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En la actualidad se están empezando a notar los efectos del cambio climático, las temperaturas están cambiando, aumentando; hay sequías e inundaciones; las personas nos estamos juntando cada vez más a vivir en las ciudades, es por eso que es importante cuidar los parques de nuestras ciudades.
Por todo esto, en Central Park, que a pesar de que no es el mayor parque de Nueva York posee 843 acres (unos 3’41 km2) y es el más conocido y visitado por residentes y turistas, se ha decidido convertirlo en un Centro de investigación para estudiar el impacto del cambio climático y como poder mitigar sus efectos, esto es debido a que se han unido la Escuela de Medio Ambiente de Yale, Conservación de Áreas Naturales y Central Park Conservancy para crear un laboratorio climático.
No habrá un edificio físico como tal dentro del parque, sino que todo el parque se convertirá en un laboratorio de investigación que ofrecerá herramientas para ayudar a los parques urbanos y amortiguar los efectos de dicho cambio.
Se tiene pensado contratar a una persona exclusivamente para este estudio por la empresa Central Park Conservancy. En el parque existen numerosos sensores de precipitación que obtienen datos desde hace tiempo, pero no se han analizado. Se van a mapear, monitorizar, analizar los cambios climáticos que ocurren en el parque (parámetros como la temperatura, niveles de agua…), para poder comprender como afecta dicho cambio climático a la vida de plantas, de animales y personas que habitan en el parque. Lo más importante es encontrar algo que beneficie a muchas ciudades, teniendo en cuenta que muchos parques no tienen apoyo para su conservación.
Todo este tema ha surgido porque el Foro Económico Mundial ha incidido en la falta de inversión de las ciudades en soluciones basadas en la naturaleza y que la pérdida de la naturaleza y biodiversidad podría poner en riesgo un 44% del Producto Interior Bruto de dichas ciudades.
Los parques urbanos son tan vulnerables al cambio como cualquier área silvestre de nuestros paisajes. Los acontecimientos climáticos severos como temperaturas extremas de calor o frío, lluvias torrenciales, vientos huracanados, ejercen una influencia negativa sobre la vegetación y la vida silvestre de los parques, que es muy importante para la salud de los ciudadanos, y hace muy difícil mantener los parques en condiciones óptimas para todos ellos.
Central Park posee un entorno único para estudiar la adaptación al cambio climático de los parques, porque ha sufrido en los últimos tiempos algunos de los efectos más graves que pueden ocurrir. El pasado año el 1 de septiembre hubo lluvias torrenciales debido al huracán Ida que provocaron inundaciones hasta la fuente Bethesda. También, durante el pasado verano sufrió varias olas de calor extremo, uno de los veranos más calurosos desde que se tienen registros; hay un aumento de la contaminación y de los nutrientes en el agua de escorrentía que provoca un aumento de las algas nocivas. Además, posee diferentes topografías y espacios que hace que los datos que se obtengan puedan extrapolarse a otros parques urbanos.
El objetivo del laboratorio es ayudar a las ciudades frente a los desafíos ambientales, se pretende mejorar el bienestar de los ciudadanos que viven cerca o visitan el parque y que pueda extenderse al resto de parques, no solo de la ciudad de Nueva York, sino también al resto del país.
Un gran porcentaje de la población mundial (aproximadamente el 55%) vive en áreas urbanas y para muchas de esas personas que viven en las ciudades su única relación con la naturaleza la tienen en los parques urbanos. Se trata de comprender como utilizar los espacios verdes urbanos para poder tener un mejor futuro para todos.
Todo esto cuenta con el apoyo del alcalde de Nueva York, Eric Adams, que en un comunicado de prensa dijo “que esta iniciativa es una nueva era en investigación y cooperación que brindará a nuestros profesionales de parques herramientas mejoradas para combatir la crisis climática”.
Según un informe del Foro Económico Mundial publicado por la iniciativa global BiodiverCities 2030 las ciudades tienen espacios para crecer si lo hacen en armonía con la naturaleza. Este informe habla de los espacios verdes urbanos como pueden ser las vías verdes, los parques, techos verdes en los que hay que invertir para que se pueda mejorar el bienestar, disminuir la temperatura, conservar la biodiversidad, almacenar carbono, etc.
En general los políticos no están familiarizados con la idea de aumentar la naturaleza en los entornos ya construidos. Hasta ahora a los parques no se les daba la importancia que realmente tienen, se consideraban espacios agradables en nuestro entorno, pero para evitar los problemas que en un futuro puede ocasionar el cambio climático tendrán que ser considerados infraestructuras imprescindibles dentro de las ciudades como pueden ser las carreteras.
Además, a nivel institucional no hay una unión en cuanto a las recomendaciones de cómo gestionar y proteger los parques urbanos. Se espera que con los hallazgos que se consigan en este estudio se puedan identificar y amortiguar los efectos del cambio climático en los parques urbanos y se puedan adoptar estrategias comunes para paliarlo.