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En la parte sur-este de la ciudad de Dublín, y muy cerca del Aviva Stadium, encontramos las Beggars Bush Barracks, el primer cuartel británico en ser ocupado por el ejército irlandés en 1922. Este es el entorno que da cobijo a una de las joyas escondidas de la ciudad para todos aquellos a los que nos apasiona esto de poner tinta sobre el papel. Se trata del Museo Nacional de la Imprenta (National Print Museum en inglés o Músaem Náislúnta Cló en gaélico).
¿Qué encontraremos en este museo de imprenta?
Este museo, fundado en 1996, es el único de su clase en toda la isla y su colección se basa principalmente en material de impresión tipográfica, aunque podemos encontrar todo tipo de piezas que cubren toda la historia de la impresión en Irlanda, desde las primeras imprentas a las imprentas modernas.
Todo el material que se encuentra en el museo ha sido aportado por sus socios fundadores y lo han ido ampliando con la donación de nuevas piezas por parte de coleccionistas privados a lo largo del tiempo. De esta forma, la colección del Museo Nacional de la Imprenta de Dublín, sobrepasa las 10.000 piezas, lo que provoca que sea imposible su exhibición completa (tan sólo un 30% de las piezas de la colección están en exhibición debido a problemas de espacio).
Las exhibiciones temporales que organizan en el Museo Nacional de la Imprenta giran siempre alrededor del mundo de la impresión, pero hilando con otros temas de actualidad. Para hacernos una idea, en el último año hemos podido ver algunas exhibiciones tales como “Las portadas impresas de discos irlandeses 1955-2017”, “Un Mundo por ganar, carteles de protesta y revolución” o “Celebración tipográfica del 50 aniversario del primer alunizaje”.
Un museo donde se aprende activamente sobre impresión
Desde su fundación, sus gestores han puesto especial empeño en la educación y la divulgación, procurando “promover una mayor comprensión del significado y de la importancia actual de la imprenta explorando su legado, artesanía y tecnología”. No es de extrañar pues que la actividad educativa ocupe una parte central en su plan estratégico, y es que la organización de cursos y cursillos es una constante en su actividad como museo, dando la oportunidad a estudiantes de distintas edades de acercarse al mundo de la imprenta y comprender su importancia y funcionamiento.
Pero lo que realmente hace especial a este museo es la disposición de parte de las piezas expuestas que, lejos de estar escondidas tras metacrilatos o cordones de terciopelo, están dispuestas formando una imprenta tipográfica plenamente funcional, donde se hacen exhibiciones de impresiones reales llevadas a cabo por personal preparado del propio museo. De esta forma el museo cobra vida y deja de ser un espacio por el que simplemente se discurre para ser un espacio en el que permanecer y aprender en primera persona por qué los manuscritos acabaron dando paso a los libros impresos.
Imágenes: Wikimedia Commons