En el corazón de Granada, junto al curso tranquilo del río Genil y con la Alhambra al fondo como presencia silenciosa, una vivienda de los años setenta ha recuperado su alma gracias a la sensibilidad del estudio JAO Arquitectura. Lo que antes era un piso cerrado y fragmentado, con pasillos interminables y estancias aisladas, se ha transformado en un espacio continuo donde la luz, los materiales y la memoria conviven en armonía.

Lejos de limitarse a una mera rehabilitación, el proyecto de esta vivienda en Granada se plantea como una fábula doméstica: una narración espacial que se despliega a través de tres elementos simbólicos —el zaguán, la esclusa y el jardín—. Cada uno de ellos actúa como un capítulo dentro de una historia sobre cómo habitamos, cómo recordamos y cómo reinterpretamos la tradición en clave contemporánea.
Rehabitar la memoria: un nuevo modo de vivir en Granada
La vivienda, de 189 metros cuadrados, forma parte de un bloque construido en 1979, en una zona que entonces representaba la expansión urbana de Granada y que hoy, tras el paso del tiempo, se integra plenamente en su entramado histórico. A pesar de su excelente ubicación —con vistas privilegiadas hacia la Alhambra, el Sacromonte y Sierra Nevada—, su esquema original respondía al modelo residencial convencional de la época: un corredor central que separaba las habitaciones y anulaba cualquier sensación de continuidad.
El equipo formado por Ana Sara Hidalgo y Jesús Barranco, fundadores de JAO Arquitectura, entendió que esa rigidez no era una limitación sino una oportunidad. Su intervención partió de una premisa clara: convertir la vivienda en una experiencia espacial libre, fluida y emocional.
Tras eliminar los tabiques que compartimentaban el interior, los arquitectos devolvieron el protagonismo a la estructura original, a los huecos de fachada y a las texturas que habían quedado ocultas. Sobre esa base desnuda, comenzaron a construir una nueva narrativa donde cada estancia dialoga con la siguiente y donde los límites se desdibujan a favor de la luz y del tiempo.

Una casa para todas las edades de la vida
Los nuevos propietarios buscaban más que una vivienda: deseaban un lugar donde reunir todas sus casas anteriores, las vividas, las recordadas y las soñadas. El reto de JAO Arquitectura fue hacer coexistir la memoria y la contemporaneidad, diseñando un espacio capaz de acoger distintas etapas vitales sin perder coherencia.
El resultado es una casa que no impone jerarquías ni recorridos fijos, sino que invita a una lectura libre del espacio. Los arquitectos describen este concepto como un sistema de espacios concatenados: una secuencia continua donde cada ambiente conduce suavemente al siguiente, sin puertas cerradas ni fronteras visuales.

Esa continuidad no solo aporta funcionalidad, sino también un sentido poético. Cada transición, cada cambio de material o de altura del techo se convierte en una pausa dentro del relato doméstico. El espacio no se recorre: se vive, se descubre, se narra.
El lenguaje de los materiales y la luz
En esta reinterpretación del hábitat andaluz, los materiales desempeñan un papel fundamental. El mármol, el roble y el latón no son simples acabados, sino elementos narrativos. Juntos construyen un lenguaje táctil que combina lo sensorial con lo simbólico.


El mármol aparece como homenaje a la tradición mediterránea, recordando los suelos fríos de las casas granadinas. La madera de roble, con su calidez y matices dorados, aporta serenidad y acompaña la transición entre las estancias. El latón, con su brillo tenue, introduce reflejos que cambian con la luz del día, creando una atmósfera viva y cambiante.

En esta vivienda en Granada, la luz es también arquitectura. Tamizada por las texturas, filtrada por el jardín y reflejada en los acabados, se convierte en hilo conductor de la historia. Durante el día, la claridad granadina inunda los espacios comunes; al atardecer, las sombras acentúan la profundidad y subrayan la calma.
Más que una rehabilitación, JAO Arquitectura ha compuesto una partitura doméstica donde los materiales actúan como notas y la luz como el ritmo que las enlaza.
El zaguán, la esclusa y el jardín: los tres actos de una fábula doméstica
El relato arquitectónico que propone JAO se articula en torno a tres escenas que reinterpretan elementos tradicionales de la arquitectura andaluza. Cada uno de ellos simboliza un momento del habitar: el acceso, la transición y el recogimiento. Juntos conforman una fábula espacial que conecta la memoria de las casas del sur con una mirada plenamente contemporánea.
El zaguán es el punto de partida, la antesala que da la bienvenida. Inspirado en las antiguas casas granadinas, recupera su función como espacio de mediación entre la calle y el interior. Aquí, el mármol irregular del pavimento, las paredes texturizadas y la luz tamizada de una ventana crean un ambiente de quietud que desacelera el paso. No se entra bruscamente al hogar, se accede gradualmente, dejando fuera el ruido urbano. Esta antesala actúa como un umbral emocional, un pequeño santuario donde empieza la narración doméstica.

A continuación, la esclusa introduce un cambio de ritmo. Su techo bajo y su bóveda azul envuelven al visitante en una atmósfera íntima y algo misteriosa. Es una estancia pensada como transición, pero también como lugar. Su proporción comprimida acentúa la sensación de refugio y prepara al cuerpo para un nuevo estado de calma. En esta cámara intermedia se encuentra además una zona de almacenaje y conexión con la cocina, integrando lo cotidiano sin romper la poética del recorrido. La esclusa no es solo un pasaje: es una pausa en el relato, una respiración.

El tercer acto lo protagoniza el jardín, antigua terraza cubierta que hoy se abre como oasis interior. Su azulejo verde esmaltado refleja la luz cambiante de Granada y multiplica la presencia de la naturaleza en el espacio.
La vegetación, cuidadosamente dispuesta, introduce una dimensión sensorial: el sonido del agua cercana, los reflejos sobre la pared, el olor a tierra húmeda al final de la tarde. Este jardín no es decorativo, sino estructural. Articula la vivienda y devuelve al habitar su vínculo con el exterior, transformando la idea de terraza en la de paisaje íntimo.


La arquitectura emocional de esta vivienda en Granada
El proyecto de JAO no busca deslumbrar con gestos grandilocuentes, sino recuperar el valor de lo cotidiano. Su aproximación a la arquitectura parte de la emoción: entender que una casa es también una biografía. Los arquitectos diseñan con atención al ritmo del día, a la manera en que la luz cambia, a los sonidos que filtra cada material, al modo en que la sombra cae sobre la madera al caer la tarde.

Esta sensibilidad se traduce en una atmósfera serena, casi narrativa. Cada textura, cada reflejo tiene su lugar en la historia. El salón-comedor, revestido en panelado de roble natural, es un ejemplo de ello. Su continuidad con el área de estudio no rompe el flujo espacial, sino que lo matiza. Un solo gesto de madera basta para definir un límite simbólico entre lo público y lo íntimo, sin levantar muros. En esta vivienda, los límites son sensaciones, no paredes.
La luz granadina, con su carácter dorado y preciso, es un personaje más. Atraviesa los huecos, se refleja en los mármoles, se atenúa en la madera. Durante el día modela las superficies y revela la textura de los materiales; al atardecer, envuelve la casa en un tono ámbar que refuerza la sensación de calma. En la noche, la iluminación interior continúa esa poética con un lenguaje cálido y discreto que evita los contrastes y prolonga la serenidad.
Tradición reinterpretada
Uno de los aspectos más valiosos del proyecto es su diálogo con la tradición andaluza. Lejos de reproducir estereotipos, JAO Arquitectura reinterpreta conceptos ancestrales —la secuencia del zaguán, el patio, la luz tamizada— para adaptarlos al modo de vida contemporáneo. La casa se convierte así en una síntesis entre herencia y presente, una versión doméstica de lo que Granada representa culturalmente: un cruce entre historia y modernidad, entre lo íntimo y lo universal.

Esta reinterpretación no es literal, sino emocional. El mármol evoca los suelos frescos de las casas antiguas, pero se combina con una materialidad actual y refinada. El uso del latón aporta una nota de contemporaneidad, mientras que la vegetación y los reflejos verdes del jardín reintroducen el gesto de las albercas y patios interiores sin necesidad de imitarlos. La memoria no se copia, se reescribe.

Un lugar para quedarse
El resultado final es una vivienda que parece crecer desde dentro, desde la experiencia del habitar. No impone una estética, sino que propone una forma de vida basada en la calma y la continuidad. Cada rincón invita al reposo, a detenerse unos segundos antes de pasar al siguiente espacio, a reconocer que una casa puede ser también una narración que se cuenta a sí misma.

JAO Arquitectura logra en esta intervención un equilibrio poco frecuente: combinar la precisión técnica con la delicadeza poética. La vivienda junto al río Genil no es solo un ejercicio de diseño, sino un manifiesto sobre la posibilidad de reconciliar funcionalidad y emoción, arquitectura y memoria, tradición y presente.


En un tiempo en que las viviendas tienden a estandarizarse, este proyecto recuerda que el verdadero lujo está en la atmósfera, en los pequeños gestos, en la luz que se posa suavemente sobre una pared texturizada. Una fábula doméstica, sí, pero también una declaración de principios: habitar como arte de vivir con sentido.


Preguntas frecuentes sobre la vivienda de JAO Arquitectura en Granada
¿Dónde se encuentra la vivienda?
La vivienda rehabilitada por JAO Arquitectura se encuentra junto al río Genil, en una zona residencial de Granada concebida originalmente como expansión urbana y hoy integrada en el centro histórico de la ciudad. Desde su interior se disfrutan vistas hacia la Alhambra, el Sacromonte y Sierra Nevada, que refuerzan su conexión con el paisaje granadino.
¿Quiénes son los autores del proyecto?
El proyecto ha sido diseñado por el estudio almeriense JAO Arquitectura, dirigido por Ana Sara Hidalgo y Jesús Barranco. Su práctica se caracteriza por combinar la sensibilidad material, la atención al detalle y una mirada narrativa hacia el espacio doméstico contemporáneo.
¿Cuál es la idea principal detrás de la rehabilitación?
El concepto del proyecto gira en torno a la fábula del zaguán, la esclusa y el jardín, tres elementos que reinterpretan la tradición andaluza desde una perspectiva actual. La vivienda se concibe como una secuencia de espacios conectados, donde la luz natural y las transiciones fluidas sustituyen la rigidez original de los años setenta.
¿Qué elementos definen el estilo de la vivienda?
La atmósfera de la casa se construye a través de materiales nobles como el mármol, la madera de roble y el latón, que aportan una sensación de serenidad y continuidad visual. La luz granadina, filtrada por el jardín interior, unifica los espacios y realza la textura de los acabados. El resultado es una vivienda contemporánea, cálida y evocadora, donde arquitectura y memoria conviven en equilibrio.
Fotografías: cortesía de JAO Arquitectura.