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La obra de Ray Caesar es de las que no deja indiferente a nadie. Además y como suele pasar con determinados artistas visuales, posee un estilo único que le diferencia del resto y que hace que, como las ilustraciones de Mark Ryden, sea reconocible al instante. Caesar también pertenece al movimiento del que forma parte Ryden, el Lowbrow.
El Lowbrow o arte Lowbrow es un término que se emplea para describir un movimiento underground de arte visual que surgió a finales de la década de los 70, en la zona de Los Ángeles, California. También se le conoce por el nombre de surrealismo pop. Y es ese surrealismo el elemento fundamental en la obra de Ray Caesar.
El Lowbrow suele tomar como inspiración el circo, el erotismo, el arte japonés, el punk rock, y otros productos culturales, y algunos de estos elementos se respiran en la obra de este artista londinense que desde temprana edad se trasladó a vivir a Toronto, Canadá.
Nació en 1958 y durante muchos años trabajó en el departamento de arte y fotografía del Hospital para Niños Enfermos de Toronto, donde documentaba casis de abuso de menores, de reconstrucción quirúrgica o de investigación con animales, algo que ha influido fuertemente su obra.
El artista siempre ha disfrutado dibujando, pintando o esculpiendo y de hecho conserva algunas obras que pintó a mano con acrílicos y otras técnicas pictóricas. Pero se pasó al arte digital tras el fallecimiento hace algunos años a causa del cáncer de su madre y hermana, algo que también ha marcado de alguna forma su creación pictórica.
El modo que tiene Caesar de crear es es puramente digital. Elabora las imágenes por ordenador y a través de un programa de animación llamado Maya, compone las piezas. También se sirve de programas como Photoshop para digitalzar los tejidos. De hecho visita tiendas de textiles y adquiere metros de telas que después fotografía y, a través de este último programa, añade a sus imágenes.
Para la piel de las imágenes el proceso a seguir incluso parece más escalofriante. Colecciona imágenes de piel que fotografía con su cámara digital, y siguiendo casi el mismo proceso que con los textiles, posteriormente las manipula en Photoshop antes de aplicarla a la epidermis de los personajes.
Son dos los sentimientos contradictorios que nos asaltan al observar el trabajo de Caesar, por una parte un sentimiento de belleza, de atractivo estético y por otra parte una conjunción de pensamientos contrarios al percibir un horror sutil. El uso que hace del color dota a las imágenes de un ambiente tétrico. Por otro lado el mensaje que nos quiere transmitir es confuso, más bien intenta evocar sensaciones y no tanto un mensaje universal o fácilmente definido.
En palabras del propio artista las imágenes son al mismo tiempo grotescas y bellas. Según él es como enfrentarte a algo desagradable con calma, y mirando más allá de lo que ves para observar la belleza que tiene consigo. Y es precisamente curioso que, a pesar de lo raro de sus composiciones de aire siniestro, las encontremos igualmente bellas.
Algo que en parte puede ser porque las protagonistas de sus imágenes son eminentemente femeninas. Son como muñequitas de plástico hechas mujeres, en un mundo onírico y surrealista de inspiración barroca. Chicas con las cabezas exageradamente más grandes en relación con el tamaño del cuerpo, de extremidades estilizadas y piel pálida, como si estuvieran demacradas. La nota de color en sus caras proviene de los labios, pintados siempre de rojo. Resulta increíble poder encontrar la belleza en imágenes que a priori se nos presentan de esta forma casi tenebrosa.
Para conocer más la obra de Ray Caesar, puedes visitar su web, en la que hallarás imágenes visualmente interesantes y en la misma línea.