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Encantador, acogedor, único… Podríamos escribir varias líneas solamente de adjetivos que describirían este pequeño piso, comprado y reformado por Judith, una joven interiorista. 36 metros cuadrados de detalles por los que han pasado todo tipo de personas.
La guipuzcoana Judith, llegó hace 17 años a Madrid y se enamoró casi al instante del barrio de Malasaña, localización actual del piso en el que ha volcado toda su ilusión y ganas para crear de él un hogar. Un hogar para todo el que lo quiera disfrutar, ya que está siendo destinado actualmente a alquiler vacacional. Por este pequeño apartamento han pasado desde familias enteras a parejas que buscaban un rinconcito en este barrio tan pintoresco.
Con una cuidada decoración, basada en la restauración y el reciclaje, el espacio ha pasado de ser un piso triste, sin armonía y con mucho potencial, que no estaba siendo aprovechado, a ser un ejemplo de decoración moderna con un toque vintage. En cada rincón y mueble podemos ver reflejada a Judith, ya que todo fue restaurado y personalizado por sus propias manos.
Gracias a la retirada de un falso techo, se descubrió una zona abuhardillada, ideal para colocar las camas de matrimonio, junto con ocho ventanas que aportan una cantidad de luz natural inmensa y hacen del lugar un espacio luminoso y vivo. En el piso predomina el color blanco, suelo de madera blanca, paredes blancas… cosa que transmite pureza, limpieza y calidez.
Los recuerdos y detalles personales juegan un papel fundamental en el apartamento. Procedentes de distintos países y lugares, podemos encontrar desde cuadros comprados en Lisboa, una maleta de viaje como mesilla de noche, o recuerdos recuperados de casas abandonadas como piezas de vajillas antiguas, hasta varias garrafas de cristal antiguas rescatadas de una fábrica derruida en Guadalajara.
Pequeños tesoros sin valor económico pero sí emocional. Todo, restaurado y reutilizado por la autodidacta Judith, que comenzó restaurando algún mueble que encontraba en la calle y es ahora una apasionada de la restauración . Un sueño hecho realidad con el apoyo de su marido Javier, quien la ayuda en algún trabajo más pesado.
Judith nos brinda la oportunidad de disfrutar su maravilloso piso, de sentirnos cómo en casa en un espacio restaurado y decorado con inspiración en el barrio de Malasaña y su línea vintage. Detalles, recuerdos y mucha personalidad en un reducido pero bien aprovechado espacio. Con su magnífica, antes escondida, buhardilla, te invita a descansar y soñar rodeado de buen gusto y belleza.
Fotografía: Lupe Clemente