Nada más entrar en Zoku te das cuenta de que éste no será un hotel al uso. Confunde una entrada sin más a un edificio que bien podría ser de apartamentos y comienza el juego de la señalética: para hacer «check in», sube a la 6º planta. Das gracias que los ascensores estén ahí mismo y es el momento de comenzar la experiencia.

Subes y llegas a un pasillo cubierto de cristal en la mismísima azotea, con un aire un tanto tropical por las plantas que nos dan la bienvenida. Afuera, pequeñas terrazas que son como islas en las que, con buen tiempo, cualquiera de los huéspedes puede salir a tomarse algo y disfrutar de la panorámica de Amsterdam. Algunas de estas islas tienen huertos urbanos de donde se toman algunos de los ingredientes para el restaurante. Todo un lujo.

El pasillo desemboca en la parte social de Zoku, la cafetería. Unas barras centrales están atendidas por el personal, pero sobre mesas altas está todo lo que cualquier persona que esté ahí trabajando pueda necesitar: agua, limonada, zumos, cafés, porciones de tartas al alcance de los que acuden a esta ya famosa azotea a reunirse o simplemente a trabajar por su cuenta.

Un encargado del hotel nos recibe (comprobamos que la simpatía de todos es excepcional hasta el punto de que con cada uno de ellos acabamos teniendo una agradable conversación) y nos explica cómo hacer el check in a través de una pantalla. No se sustituye al recepcionista, porque ahí está la persona de apoyo, pero sí es cierto que ya se percibe desde este gesto el talante innovador del concepto Zoku.

Y siguiendo con la explicación de su concepto, tenemos que decir que no se trata precisamente un hotel (término que empleamos para resumir), sino de una serie de habitaciones y lofts pensados para personas emprendedoras que necesitan alojamiento en la ciudad durante un tiempo determinado, incluidas estancias largas.

Tras el check in fuimos al que iba a ser nuestro hogar durante 5 días y fue realmente espectacular entrar y descubrir cada uno de los detalles de nuestro loft XXL y lo pensadísimo que estaba el diseño de todos ellos. En un espacio, que es prácticamente un cubo, tienes absolutamente todo lo necesario para vivir.

La optimización del espacio es absoluta, ya que todos los armarios cajones y posible mobiliario adicional se encuentran empotrados en la pared bajo la cama. Según entras un baño moderno, sencillo, casi minimalista con colores neutros y posibilidad de regular la intensidad de la luz. Jabones naturales de la firma Marie-Stella-Maris en todas las instalaciones tanto privadas como comunes y una ducha enorme en la que, a pesar del aprovechamiento del espacio te sientes totalmente amplio. Espejo en toda la pared frontal (lateral de la ducha) que ayuda a aumentar visualmente el cuarto de baño.

Y si el baño es lo que te encuentras a un lado de la entrada, justo enfrente, en el mismo pasillo que lleva a la parte diáfana del loft, tienes un escritorio integrado para trabajar con los principales útiles de papelería: grapadora, tijeras, bloc de notas, dispensador de celo, lápices (todos de papelería de diseño, un capricho) y un teléfono. Todo un micro despacho para los que necesitan de un espacio de recogimiento para poder concentrarse.

Y pasamos a la zona diáfana. Lo primero que sorprende inevitablemente, son las anillas que cuelgan del techo para hacer ejercicio. Son sin duda el elemento más diferenciador de este loft y muestra la filosofía que ya notábamos en la planta de arriba: estar saludable es fundamental y para innovar, crear y generar negocios.

A un lado la cocina, pequeña, pero con absolutamente todos los accesorios necesarios. Parte de ellos guardados en algunos de los armarios empotrados del pasillo que se encuentran justo a continuación de esta zona. Una mesa grande en la que trabajar en equipo con unas actuales sillas Eames y, algo que nos volvió locos por completo: un rollo de papel gigante que sostenía una estructura fijada en la pared para poder desplegarlo sobre la mesa y crear todos los mapas y brain storming que se te puedan ocurrir. Los fanáticos del papel y boli entenderán el entusiasmo con este sistema.

Nos dio tiempo a hacer incluso nuestro planning de Bullet Journal del mes de febrero desde allí con esta solución tan genial que toda mesa de «operaciones» debería tener.

Al otro lado de la sala, un sofá frente al cual había una mesa de centro y una televisión empotrada y otra de las joyas de la corona: una barandilla metálica que servía de agarradero para sacar de la estructura de armarios de madera unas escaleras (que se encuentran empotradas en ella). Éstas llevan a una puerta corredera de lamas de madera que da acceso a una parte superior de toda la zona de almacenaje y se descubre… ¡una maravillosa cama King Size con ropa de cama totalmente blanca! Es el escondite con el que todos hemos soñado de niños, pero XXL.

Además en su interior tienes, aparte de repisas más que suficientes para dejar todo lo que necesites tener a mano: móvil, libro, vaso de agua, etc. una serie de puntos de luz que se regulan ofreciéndote luz directa si quieres leer o ambiente por si necesitas simplemente tener la zona iluminada, pero quieres relajarte.

Y cuando te levantas, ya desde arriba tienes la vista hacia un triple ventanal enorme, como sólo los nórdicos saben hacerlos, con vistas a la ciudad. ¿Qué más podíamos pedirle a nuestro alojamiento mientras trabajábamos en Amsterdam?

Para completar, aún no os hemos contado todo lo que hay en la azotea, no sólo se trata de una cafetería con concepto self service, sino que alrededor de ella encontramos varios espacios acristalados que sirven como salas de reunión o de formaciones, un espacio con instrumentos para los que sepan tocar y se quieran animar a hacer un concierto improvisado, una tienda 24 horas con todo tipo objetos que te pueden sacar de un apuro: cargadores de móviles, planos de la ciudad, dentífrico, snacks, bebidas, sandwiches, maquinillas de afeitar…

También hay un varias mesas comunitarias enormes con capacidad de al menos 12 personas cada una, sillones con mantas para trabajar como si estuvieras en casa, estanterías con todo tipo de objetos de diseño, chimeneas que confieren al lugar un toque acogedor único, estaciones de trabajo con bancos y mesas empotradas en la misma pared… un paraíso para cualquier emprendedor.

Pero eso no es todo, si seguimos hacia delante, tras la cafetería y siguiendo la línea del pasillo acristalado, vamos a parar a la zona de restaurante. Comida orgánica y ecológica cocinada por un chef en un show cooking solo para ti. Menús preestablecidos y platos a la carta y, en ocasiones, cursos de cocina como el que se celebraba el fin de semana que estábamos allí, esta vez dedicado a las algas. Las materias primas todas a la vista de tal forma que el comensal puede ver todo aquello que formará parte de su plato. Al lado, una sala donde se imparten los cursos con biblioteca gastronómica

Y siguiendo la dirección que llevábamos antes… llegamos a la sala de operaciones manuales y ludoteca. Otra mesa comunal, un ping-pong que hace las veces de mesa de reuniones y al que se puede jugar en los ratos libres y, por supuesto, más sillones con mesitas bajas para los que prefieren el trabajo con laptop, más salas de reuniones con cristaleras hacia la ciudad, asientos de mimbre que cuelgan del techo, toda una pared destinada a muebles con todo tipo de material: rotuladores de colores, pinturas, reglas, más rollos de papel, guillotina, impresoras de papel y 3D y un grifo de agua cierran esta pequeña «cocina» de creación. Ah, y se nos olvidaba, en medio de todo ello, un par de guantes de boxeo por si queremos descargar tensiones con el saco que se encuentra en medio de la sala.

Además, aquí el WIFI no es una leyenda urbana como en otros hoteles, funciona en todas las áreas y en el loft a la perfección. También cuentan con lavandería (autolavado) y alquiler de bicis para que puedas disfrutar de Amsterdam como un ciudadano más.

Y poco más que podamos describir con palabras. Creemos que todo esto habla por si solo de Zoku como una de las mejores opciones de alojamiento si vas a Amsterdam. Nosotros desde luego, lo tenemos claro. Siempre que tengamos ocasión, iremos ahí, aunque sólo sea para disfrutar de trabajar en un entorno tan dinámico, innovador y acogedor como es su azotea.

Imágenes: Dakdokters, Texel, Bytes Daily Laura Alejandro, Hotel Zoku.