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El uso de baldosas hidráulicas en interiorismo es un gran desconocido y, sin embargo, ofrece infinitas posibilidades decorativas gracias a sus múltiples estilos, dibujos y texturas. La baldosa hidráulica es un material producido y utilizado en el Mediterráneo pero, poco a poco, se está convirtiendo en tendencia gracias a sus diversas ventajas. El material es suave al tacto y el acabado artesanal da un toque especial, integrando el suelo como una parte fundamental del hogar donde se respira estilo y personalidad. Verdaderas joyas de la decoración que requieren un mantenimiento de impermeabilización cada cinco o seis años para conservar su color.
Aunque es más propio de casas antiguas, hoteles o restaurantes, es una opción decorativa para los hogares modernos que quieren conseguir un acabado perfecto. Actualmente, las técnicas de fabricación se han industrializado aunque conservando los patrones tradiciones.
Estilo tradicional (Mosaic del Sur), con un aire antiguo, diseños más contemporáneos, baldosas con relieve, con predominio de diagonales, con motivos florales, cuadrados y geometría 3D, de estilo morocaan, de imitación mexicana…tantos modelos como puedas imaginar y la posibilidad de encontrar la superficie soñada e incluso exclusiva.
En pleno siglo XXI se recuperan estas piezas antiguas que datan del S.XIX para redefinirlas según las demandas actuales. Un pavimento pigmentado creativo realizado con mimo que se convierte en una verdadera obra de arte integrada en el hogar.
La forma de las piezas es habitualmente cuadrada o hexagonal, empleándose moldes que garanticen la homogeneidad del formato. El material más utilizado es el cemento de Portland pero también puedes encontrarlas con algo de granito.
El proceso de fabricación de las baldosas o mosaicos hidráulicos hace uso de moldes metálicos y están compuestas por tres capas diferenciadas que luego se comprimen en una prensa hidráulica, de ahí la denominación. La capa inicial o “gros” está compuesta por arena y cemento; la capa intermedia o “brasage” es aplicada sobre la anterior, utilizando arena y cemento seco para absorber la humedad de la base y, por último, la capa visible de la baldosa se compone de cemento blanco o gris, polvo de mármol y colorante o pigmento que dará el aspecto tan colorido que tanto las caracteriza.
Su uso ya no queda relegado a la cocina o a los baños como ocurría antaño. Ahora se incorpora a otras superficies como el salón, por el toque rústico que proporciona, las paredes e incluso muebles de diseño. Se puede optar por el aspecto tradicional o por una versión más moderna, en cualquier caso, un estilo vintage industrial con mucho encanto.
Cada vez es más habitual ver mosaicos hidráulicos simulando alfombras, componiendo cuadros, decorando el exterior de las bañeras, creando pequeños cabeceros o en cualquier objeto donde se pueda introducir este tipo de piezas. Con un poco de imaginación, los verdaderos amantes de la tendencia DIY pueden hacer maravillas.