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Descubre cuál es el Color del Año y cómo puede cambiar la energía de tu hogar

Laura Alejandro by Laura Alejandro
3 diciembre, 2025 - Updated on 10 diciembre, 2025
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Estantería moderna en tonos blancos con objetos decorativos y cajas de colores, combinada con muebles inferiores en azul intenso y pared verde, iluminada por luz natural en un espacio de trabajo contemporáneo.

Contenidos

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  • Qué es realmente el “Color del Año” y por qué importa
  • Cómo se elige realmente el Color del Año
  • Por qué diferentes marcas coinciden en colores parecidos cada año
  • El impacto real del Color del Año en el hogar y en la industria
  • Pantone y su Color del Año 2026: el susurro luminoso de Cloud Dancer
    • Cómo Cloud Dancer se aplica en diseño, moda y espacios contemporáneos
  • Bruguer y su Color del Año 2026: el ritmo emocional del azul
    • El azul como necesidad emocional y cultural
    • El azul como brújula emocional
    • Una paleta en tres ritmos: Slow, Flow y Free
      • Azul Slow — El azul profundo que invita a bajar pulsaciones
      • Azul Flow — El azul claro que respira luz
      • Azul Free — Un azul vibrante para quienes viven el color como expresión
    • Una paleta que no impone nada: acompaña
    • Una tendencia que trasciende el color
    • El poder atmosférico del azul en las paredes
    • Cómo se combinan los azules con materiales y texturas actuales
    • Pequeñas intervenciones que cambian la energía de un espacio
    • Cómo cambia la percepción del espacio cuando trabajas con azules
    • El azul y la salud emocional: del diseño restaurativo al bienestar cotidiano
    • Dónde funciona mejor cada uno de los tres ritmos del azul
  • Archivo histórico: cómo han evolucionado los Colores del Año
  • Preguntas frecuentes sobre el Color del Año
    • ¿Qué significa exactamente “Color del Año”?
    • ¿Quién decide cuál es el Color del Año?
    • ¿Por qué las marcas eligen colores distintos cada año?
    • ¿El Color del Año influye realmente en decoración y diseño?
    • ¿Tiene beneficios emocionales elegir el Color del Año para mi casa?
    • ¿Debo pintar toda mi casa del Color del Año?
    • ¿Qué pasa si no gusta el Color del Año?
    • ¿Por qué casi siempre aparecen azules, verdes o neutros?
    • ¿Cómo puedo combinar el Color del Año con mi decoración actual?
    • ¿El Color del Año es sostenible?
    • ¿Qué diferencia hay entre el Color del Año de Pantone y el de otras marcas?
    • ¿Qué hago si diferentes marcas eligen colores muy distintos?
  • Bibliografía y fuentes consultadas

El Color del Año: significado, tendencias y cómo transformar tu hogar a través del color

El Color del Año se ha convertido en uno de los indicadores más reveladores de nuestro momento cultural. Aunque pueda parecer únicamente una tendencia cromática o un gesto de marketing, en realidad es el resultado de un proceso de investigación internacional en el que convergen sociología, psicología del color, neuroestética, análisis del estilo de vida y lectura profunda del estado emocional colectivo. Cada año, las grandes marcas de pintura, diseño y creatividad —como Pantone, Bruguer/AkzoNobel, Jotun, Behr, Sherwin-Williams o Benjamin Moore— presentan un tono protagonista que sintetiza lo que está ocurriendo en el mundo y lo que necesitamos sentir en nuestros espacios.

El hogar se ha transformado en un refugio emocional y funcional: lugar de descanso, trabajo, introspección, convivencia y cuidado. Y en ese contexto, el color deja de ser un elemento decorativo para convertirse en un recurso de bienestar. La elección del Color del Año no pretende imponer un estilo, sino ofrecer una forma de interpretar nuestras necesidades emocionales contemporáneas a través de un lenguaje visual universal.

En este artículo, exploramos qué significa realmente el Color del Año, cómo se elige, por qué influye tanto en la decoración y qué revela sobre nuestra cultura.

Espacio decorado con colores azul, amarillo y rojo, brindando un ambiente dinámico y estimulante que invita al aprendizaje y la creatividad
Color del año 2025

Qué es realmente el “Color del Año” y por qué importa

El Color del Año se ha convertido en una especie de ritual contemporáneo. Cada otoño, mientras las marcas revelan sus paletas para la temporada siguiente, aparece ese tono protagonista que parece condensar el estado de ánimo del momento. No es solo una moda ni un truco de marketing: es una lectura del clima emocional y cultural en el que vivimos.

Detrás de esa elección no hay una simple votación interna ni una ocurrencia aislada. Hay equipos que analizan cómo cambia nuestra manera de vivir, qué nos preocupa, qué buscamos cuando pensamos en hogar y qué tipo de belleza necesitamos para equilibrar el ruido del mundo. Se estudian cambios en nuestros hábitos (teletrabajo, necesidad de descanso, salud mental), se observan movimientos sociales, se revisan las colecciones de moda, arquitectura e interiorismo y se cruzan todos esos datos con lo que sabemos sobre psicología del color y bienestar.

Por eso, cuando una firma anuncia su Color del Año, en realidad está respondiendo a una pregunta muy sencilla, pero profunda: ¿qué necesita la gente ahora mismo para sentirse un poco mejor en su día a día?

En algunos momentos la respuesta ha sido un tono optimista y luminoso, casi eufórico. En otros, colores más silenciosos, orgánicos, que buscan calma y arraigo. En esta etapa concreta, marcada por la hiperconexión, la sobrecarga de estímulos y la necesidad de bajar revoluciones, no es casual que muchas investigaciones estén convergiendo en gamas que aportan serenidad, claridad mental y cierto efecto “bálsamo”.

También es interesante observar cómo, aunque cada marca trabaja de forma independiente, muchas veces las elecciones se parecen. Una apuesta compartida por los azules atmosféricos, por los verdes suaves, por los neutros cálidos… No hay conspiración cromática: hay una lectura común del momento histórico. Distintas compañías, con metodologías similares, llegan a conclusiones muy parecidas sobre lo que nos hace falta.

Interior de un salón con decoración con el color del año 2024 peach melocotón
Color del año 2024 por Pantone Peach Melocotón

Ese es uno de los motivos por los que el Color del Año ha dejado de ser un detalle anecdótico y ha ganado peso como indicador de tendencia. Influye en las paletas que veremos en muebles, textiles, pintura, piezas decorativas y espacios contract; impregna campañas publicitarias, proyectos residenciales y hoteles; y, de forma más silenciosa, acaba entrando en casa en forma de pared pintada, sofá, ropa de cama o pequeños objetos que terminan marcando la atmósfera de una estancia.

En el fondo, más allá del marketing, lo que propone el Color del Año es una idea sencilla: usar el color como herramienta de bienestar. No se trata de seguir una norma, sino de aprovechar el trabajo de investigación que hay detrás para preguntarnos qué tipo de energía queremos que tenga nuestra casa y qué gama puede ayudarnos a equilibrar lo que vivimos fuera.

Un tono que nos calma, que nos activa, que nos reconecta con lo natural o que nos invita a jugar puede ser mucho más que una tendencia: puede convertirse en un aliado silencioso de nuestro día a día.

Cómo se elige realmente el Color del Año

Elegir el Color del Año es una decisión que va mucho más allá de una tendencia estética. Aunque desde fuera pueda parecer un juego creativo —muestras de pintura, moodboards, macrotendencias visuales—, detrás existe una investigación profunda que combina sociología, diseño, psicología, neuroestética y análisis global del comportamiento humano.

Las marcas que definen estos colores trabajan durante meses siguiendo un método muy similar: observar cómo vivimos, qué necesitamos emocionalmente y qué tipo de belleza ayuda a equilibrar el momento cultural. Los equipos analizan cambios en la vida doméstica, en el teletrabajo, en la forma en que gestionamos el descanso, la desconexión digital o la búsqueda de calma en un mundo hiperestimulado. También estudian qué materiales emergen en arquitectura e interiorismo, qué colores prosperan en moda, qué texturas empiezan a dominar las nuevas colecciones y hacia dónde se mueven las artes visuales.

A esa lectura estética se suma otra más silenciosa pero esencial: la del contexto social y cultural. Cómo afectan las crisis globales, la transformación tecnológica, el auge de la inteligencia artificial, la sensibilidad hacia la sostenibilidad o el regreso al bienestar emocional; cómo cambia nuestra manera de habitar espacios compartidos; cómo se redefine aquello que asociamos con la idea de hogar.

color del año 2019
Color del Año 2019 Pantone Living Coral

Y un tercer pilar fundamenta estas decisiones: la evidencia neurocientífica. La psicología del color, la neuroestética y los estudios sobre percepción humana llevan años demostrando que ciertos tonos pueden influir en la activación cerebral, la regulación emocional, el estrés, la concentración o la sensación de calma. Por eso el Color del Año no es un mero capricho cromático; es una herramienta de bienestar cotidiana envuelta en forma de tendencia.

Cuando una marca anuncia su Color del Año, lo que está presentando no es solo un pigmento. Está revelando una lectura contemporánea del mundo: qué emoción necesitamos, qué atmósfera buscamos en casa, qué tipo de energía colectiva marca el inicio de una nueva etapa. Y es muy revelador observar cómo, aunque cada empresa trabaja de manera independiente, muchas llegan a conclusiones similares. No es coincidencia: todas están capturando el mismo clima emocional.

Por qué diferentes marcas coinciden en colores parecidos cada año

No es extraño que dos o más firmas elijan tonalidades cercanas en la misma temporada. A veces son neutros cálidos que evocan calma. Otras, verdes suaves vinculados al bienestar natural. Este año, muchas miradas convergen en el azul: un color que representa serenidad, claridad mental, equilibrio y un refugio frente al ruido.

Cuando los colores del año “se repiten”, lo que realmente ocurre es que el mundo está pidiendo lo mismo. La saturación digital, la velocidad, la hiperproductividad y el cansancio colectivo reclaman tonos que aporten descanso visual, orden interior y un respiro emocional. Las empresas no copian unas a otras: llegan, inevitablemente, a la misma conclusión, porque analizan la misma realidad.

El Color del Año se convierte así en una herramienta sociológica apasionante: cada nuevo tono cuenta algo sobre quienes somos y lo que sentimos en ese momento histórico.

El impacto real del Color del Año en el hogar y en la industria

A menudo se critica el Color del Año como una estrategia de marketing, pero lo cierto es que su influencia es tangible. Interioristas, arquitectos, marcas de pintura, empresas de mobiliario y diseñadores gráficos lo adoptan como referencia para orientar nuevas colecciones, desarrollar paletas complementarias o crear ambientes sensoriales coherentes con ese “estado emocional de época”.

En el hogar, su impacto es aún más íntimo. El Color del Año funciona como una brújula emocional para quienes quieren actualizar su casa sin transformaciones drásticas. Un tono puede aportar calma, energía, enfoque o calidez, y muchas personas lo utilizan de forma intuitiva para acompasar la estética de sus espacios a su propia etapa vital.

En definitiva, el Color del Año no es simplemente un color: es una interpretación del mundo que nos rodea y una invitación a repensar cómo queremos sentirnos en el lugar donde más tiempo pasamos: nuestra casa.


Pantone y su Color del Año 2026: el susurro luminoso de Cloud Dancer

Si hay un color capaz de redefinir cómo queremos vivir en 2026, ese es Cloud Dancer. El nuevo Pantone Color of the Year, un blanco etéreo y profundamente emocional, se presenta como un gesto de claridad en un mundo saturado. Una elección que no solo marca tendencia: explica una necesidad colectiva. La necesidad de respirar, simplificar y empezar de nuevo. Y precisamente por eso es uno de los colores más influyentes del año.

Cada diciembre, Pantone no escoge un color de forma caprichosa: propone una interpretación cultural del momento. Para 2026, esa lectura se materializa en PANTONE 11-4201 Cloud Dancer, un blanco ondulante que funciona como pausa, como lienzo mental, como superficie donde la creatividad encuentra espacio. Pantone lo describe como un tono que calma la mente, fomenta la concentración profunda y abre la puerta a nuevas ideas. Y es fácil entender por qué: Cloud Dancer representa la búsqueda global de serenidad, una tendencia que también analizamos en nuestro artículo sobre diseño sensorial y bienestar emocional.

Descubre cuál es el Color del Año y cómo puede cambiar la energía de tu hogar

En interiorismo, este blanco no es un neutro cualquiera; es un color estructural capaz de armonizar con cualquier paleta, ordenar visualmente espacios y aportar un tipo de luz que se siente más emocional que física. En moda y belleza, transmite limpieza sofisticada, minimalismo cálido y modernidad sin esfuerzo. En diseño de producto, actúa como base que permite que otros colores destaquen sin estridencias. Y en el hogar —el lugar donde realmente importa— Cloud Dancer se convierte en un purificador visual: amplía, tranquiliza y aporta una sensación de “aire limpio” que pocas tonalidades logran.


Cómo Cloud Dancer se aplica en diseño, moda y espacios contemporáneos

Pero lo más interesante no es cómo se ve, sino cómo se usa. La elección viene acompañada de colaboraciones globales con marcas como Motorola, PLAY-DOH, Post-it®, Command™, Pura o Mandarin Oriental, que reinterpretan este blanco desde diferentes disciplinas: tecnología, creatividad táctil, fragancias inteligentes, diseño emocional y experiencias sensoriales en hoteles de lujo. Ese ecosistema creativo es lo que convierte a Cloud Dancer en un color verdaderamente transversal: un tono que inspira, no solo decora.

¿Un blanco como Color del Año Pantone 2026? Así Cloud Dancer redefine la decoración (y lo entenderás al verlo)
Descubre cuál es el Color del Año y cómo puede cambiar la energía de tu hogar

En interiores, funciona especialmente bien en cocinas luminosas, baños spa, dormitorios minimalistas o espacios donde se busca claridad visual y calma. Su capacidad para suavizar volúmenes, iluminar texturas y ordenar la composición de una estancia lo convierte en uno de los blancos más versátiles del último lustro. Es un blanco que respira, que deja espacio, que invita a bajar el ritmo.

Cloud Dancer no es ausencia: es posibilidad. No es vacío: es reinicio. No es silencio: es enfoque. Una tonalidad que expresa exactamente lo que 2026 parece pedirnos: volvamos a lo esencial para poder crear algo nuevo.

Bruguer y su Color del Año 2026: el ritmo emocional del azul

El azul como necesidad emocional y cultural

Cada año, el Color del Año de Bruguer interpreta el espíritu del momento a través del color. Pero en 2026 la marca no solo presenta un tono protagonista: construye un lenguaje emocional completo. Bajo el concepto “Crea tu propio ritmo”, Bruguer revela una familia cromática que conecta tres formas de habitar la calma contemporánea: Slow, Flow y Free. Las tres giran en torno al Ritmo de los Azules, una paleta que entiende el color como herramienta terapéutica, sensorial y profundamente personal.

En un tiempo marcado por el exceso de estímulos, la presencia constante de pantallas y la sensación de que todo ocurre demasiado rápido, el color se transforma en refugio. Bruguer detecta, como pocas marcas logran hacer, que la necesidad estética de esta década no es decorar más, sino sentir mejor. Por eso su propuesta para 2026 no es un color “de moda”, sino una invitación a recuperar calma y autenticidad en el espacio donde más importa: la casa.

Estantería azul en acabado Slow con decoración cerámica y luz natural, inspiración para interiores calmados 2026

El azul como brújula emocional

El azul es, objetivamente, uno de los colores más estudiados del mundo. Se asocia con tranquilidad desde la antigüedad, pero también con claridad mental, frescura y equilibrio.

Sin embargo, en los últimos años, su relevancia ha dejado de ser simbólica para entrar en el terreno de la neuroestética, una disciplina que investiga cómo el arte y el entorno modifican las emociones, el comportamiento y la manera en que nuestro cerebro procesa la realidad.

Diversos estudios —como los de la doctora Nancy Etcoff (Harvard Medical School) o los del profesor Semir Zeki (University College London)— han demostrado que determinados tonos activan zonas cerebrales relacionadas con el bienestar y la sensación de recompensa. El azul, especialmente en gamas suaves o atmosféricas, es uno de los colores que más consistentemente produce respuestas positivas: baja el ritmo cardíaco, reduce la presión arterial, calma la respiración y disminuye la carga cognitiva.

El trabajo del colorista Faber Birren ya apuntaba esta idea en el siglo XX, pero en los últimos años investigaciones recogidas por medios como BBC Future Planet han ido un paso más allá: pasar tiempo en entornos azules —naturales o creados— puede disminuir los niveles de estrés, ansiedad y riesgo cardiovascular. No es un efecto simbólico; es biológico.

En un contexto global dominado por la hiperconexión y la fatiga digital, Bruguer detecta que este tono no solo es agradable: es necesario. Por eso lo convierte en el eje de su propuesta para 2026.

Una paleta en tres ritmos: Slow, Flow y Free

Bruguer articula su Color del Año a través de tres tonalidades que funcionan como “estados emocionales del hogar”. No se trata de elegir una sobre otra, sino de permitir que la casa respire a través de diferentes compases, igual que lo hace nuestra vida.

Tarros de pintura en tonos azul profundo, azul cobalto y azul grisáceo — paleta Bruguer Color del Año 2026


Azul Slow — El azul profundo que invita a bajar pulsaciones

El tono Slow es introspectivo, sereno, casi meditativo. Tiene la profundidad de un azul nocturno y la calma de un espacio contemplativo. Está pensado para habitaciones donde buscamos silencio interior: dormitorios que abrazan, despachos que favorecen la concentración, rincones de lectura que exigen pausa. Su cualidad más poderosa es su capacidad para “apagar el ruido” sin oscurecer el espacio.

Slow responde a la tendencia creciente del diseño restaurativo, una corriente que entiende los interiores como lugares para sanar del ritmo frenético exterior. Es un azul que abraza.

Estantería azul slow marino con cerámicas y decoración mientras una mujer organiza los objetos


Azul Flow — El azul claro que respira luz

Flow es el punto intermedio entre la calma y la conexión. Un azul abierto, luminoso, con una cualidad aérea que expande visualmente cualquier estancia. Tiene algo del cielo en pleno día, algo del agua que se mueve suavemente, algo de los interiores nórdicos sin renunciar al alma mediterránea.

Flow funciona en salones, cocinas abiertas, comedores familiares y espacios sociales. Es ideal para hogares que buscan equilibrio: ni demasiado energéticos ni excesivamente introspectivos. Representa ese instante en el que todo fluye sin esfuerzo.

Cocina moderna en azul Flow con luz natural y acabados cálidos, combinación ideal para espacios conectados.


Azul Free — Un azul vibrante para quienes viven el color como expresión

El azul Free es la chispa. Tiene un punto atrevido, vitalista, casi juguetón, sin caer en el estridencia. Es un tono magnífico para quienes entienden el color como forma de expresión personal, y para espacios donde queremos potenciar creatividad y energía: estudios, habitaciones juveniles, zonas de trabajo creativo.

Free encarna el deseo contemporáneo de recuperar nuestra capacidad de juego y movimiento. Es el color del cambio, de la flexibilidad y de la libertad emocional.

Cocina contemporánea decorada en azul Free y amarillo suave, con isla moderna y ambiente luminoso y juvenil.

Vivir estos tres tonos como una familia permite crear ambientes coherentes, pero llenos de matices. No se trata solo de aplicar color, sino de crear ritmos internos, microclimas que acompañen las distintas escenas de la vida cotidiana.

Una paleta que no impone nada: acompaña

Lo más interesante de la propuesta de Bruguer para 2026 no es la gama cromática en sí, sino la filosofía que la sostiene. En un momento en el que muchos colores del año parecen competir por ser “el protagonista absoluto”, esta marca hace algo distinto: invita a convivir con varios ritmos al mismo tiempo.

Slow, Flow y Free pueden combinarse entre sí o funcionar por separado, mezclarse con tonos tierra, apoyarse en neutros cálidos o contrastar con blancos cremosos. Su versatilidad crea espacios significativos, ricos y, sobre todo, profundamente personales.

En lugar de dictar tendencias agresivas, Bruguer propone una nueva manera de mirar el hogar: como un refugio emocional, un laboratorio de bienestar y un escenario donde cada persona ajusta el ritmo a su propia vida.

Por qué este azul puede marcar los interiores del próximo año

No es casual que los azules vuelvan a ocupar el centro de la conversación estética. La necesidad de calma es universal, pero también lo es la necesidad de claridad, de orden visual y de entornos que reduzcan la sobreestimulación. Las paletas azules de 2026 responden a ese clima emocional y, al mismo tiempo, se integran fácilmente en tendencias globales que llevan años consolidándose:

el auge de los espacios híbridos, la iluminación emocional, las fibras naturales, la decoración sensorial y el diseño restaurativo.

El Ritmo de los Azules de Bruguer no solo refleja este momento; lo interpreta de manera accesible, elegante y emocional. Y ese equilibrio —tan difícil de lograr— es lo que hace que este Color del Año tenga potencial para convertirse en uno de los más relevantes de la década.

Una tendencia que trasciende el color

Lo que realmente distingue esta propuesta es que no se queda en una cuestión estética. Integra ciencia, emoción, comportamiento humano, diseño evolutivo y bienestar. No es solo pintura: es una forma de entender cómo queremos vivir.

A partir de aquí, el artículo seguirá fluyendo hacia los siguientes bloques (donde abordaremos: aplicaciones reales en el hogar, comparativa histórica, cómo influyen en interiorismo, qué significa para el diseño español, etc.), manteniendo esta línea editorial.

Cómo aplicar el Color del Año en tu hogar: una guía sensorial y contemporánea

La elección de un Color del Año no es una teoría abstracta ni un concepto pensado únicamente para estudios de diseño: tiene un impacto real en la forma en que habitamos los espacios. Una vez que una marca como Bruguer define la dirección emocional del color para un nuevo ciclo, comienza lo verdaderamente interesante: ver cómo ese lenguaje cromático transforma la vida diaria.

El azul, en sus tres ritmos —Slow, Flow y Free— tiene una ventaja que pocos colores poseen: su capacidad para moldearse al estilo del hogar sin invadirlo. Es un color que acompaña, que suaviza y que, cuando se necesita, activa. Por eso se ha convertido en una de las paletas más versátiles de los últimos años.

Aplicarlo no requiere grandes transformaciones; de hecho, la tendencia más contemporánea apunta justo a lo contrario: pequeñas intervenciones conscientes que cambian la atmósfera del espacio sin necesidad de reformarlo por completo.

El poder atmosférico del azul en las paredes

Pintar es el gesto de interiorismo más accesible y, al mismo tiempo, uno de los más impactantes. El azul Slow, por ejemplo, funciona como una cortina emocional: baja la luz, recoge la estancia e invita al silencio. Es perfecto para dormitorios o espacios donde la mente necesita reposo, porque envuelve la habitación en una sensación de recogimiento muy difícil de conseguir con otros recursos.

Flow, en cambio, tiene el efecto contrario: expande. Abre la luz, airea visualmente la habitación y aporta una suavidad que recuerda al cielo después de la lluvia. Es ese tipo de azul que hace que un espacio parezca más amplio y respirable, ideal para ambientes donde se comparte la vida cotidiana. Free, por su parte, aporta una vitalidad controlada, un toque creativo capaz de revitalizar una estancia sin saturarla, perfecto para rincones donde queremos que la energía suba un poco sin perder equilibrio.

Una misma estancia puede cambiar radicalmente dependiendo del “ritmo” que elijas. El azul, a diferencia de otros tonos, no impone una estética cerrada: construye una atmósfera. Es más un clima emocional que un simple color.

Cómo se combinan los azules con materiales y texturas actuales

Los azules de 2026 tienen una capacidad extraordinaria para convivir con las tendencias materiales más relevantes del momento. Funcionan especialmente bien con maderas naturales —como roble, nogal o fresno—, con fibras vegetales tipo lino, yute o algodón lavado, con cerámicas artesanales de esmaltes irregulares, con superficies mate que suavizan la luz y con piedras cálidas como la caliza o la arenisca. Todo ese universo táctil, basado en materiales honestos, encuentra en el azul un aliado que ordena, calma y amplifica la sensación de confort.

Los interiores contemporáneos buscan hogares más sensoriales y auténticos, donde la textura sea tan importante como el color. Por eso esta paleta conecta tan bien con la estética actual: la equilibra, la calma y la hace más habitable. Flow, por ejemplo, se entiende de maravilla con textiles naturales y cerámicas mediterráneas, creando espacios ligeros pero acogedores. Slow pide materiales más densos: mantas gruesas, alfombras de lana, madera oscura, elementos que refuercen la sensación de refugio. Free, en cambio, se vuelve más expresivo junto a superficies blancas, metal cepillado o muebles de líneas minimalistas, donde su energía puede destacar sin ruido visual.

El azul se convierte así en un catalizador que articula el conjunto, no en un protagonista absoluto que eclipse el resto.

Pequeñas intervenciones que cambian la energía de un espacio

No es necesario pintar una habitación completa para sumarse a la tendencia del Ritmo de los Azules. De hecho, una de las claves del interiorismo contemporáneo es la intervención estratégica, casi quirúrgica. Una única pared en tono Slow puede estabilizar un dormitorio y transformarlo en un espacio de descanso profundo; un zócalo en Flow es suficiente para iluminar visualmente un pasillo estrecho y hacerlo más amable; una pieza protagonista en Free —una lámpara, una butaca, un cuadro— puede energizar un salón neutro sin necesidad de mover un solo tabique.

También los textiles juegan un papel fundamental: cojines, mantas, cortinas o ropa de cama en varios tonos de azul pueden “orquestar” la habitación, creando un paisaje cromático coherente que modifica la atmósfera sin saturarla. Esta sutileza es exactamente lo que convierte al Color del Año en una herramienta emocional más que en una simple tendencia decorativa: no obliga a grandes reformas, pero sí invita a tomar decisiones conscientes sobre cómo queremos que se sienta cada espacio.

Cómo cambia la percepción del espacio cuando trabajas con azules

El azul tiene una cualidad fascinante: modifica la percepción del espacio casi sin que nos demos cuenta. Un salón pequeño puede parecer más grande cuando se trabaja con Flow, porque la luz se percibe más abierta y el ojo recorre la estancia con menos esfuerzo. Un espacio muy luminoso puede volverse más íntimo si se introduce Slow en paredes estratégicas, equilibrando la claridad con una sensación de recogimiento. Una habitación sin personalidad puede transformarse por completo con un toque de Free, que aporta carácter y dinamismo donde antes solo había neutralidad.

En estancias polivalentes —ese gran desafío contemporáneo donde se trabaja, se descansa, se convive y se crea en un mismo lugar— el azul se vuelve especialmente valioso. Esta paleta permite separar ambientes sin necesidad de tabiques: una zona en Slow puede marcar el área de descanso, mientras que un rincón en Free señala el espacio creativo y Flow puede organizar las áreas comunes donde todo se mezcla. De este modo, el color ayuda a regular energías según la zona y el momento del día. Cada azul no cambia solo lo que se ve, sino también cómo se siente la habitación.

El azul y la salud emocional: del diseño restaurativo al bienestar cotidiano

Una de las razones por las que esta paleta destaca tanto es su vínculo directo con el bienestar. La neuroestética lleva años demostrando que el color tiene un impacto fisiológico real, y el azul es uno de los tonos mejor posicionados en esa conversación. Los espacios azules —según estudios recogidos por BBC Future y distintos centros de neurociencia aplicada— pueden reducir los niveles de cortisol, favorecer la regulación del sistema nervioso y mejorar la atención sostenida. No se trata solo de “sensaciones”: son respuestas medibles del organismo ante determinados estímulos cromáticos.

No es casualidad que cada vez más hospitales, escuelas, centros de yoga, spas y hoteles de lujo apuesten por gamas azules en muchas de sus estancias. El color se convierte en un recurso silencioso que acompaña procesos de descanso, recuperación o concentración. Bruguer no solo propone un color bonito para 2026: propone una forma de diseñar para sentir mejor. Esa es una de las grandes claves que diferencian esta elección cromática de un enfoque puramente comercial. El Ritmo de los Azules se enmarca dentro de una corriente de diseño restaurativo que entiende el hogar como un espacio activo de cuidado emocional.

Dónde funciona mejor cada uno de los tres ritmos del azul

Aunque las reglas están para romperse, algunas orientaciones ayudan a entender el potencial de cada tono dentro de la casa. Slow funciona especialmente bien en dormitorios, bibliotecas domésticas, despachos, salas de descanso o baños tipo spa, es decir, en todos aquellos lugares donde el cuerpo y la mente necesitan bajar pulsaciones y recuperar silencio interior. Flow se siente en su elemento en salones, comedores, cocinas abiertas, pasillos y zonas de paso o habitaciones familiares, espacios donde la vida se comparte y el equilibrio entre calma y actividad es fundamental.

Free, por su parte, luce con toda su fuerza en estudios creativos, espacios juveniles, rincones de trabajo dinámicos, salas de juegos o zonas con iluminación natural generosa, donde su energía puede expandirse sin saturar. Al combinar estos tres ritmos dentro de un mismo hogar, es posible componer una especie de partitura doméstica donde cada estancia responde a un momento distinto de la vida cotidiana. Ese enfoque narrativo —que trata la casa como un organismo vivo y emocional— es uno de los movimientos más potentes del diseño actual.

Estantería azul en acabado Slow con decoración cerámica y luz natural, inspiración para interiores calmados 2026

Archivo histórico: cómo han evolucionado los Colores del Año

Detrás de cada Color del Año hay una fotografía emocional del momento en que fue elegido. Las paletas cambian, las sensibilidades se transforman y las marcas interpretan el pulso social de formas distintas, pero todas dejan un rastro que permite entender hacia dónde se ha movido el diseño en los últimos años.

Este archivo no es simplemente un listado de colores: es un diario cromático de la última década. Una memoria de cómo hemos habitado nuestras casas, qué hemos necesitado emocionalmente y cómo las transformaciones sociales —la pandemia, el auge del teletrabajo, la búsqueda de calma, la explosión de lo sensorial, la creciente atención al bienestar— se han traducido en paredes, muebles y atmósferas.

Preguntas frecuentes sobre el Color del Año

¿Qué significa exactamente “Color del Año”?

Aunque parezca simplemente una tendencia cromática, el Color del Año es una lectura estética del momento cultural en que vivimos. No se elige un tono al azar: se estudian movimientos sociales, transformaciones en el estilo de vida, avances en psicología del color y señales estéticas globales. El color seleccionado resume un clima emocional colectivo: aquello que las personas necesitan sentir en sus hogares.

¿Quién decide cuál es el Color del Año?

No existe una única autoridad. Diferentes marcas —Pantone, Bruguer/AkzoNobel, Behr, Sherwin-Williams, Benjamin Moore, Jotun, entre otras— realizan sus propias investigaciones con equipos que incluyen diseñadores, sociólogos, psicólogos del color, expertos en comportamiento, especialistas en neuroestética y consultores culturales. Cada marca publica su elección y todas juntas dibujan el mapa cromático del año.

¿Por qué las marcas eligen colores distintos cada año?

Porque cada una interpreta el mundo desde una sensibilidad específica. No trabajan copiándose: trabajan observando los mismos cambios globales (salud mental, sostenibilidad, digitalización, emociones humanas, nuevas formas de vivir el hogar). Por eso suele ocurrir algo interesante: aunque las marcas no se hablen entre sí, sus paletas terminan coincidiendo en un mismo espíritu.

¿El Color del Año influye realmente en decoración y diseño?

Sí, y más de lo que parece. Muchas colecciones de mobiliario, textiles, iluminación, pintura y accesorios se alinean con las paletas del año. Los estudios de interiorismo lo incorporan como referencia, los showrooms lo aplican, y las imágenes que circulan en redes y revistas ayudan a consolidarlo. Incluso los colores que más venden en las tiendas suelen relacionarse con ese tono anual.

¿Tiene beneficios emocionales elegir el Color del Año para mi casa?

Depende del color y de tu momento vital. Algunos colores —como los azules calmados, los verdes restaurativos o los neutros cálidos— están respaldados por estudios de neuroestética que relacionan ciertos tonos con reducción del estrés, mayor claridad mental o sensación de equilibrio. No es magia: son respuestas del cerebro a estímulos cromáticos.

¿Debo pintar toda mi casa del Color del Año?

No. El objetivo no es seguir la tendencia literalmente, sino interpretarla. Puedes integrar estas gamas a través de una pared, textiles, arte, lámparas, una pieza de mobiliario o detalles que aporten atmósfera. El color del año es una inspiración, no una obligación estilística.

¿Qué pasa si no gusta el Color del Año?

Nada. Un hogar debe mostrar tu identidad, no una tendencia. El Color del Año funciona como guía emocional de su época, pero no pretende que todos decoren igual. Si un tono no encaja contigo, hay otras gamas que pueden aportar las mismas sensaciones (calma, energía, conexión, frescura) sin utilizar ese color concreto. Elige la emoción, no la moda.

¿Por qué casi siempre aparecen azules, verdes o neutros?

Porque son los colores que mejor responden a las necesidades emocionales contemporáneas: descanso, equilibrio, conexión con la naturaleza, regulación del estrés. Además, la saturación digital, la inmediatez informativa y la búsqueda de bienestar en casa han hecho que el interiorismo gire hacia tonos restaurativos. Las marcas lo detectan año tras año.

¿Cómo puedo combinar el Color del Año con mi decoración actual?

La clave está en la armonía. Cada color viene con una paleta auxiliar diseñada para integrarse fácilmente en distintos estilos: nórdico, mediterráneo, contemporáneo, japandi, wabi-sabi o ecléctico. Puedes usarlo como acento, como neutro alternativo o como fondo suave. En interiores, lo más interesante es jugar con luz + textura + color, no solo con pintura.

¿El Color del Año es sostenible?

El color es una elección estética, pero muchas marcas incluyen este concepto dentro de un marco más amplio: materiales regenerativos, pinturas con menor impacto ambiental, procesos menos contaminantes o colecciones alineadas con nuevas regulaciones ecológicas. La sostenibilidad ya no es un añadido, sino un criterio intrínseco.

¿Qué diferencia hay entre el Color del Año de Pantone y el de otras marcas?

Pantone suele ofrecer una aproximación más cultural y mediática; las marcas de pintura como Bruguer, Sherwin-Williams o Behr trabajan con el color aplicado al hogar y al bienestar. En interiorismo y arquitectura, suele tener más relevancia práctica el color elegido por las marcas de pintura, porque sus paletas están pensadas para integrarse en espacios reales.

¿Qué hago si diferentes marcas eligen colores muy distintos?

Observa qué emoción hay detrás de cada elección. Cada color se propone como respuesta a una necesidad: calma, creatividad, conexión, vitalidad, orden, equilibrio… Una vez detectes qué emoción resuena más contigo, elige dentro de esa familia cromática. El objetivo no es seguir modas, sino crear un hogar que te sostenga.

Bibliografía y fuentes consultadas

La selección de fuentes que acompaña este artículo reúne estudios de neuroestética, informes de tendencias globales del color, investigaciones sobre bienestar ambiental y datos elaborados por marcas que lideran el análisis cromático a nivel internacional. No es un listado enciclopédico, sino una guía curada de referencias que ayudan a entender por qué los colores del año tienen un impacto tan profundo en interiorismo, psicología y estilo de vida.

AkzoNobel – ColourFutures™ 2026.

Informe global anual elaborado por el Global Aesthetic Center, donde se analizan los cambios socioculturales y estéticos que determinan las paletas cromáticas de cada año. Fuente primaria para entender el proceso de investigación detrás del Color del Año de Bruguer.

Pantone Color Institute – Pantone Color of the Year.

Análisis cultural y tendencias visuales que influyen en sectores como diseño gráfico, moda y branding. Aunque ofrece una perspectiva distinta a la de las marcas de pintura, contribuye a contextualizar el clima estético global.

Semir Zeki, University College London – Estudios de neuroestética.

Investigación que demuestra cómo el cerebro responde al color, la belleza y la armonía visual a través de la activación de los centros de placer.

Nancy Etcoff, Harvard Medical School – Investigaciones sobre emoción y percepción estética.

Estudios sobre cómo la belleza y los estímulos visuales influyen en la emoción, la motivación y el bienestar.

Faber Birren – “Color Psychology and Color Therapy” (1950).

Obra pionera que explora cómo diferentes tonalidades afectan a la mente y al cuerpo. Especialmente relevante para la comprensión histórica del papel del azul como color regulador.

BBC Future Planet (2022) – Reportajes sobre color, salud ambiental y bienestar.

Análisis contemporáneos sobre cómo el entorno cromático afecta al estrés, la ansiedad y la salud cardiovascular.

American Society of Interior Designers (ASID) – Informes sobre tendencias en interiorismo y bienestar.

Datos recientes que relacionan color, materiales, luz y calidad del ambiente interior con bienestar emocional.

Journals de neurociencia aplicada al entorno:

  • Frontiers in Psychology – Artículos sobre percepción ambiental y regulación emocional.
  • Journal of Environmental Psychology – Investigaciones sobre cómo los espacios influyen en conducta y estado de ánimo.
  • Neuroaesthetics Journal – Estudios emergentes sobre belleza, color y funcionamiento cerebral.

Tendencias en diseño y materiales (AIDI MME, AITEX, ITC).

Fuentes utilizadas para contextualizar la relación entre color, materiales naturales, fibras técnicas y diseño sostenible.

Bruguer España – Documentación oficial sobre el Color del Año 2026.

Notas de prensa y declaraciones de su equipo creativo, que sirven para entender el enfoque emocional de la marca.

Estas fuentes se utilizan para detectar repeticiones estilísticas y confirmar las tendencias globales que influyen en la elección cromática de cada año.

Tags: color año pantonecolor del añotendencias color
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Laura Alejandro

Laura Alejandro

Periodista amante de las nuevas tecnologías y, sobre todo, de la comunicación en Internet. Creativa con alma de artista, fundadora de diferentes proyectos online entre los que se encuentran moovemag.com y vintagecomunicacion.com

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