No tan popular como otros museos de la capital, el Museo del Romanticismo se ha convertido una alternativa a los grandes museos de Madrid. Un espacio que consigue transportarte completamente a otra época y otra forma de vida.

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El Museo del Romanticismo, llamado Museo romántico hasta su última reforma en 2009, fue creado en 1921 por el II Marqués de la Vega-Inclán que en 1911 fue elegido por Alfonso XIII como Comisario Regio de Turismo. Su labor desde entonces se centró en el fomento del turismo en España y en la protección y promoción del patrimonio histórico. En este contexto destacó la fundación de la Casa de Cervantes en Valladolid, el Museo de El Greco en Toledo y el que hoy nos ocupa, el Museo Romántico en Madrid.

South-east facade of the MUSEUM OF ROMANTICISM in Centro district in MADRID (Spain). Building from the late 19th century.

No fue hasta 1924, cuando este último, abrió por primera vez sus puertas. El edificio fijado para albergar el museo fue un palacete construido en 1776 por el arquitecto Manuel Rodriguez. Se trataba de un edificio de diseño neoclásico, distribuido en dos plantas y muy simétrico y austero en su fachada. En el interior podía encontrarse una biblioteca romántica y un salón de actos que sirvió, junto al jardín y a los patios, para acoger conciertos, recitales poéticos o exposiciones temporales. El interior se distribuía además en torno a los tres patios, lo que dotaba a todo el complejo de una gran iluminación natural.


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Como ya hemos señalado la inauguración oficial del museo tuvo lugar a mediados de la década de los años 20. Contó en su primera exposición con la colección propia de su fundador y piezas donadas por personalidades del momento, entre los que destacan autores literarios tan importantes como Mariano José de Larra, José de Zorrilla, o Juan Ramón Jiménez.

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Tras su inauguración el museo ganó mucha fama entre los dirigentes e intelectuales de la época como José Ortega y Gasset, Francisco Sánchez Cantón o el Marqués de Lozoya. Por lo que fueron destacadas las fiestas y reuniones que se organizaban y a las que acudía lo más selecto de la sociedad madrileña de la época.

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Con la  Guerra Civil española, lejos de debilitarse la fortaleza del museo, la importancia de la institución quedó incrementada por el hecho de nombrar como director al emblemático Rafael Alberti, con lo que quedaba garantizada la protección del rico patrimonio custodiado en él.
Con el transcurso de los años, la colección del Museo ha ido enriqueciéndose con todo tipo de adquisiciones, donaciones y depósitos y ha aumentado progresivamente sus fondos mediante diversas fórmulas. Se ha nutrido de muchas piezas y donaciones realizadas por personas e instituciones, como Patrimonio Nacional o Las fundaciones Vega Inclán y Juan Ramón Jiménez.
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El espacio se caracteriza, por tener una estructura de casa-museo, todo en él, esta dispuesto para que el visitante viaje directamente al pasado.
Los muebles, la decoración, la colocación de cada una de las estancias, te hacen ser participe de la vida burguesa del siglo XIX y entender bajo que circunstancias se dio el movimiento romántico. Fundamental para la historia artística de nuestro país.
Es interesante señalar que el museo también trata de explicar los roles de cada miembro de la familia burguesa de la época: mostrándote sus gustos estéticos, literarios y artísticos, sus creencias o su educación.

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El museo cerró sus puertas en el año 2001, con el objetivo de llevar a cabo una remodelación completa del edificio y adaptarlo a la ya comentada característica de una casa-museo. La reforma fue tan profunda que duró un total de ocho años e incluyó una rehabilitación total del inmueble, la reordenación de las salas y la modificación de las exposiciones buscando objetivo didáctico de las mismas.
Se abrió de  nuevo al público en 2009, con un cambio de nombre. Desde entonces, el nuevo Museo del romanticismo, desarrolla una gran cantidad de actividades y exposiciones temporales, que se unen a las ya permanentes.
Respecto a estas colecciones permanentes, destaca en primer lugar la dedicada a pintura de la época. En el segundo tercio del siglo xix,  es cuando se da en España con más fuerza el ideal romántico. Ideal que posee un amplio espectro de temas en cuanto a obras pictóricas. El museo ha querido reunir las principales tendencias del movimiento en pintura. En primer lugar el orientalismo y la representación de tierras fantásticas y lejanas de artistas como Luis Rigalt o José Elbo.

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En segundo el costumbrismo de autores madrileños y andaluces del siglo XIX.  Por último las pinturas históricas de autores como Federico de Madrazo con su Retrato de Isabel II  o Leonardo Alenza, con la pintura icónica del Romanticismo, Sátira del suicidio romántico.

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Y entre la imponente colección de pintura, no podemos olvidarnos de los orígenes y precedentes del movimiento, representados en la obra San Gregorio Magno de Francisco de Goya, que también puede verse en el museo.

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Como ya hemos señalado antes, la condición de casa-museo, hacia imprescindible la exposición de mobiliario de la época, que se dispone de forma natural a través de las estancias. El objetivo es  que los muebles formen parte de la decoración de las mismas, a la vez que se exponen para ser contemplados.

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La colección se compone de unas 600 piezas, agrupadas en el periodo que recorre los reinados de Fernando VII e Isabel II.  Este segmento de tiempo se considera el culmen del movimiento romántico.
Algunos de los muebles son estilo imperial francés, que se caracteriza por  una sobrecarga de elementos decorativos y que predomina durante el gobierno de el Rey Fernando y la regencia de María Cristina. Sin embargo, la mayor parte de la colección se corresponde al periodo isabelino. En estos muebles destacan la búsqueda de la comodidad, el lujo en los materiales y el gusto exótico, caracterizado por el uso de telas procedentes de tierras lejanas.

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Entre las colecciones expuestas de forma permanente, no queríamos dejar de destacar el conjunto de porcelana y cerámica, de diversa procedencia; de origen español encontramos objetos procedentes de Sargadelos, La Cartuja o Cartagena, mientras que de origen extranjero son las piezas inglesas o las porcelanas de París, Sèvres o Meissen.
Otras colecciones destacadas son la de abanicos, vestimenta, monedas, juguetes, armas, elementos de higiene y objetos religiosos.

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Además la colección de estampas y dibujos es una de las más importantes del Museo, con casi 3000 piezas y una destacada variedad y calidad.
Por último queríamos destacar la colección de fotografía, que se compone de más de 4000 piezas.
Son instantáneas realizadas en el siglo XIX que además de mostrarnos las costumbres y el contexto de la época, son un valioso patrimonio histórico, pues se sitúan justo en el momento de creación de la fotografía.
Este hecho provoca que destaquen obras como daguerrotipos,  ambrotipos, obras estereoscópicas y diaphanoramas junto a otros procesos posteriores, de producción de la era industrial.

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El museo romántico es una forma perfecta de viajar en el tiempo y descubrir como era la España del siglo XIX, como vivían los intelectuales el ideal romántico y como se desarrollo una de las corrientes más prolíficas de nuestra historia artística. Corriente que se difundió y expandió a casi todas las artes y a gran parte de las costumbres de la época.

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Si quieres saber más de este fantástico museo, o informarte de las actividades que organizan, no te olvides de seguirlo en las redes sociales, pues el museo del romanticismo ha apostado desde su reapertura por el contacto con el publico a través de estos medios. Llevado a cabo una campaña muy intensa y convirtiéndose en uno de los museos más activos y sobresalientes de España.

Imágenes: web Museo del Romanticismo de Madrid