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París tiene un sinfín de calles que recorrer y lugares que visitar y uno de ellos es, sin ninguna duda, el Centro Pompidou. Conocido, generalmente, por su labor como museo de arte moderno, pero es mucho más que eso. Nos adentramos en el interior de este centro multidisciplinar tan famoso, ¿te unes a la visita?Centro Pompidou es la forma más común de nombrar al Centro Nacional de Arte y Pintura George Pompidou, aunque también encontraremos referencias a él como Centro Beauborg (el primer nombre que se le dio) o Centro George Pompidou.
Este museo tiene una de las colecciones de arte moderno y contemporáneo más importantes del mundo y de Europa, comparable a las colecciones de grandes museos como el MOMA de Nueva York o el Tate Modern de Londres. Cuenta con más de 76.000 obras de importantes artistas del siglo XX y XXI que puedes ver siempre que quieras en su exposición permanente. Al mismo tiempo, alberga diversas exposiciones itinerantes de gran interés; la retrospectiva de Dalí es una de las más recientes y exitosas, ya que se ha convertido en la segunda exposición más vista de la historia del museo.
La construcción del edificio que alberga este centro, formaba parte del plan de remodelación de una zona deprimida económicamente del París de los años 60. El impulsor de esta revitalización fue el presidente francés George Pompidou que puso todos sus esfuerzos en el centro multidisciplinar del que estamos hablando. Sin embargo, éste falleció antes de que la obra estuviera concluida y tras un período de abandono, gracias a su mujer, el Centro Pompidou fue finalizado.
Se inauguró el 31 de enero de 1977 y fue abierto al público el 2 de febrero de ese mismo año, cosechando éxitos desde el principio.
La elección de la forma del edificio se realizó mediante un concurso en el que, por primera vez, podían participar arquitectos de todo el mundo. En total fueron más de 600 los proyectos presentados. Finalmente, los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, que trabajaron juntos en esta ocasión, fueron los elegidos para llevar a cabo el diseño del centro. En aquél momento ambos eran muy jóvenes, pero años más tarde, cada uno con su carrera por separado, han sido galardonas con el premio Pritzker, uno de los más importantes en el ámbito arquitectónico.
Y aunque gran parte de su valor la encontremos de puertas para adentro, lo cierto es que el edificio en sí llama la atención, tratándose de una obra pionera de la arquitectura moderna y high-tech. Y precisamente por esto despertó, en su momento, opiniones de todo tipo. Pero hoy en día, este lugar se ha convertido en todo un icono de la ciudad y en uno de los edificios más visitados del país.
Se trata de una construcción de acero y vidrio que posibilita una gran iluminación interior. Sus conductos, tuberías y ascensores se sitúan en su exterior, rodeando las fachadas del edificio y dejando los interiores libres de barreras, consiguiendo espacios realmente diáfanos.
Además, se creó un código de color para cada uno de esos elementos, de forma que fuera fácil identificarlos a simple vista. Así, los conductos de aire son azules; los de electricidad, amarillos; los del agua, verdes y los elementos para la movilidad de las personas (escaleras mecánicas y ascensores) son rojos. Todo esto le otorga a este centro un carácter extravagante y rompedor dentro de su entorno.
Como hemos dicho antes, el Centro Pompidou no sólo alberga el Museo Nacional de Arte Moderno, sino que en él también se encuentra el IRCAM (un centro de investigación musical y acústica) y una biblioteca pública abierta a estudiantes e investigadores.
Estamos ante un edificio de 6 plantas sobre el nivel del suelo, con 7.500 metros cuadrados cada una, y dos subterráneas, destinadas a los aparcamientos.
La 4ª y 5ª planta se reservan para las exposiciones permanentes del Pompidou. La 5ª se recoge obras comprendidas entre los inicios del siglo XX hasta 1960, con trabajos de personalidades como Miró, Kandinsky o Picasso. Por su parte, la 4ª alberga obras desde 1960 hasta la actualidad. Gracias a esta extensa colección podremos admirar obras de arte enmarcadas dentro de diferentes corrientes como el cubismo, el dadaísmo o el minimalismo, entre otras.
El edificio sufrió una remodelación entre 1997 y 1999 para crear nuevos espacios, entre ellos uno destinado a las artes escénicas. Tras este periodo, el museo reabrió sus puertas en enero del 2000 cosechando grandes éxitos y registrando una media de 16.000 visitas por día durante ese año.
Un lugar digno de admirar por dentro y por fuera. Una visita obligada para todos aquellos que viajen hasta París.