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El fotógrafo holandés Erwin Olaf es uno de los grandes genios de la fotografía actual, en sus fotografías retrata sentimientos como el dolor, la frivolidad y el consumismo de la sociedad o actual, o las inseguridades, desde un punto de vista irónico y humorístico (a veces incluso perturbador) que no deja indiferente a nadie
La obra de este fotógrafo, que reside y trabaja en Ámsterdam, se encuentra en un punto intermedio entre el fotoperiodismo y la fotografía de estudio, con una muy escasa utilización del retoque fotográfico, que compensa con una cuidada escenografía que parece mezclar ficción y realidad.
Las obras más destacadas de Erwin Olaf se encuentran dentro del sector de la fotografía publicitaria, habiendo trabajado para algunas de las marcas con mayor relevancia internacional como son Levi’s, Nokia o Microsoft, pero siempre desde una posición rompedora, provocativa y crítica. Entre los temas que más trata Olaf en su obra destacan sobre el resto el excesivo consumismo de la sociedad actual o el aislamiento social.
Este fotógrafo, nacido en 1959 en Hilversum (Países Bajos), consigue transmitir de manera muy nítida las emociones de los protagonistas de sus fotografías. Podemos ver la evolución de su obra, dividida en distintas series, partiendo de su serie «Hope«, publicada en el año 2005, en la cual Erwin Olaf refleja la angustia producida por la espera en sus personajes, recreando el instante inmediatamente anterior a que suceda algo relevante en un ambiente cotidiano, nos invita a pensar en que estarán pensando los distintos personajes, cuales son sus sueños. En esta serie Olaf trata además una de sus preocupaciones más recurrentes, la incomunicación y la soledad en la sociedad actual.
Otra de sus series más aclamadas, y que podremos ver en esta muestra, es la serie «Grief«, presentada en el año 2007. En esta serie, que tiene al dolor como protagonista, se muestra el malestar surgido en la sociedad americana a raíz del asesinato de John F. Kennedy. Olaf se centra en la batalla librada entre el silencio, el dolor desgarrador, y las nociones socialmente construidas de dignidad y aplomo. Las fotografías de esta serie pretenden inmortalizar el pequeño instante después de recibir una mala noticia, pero antes de poder reaccionar.
Entre sus series fotográficas más representativas encontramos también «Keyhole«, una serie presentada en el año 2011, y en la cual Erwin Olaf coloca el ojo del espectador detrás del hueco de una cerradura, invitándole a ver que se esconde tras las puertas, y alimentando la faceta voyeur del espectador. A través de esta serie, Olaf quiere sacar a relucir la vergüenza y los prejuicios del visitante, que se producen al realizar este ejercicio de observación
La fotografías de su serie «Berlin«, realizadas en el año 2012, y realizadas y ambientadas en la ciudad homónima. Usando varios lugares históricos de la capital alemana como telón de fondo, Olaf es capaz de reflejar la decadencia de una ciudad prebélica (ya que la serie está ambientada en los años 20), utilizando a personajes peculiares como mimos, prostitutas, o niños cabalgando sobre jabalíes para componer imágenes en muchos casos perturbadoras. Para ello el artista acompaña las fotografías con videos e instalaciones, que en muchos casos son una reinterpretación en movimiento de las propias fotografías.
También ha realizado obras más conceptuales como la instalación «Le Dernier Cri» (El último grito), realizada por Olaf en el año 2006, y en el cual el fotógrafo pretende hacernos reflexionar sobre la excesiva preocupación por la estética, lo superficial, y el consumismo de nuestra sociedad, realizando un contraste entre objetos decorativos alineados y combinados exquisitamente y el retrato de dos mujeres que han llevado hasta el extremo su gusto por la estética, creando una imagen grotesca de sus cuerpos deformados.
Erwin Olaf estudió periodismo en Utrecht, y dio su primer golpe en la escena artística internacional en el año 1988, tras presentar su serie «Chessmen» en la cual combinaba el fotoperiodismo con la fotografía de estudio, y que el permitió ganar el primer premio en el concurso Young European Photographer, galardón que le permitiría realizar una exposición individual en el Museo Ludwig de Colonia.
Otra de sus series más controvertidas, y que causó un mayor revuelo (dandole un gran reconocimiento internacional, incluso a niveles populares) fue su serie «Fashion victims«, presentada en el año 2000, en la cual a través de una estética erótica, y sadomasoquista, difuminaba los limites entre el sexo y las marcas, creando una mezcla explosiva de desnudos explícitos y bolsas de cartón de las principales tiendas de ropa de lujo.
Para Olaf, el mundo de la fotografía se le quedaba pequeño a la hora de desarrollar su universo onírico, por lo que decidió buscar nuevas herramientas, empezando a trabajar en 1987 en el cine y realizando una gran cantidad de cortometrajes (entre los que se encuentra su aclamado cortometraje «Tadzio«, realizado en 1991) convirtiendo a partir de ese momento la cinematografía en una forma de expresión muy relevante y constante en su producción artística.
Sus obras cinematográficas han sido proyectadas en importantes museos como el Centro Pompidou de París, y en festivales de cine con gran relevancia internacional como son el Festival Internacional de Cine de Ankara (Turquía), el Festival EMAF de Osnabrück (Alemania), el Festival Internacional de Cine Rencontres de París (Francia), el Festival Internacional de Cine de Rotterdam (Paises Bajos) o el Fashion Film Festival de Melbourne (Australia).
Ha trabajado además como ya hemos mencionado para destacadas marcas así como numerosas revistas especializadas en moda como Vogue, recibiendo importantes galardones por su labor dentro de la fotografía publicitaria, como es el Leon de Plata del Festival de Publicidad de Cannes que recibió en el año 1999 por su trabajo para la marca de pantalones vaqueros Diesel.
Pero no solo ha sido galardonado por su carrera como fotógrafo comercial, la prolífica obra de este fotógrafo holandés ha sido premiada con innumerables galardones como el de Fótografo del año en los Internacional Colour Awards del año 2006, o el galardón Lucie de Estados Unidos por los logros llevados a cabo por Olaf en el campo de la fotografía que le fue otorgado en el año 2008, o el prestigioso Premio de las Artes Johannes Vermer de los Países Bajos en el año 2011. Además, dos años más tarde también en Holanda, el diseño de Olaf fue elegido para poner cara a las nuevas monedas de euro holandesas. También se han editado diversos libros y monografías sobre su obra como el publicado por Aperture en el año 2014, en el cual se repasa la producción fotográfica del artista a lo largo de su carrera hasta sus obras más recientes.
Durante todas su carrera como fotógrafo su técnica ha ido evolucionando con el paso de los años. En sus comienzos utilizaba el blanco y negro, para posteriormente utilizar el color y el retoque digital. Finalmente Erwin Olaf definió su estilo característico, dominado por la escasez de retoque fotográfico, la exquisita iluminación, una vuelta a los orígenes fotográficos, y un irrefrenable amor por lo excesivo que nos permiten definir a este autor Danés como un fotógrafo barroco, por el preciosismo y la cuidadísima escenografía de sus fotografías.
Actualmente el CAC de Málaga expone parte de su su obra en una exposición titulada «Celda de emociones«, pero esta muestra no es la primera intervención artística Erwin Olaf en España, quien ya colaboro en el año 2008 con el Teatro de la Laboral de Gijón para recrear en una serie fotográfica la pinturas de artistas españoles como Picasso, Zurbarán o el Greco. Esta serie se constituye por fotografías que reproducen de manera minuciosa las obras originales, incluyendo retratos, bodegones y escenas costumbristas, con un tratamiento de la puesta en escena y el color muy fiel.
Olaf recrea en estas fotografías con un tono íronico y muy sofisticado la vida palaciega que los maestros de la pintura españoles supieron reflejar en sus cuadros, jugando con el claroscuro, y una precisa utilización del color para lograr evocar la atmósfera original de las obras.
Esta serie, así como la composición cuidada y barroca de sus obras, se podría explicar por una confesa frustración como pintor, y un desinterés por la fotografía contemporánea, según podemos extraer de sus propias declaraciones:
“La fotografía moderna no acaba de interesarme y creo que será así hasta que me muera; puede que esté celoso de la pintura, pero no podría pintar”