicio de la creatividad.

Instalando el espejo

La sala en cuestión fue utilizada como dormitorio antes de la reforma. De hecho carece hasta de puerta, por lo que esta funcionalidad resultaba extraña para la nueva habitación que se quería crear. Parece incluso un balcón cerrado y es bastante estrecha. Tiene una ventana al lado izquierdo que conduce a la sala de estar y dos ventanas de distinto tamaño al lado izquierdo.

Qué es lo básico que se hizo en la reforma:

– Se pintaron las paredes totalmente y se colgó un gran espejo en la habitación para que pareciera más espaciosa.

– Instalaron una pequeña mesa de comedor que se adaptara a las dimensiones del espacio. Compraron para ellos, la mesa VIKA AMON / VIKA CURRY de Ikea.

– Se usó la ventana de la izquierda para crear una especie de mini bar/almacenaje para los vasos y botellas.

– Debido al espacio reducido y para contar con asientos adicionales útiles en caso de visita, se colgaron un par de sillas plegables (de segunda mano por 4,99 dólares cada una) en la pared. Para ello, se utilizó un gancho/colgador también de  IKEA Blecka por 4,99 dólares el paquete de dos.

– Se realizó una lámpara de araña (también pequeña) a base de una polea vieja y unos tarros de cristal. Nos encanta este detalle tan creativo, barato y sencillo de hacer.

Se colgaron en la pared sobre las sillas unos candelabros comprados en un mercadillo.

Todo ello en conjunción con las cómodas sillas de mimbre ha logrado crear un espacio muy luminoso y agradable. Os dejamos algunas imágenes del resultado final:

Ahora la dueña se plantea si pintar la pared del fondo a rayas negras y blancas verticales. ¿Le animaríais a ello?