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Anton Solomoukha es un célebre pintor y fotógrafo que nació en 1945 en Kiev, Ucrania. Sus obras muestran una gran riqueza compositiva, y siempre pretenden transmitir una idea. Desde sus inicios, en el mundo del arte, ha arraigado en sus obras el arte clásico y ha adquirido un talento sin igual en la fotografía.
Anton Solomoukha se graduó en el Instituto de Bellas Artes de la capital. Allí trabajó como muralista hasta que fue censurado y tuvo que emigrar a París en 1978, ciudad en la que reside en la actualidad.
Es sorprendente que el artista se ha dedicado a la pintura a lo largo de toda su vida, y sólo durante los 15 últimos años ha perfeccionado su ojo ante la cámara.
Fue en el año 2000 cuando encontró su inspiración contemplando grandes obras maestras de la pintura clásica, como las de Tiziano, Velázquez, Caravaggio o Freud, entre otros. Y comienza a crear complejas composiciones con una fuerte tendencia contemporánea, sin llegar a perder la esencia o el fondo.
El mismo Anton Solomoukha reconocía que su problema no era crear una fotografía “glamurosa” y perfecta. Anton no buscaba esa finalidad, ya que creía que cualquier modelo con una apropiada iluminación y un buen ángulo se podría convertir fácilmente en un gran objeto artístico. Por lo que su principal objetivo fue lograr transmitir una idea a través de la composición de la fotografía, y no la perfección de la técnica.
En sus pinturas fotografiadas, cada personaje de la composición desempeña un papel, todos poseen una función diferente, sin poder aislarse de los demás personajes, existiendo una relación entre todos y entre la composición en sí.
Sus obras siempre están relacionadas con el sexo, llegando a poder resultar incluso grotescas, en determinadas ocasiones, para cierto público.