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Cuando escuchamos «Museo del Louvre» pensamos de las mejores colecciones de arte a nivel mundial. Pero si ahondamos en su historia, veremos que el edificio que lo alberga ha tenido una dilatada e interesante historia: ha servido como fortaleza, palacio o museo…
Su historia comienza en el siglo XIII y hasta llegar a lo que hoy conocemos, pasó por sucesivas remodelaciones hasta alcanzar su forma y función actual. Al igual que otros edificios históricos se convirtió en museo, pero en su caso el cambio se gestó progresivamente desde el siglo XVI.
La fortaleza militar del Louvre
En 1204 el Rey Philippe Auguste, de la dinastía de los Capetos, comienza la edificación del Louvre. Lo concibió como una fortaleza adosada a las murallas, que por aquel entonces delimitaban el París de la época. El origen del nombre posiblemente se deba a que en ese mismo lugar se daban cita cazadores para la caza del lobo, que en francés antiguo se denomina «louveterie».
Esta primera edificación era de carácter militar con una gran torre en medio de la plaza fuerte y rodeada de agua. En esta torre, eje central de la construcción, se guardaba el tesoro del reino y el recinto daba cabida, también, a una prisión.
Durante esta primera etapa, el Louvre no fue utilizado como residencia real. Tuvo que esperar un par de siglos para que algún rey posará sus ojos en él y lo fijará como su residencia.
El Castillo del Louvre
A mediados del siglo XIV, la población de París había aumentado considerablemente, de hecho, era la ciudad más poblada de Europa por aquel entonces. Debido a esto, había que realizar una ampliación de las murallas quedando la fortaleza del Louvre dentro de las mismas.
El rey Carlos V se encarga de cambiar el carácter militar de esta fortaleza y, aunque lo convirtió en palacio, no hizo de él su residencia. Se amplia con dos edificios y los torreones se elevan y se adornan con matacanes. En el patio se construye una gran escalera de la mano de Raymon du Temple, adornada con estatuas de los miembros de la familia real.
En esta nueva etapa del Louvre, la más importante adición sería la creación de la «Librarie du Roi» en una de las torres, biblioteca real compuesta de cientos de manuscristos. En este momento comienza la larga relación de este edificio con las artes.
El Louvre reformado por Francisco I y Enrique II
Durante siglos, el Palacio del Louvre no atrajo a ningún monarca para fijar su residencia real, hasta que Francisco I, en el siglo XVI, decide hacer de París el sitio para establecer su corte.
En este momento el palacio pierde definitivamente cualquier vestigio de su carácter militar tirando la gran torre principal y dando pie a la entrada en París de los nuevos estilos vinculados al Renacimiento. En esta reforma del Louvre, podemos ver la impronta de arquitectos italianos en el nuevo diseño.
En este palacio podemos ver como Francisco I hace uso del arte y la arquitectura para reafirmar ante su pueblo su poder. Este tipo de uso de las artes como propaganda del poder del monarca ante sus súbditos abundó durante toda la Edad Moderna.
En 1527 comenzó la reforma y el arquitecto encargado de ello fue Pierre Lescot; el nuevo Palacio del Louvre tendría grandes ventanales y puertas más monumentales, y se derribaría el ala oeste para crear otra nueva.
Esta nueva ala se acabaría durante el reinado de Enrique II y se decoraría de mano del escultor Jean Goujon: esculturas de bulto redondo o altorrelieves que narran escenas de la Antigüedad.
También durante el reinado de Enrique II se construye «La salle des caryatides» en el ala Lescot y decorada con 4 columnas con forma de mujer esculpidas por Goujon, que sustentan una balconada que en su día fue el lugar de la orquesta.
En este mismo siglo, Catalina de Médicis comienza la construcción de las Tullerías enfrente del Louvre, teniendo prevista una futura unión entre ambos palacios por medio de una galería y se comienza el patio denominado Cour Carrée, donde anteriormente se encontraba la Gran Torre o Donjon, en el reinado de Enrique IV, aunque no se finalizará hasta el reinado de Luis XIV. Debajo de la Cour Carrée podemos encontrar los restos del antiguo castillo fortificado y la base del donjon que hoy en día se pueden visitar.
El Louvre en el siglo XVII
Durante este siglo se prolonga el Ala renacentista de Lescot, con el pabellón de L’Horloge y el pabellón Sully. Y de la mano del arquitecto LeVau terminan el derribo de los últimos edificios medievales que rodean la Cour Carrée.
A la par que se da un estilo Clacisista al complejo y se olvida su herencia medieval, también los interiores cambian, siendo ricamente decorados con las temáticas clásicas de la época como por ejemplo la mitología griega o romana.
Se realiza la Galería de Apolo durante el reinado de Luis XIV, el Rey Sol encargó esta suntuosa galería en un sector que se había quemado al pintor LeBrun, con el ciclo iconográfico en ella representado se intenta ensalzar el poder del monarca comparándolo con el dios Apolo y sirvió como ejemplo posterior para la creación de la Sala de los Espejos de Versailles.
Progresivamente, los próximos dos monarcas abandonan el Louvre y se instalan en Versailles. A finales de este siglo se produce la Revolución Francesa, más concretamente en 1789. Este momento histórico marca la futura caída de la monarquía y la proclamación de la República, con lo que los edificios monárquicos comenzarán a ser usados con otros fines.
El Museo del Louvre durante la República, el Imperio, la Restauración y el Segundo Imperio
En el momento en que se produce la Revolución Francesa, los reyes son trasladados del Palacio de Versailles a las Tullerías. Este cambio también se manifiesta en el Louvre, el edificio pierde su función palaciega y, por primera vez, podemos hablar del Museo del Louvre.
El Louvre es ocupado por Académicos, tribunales, artistas y cortesanos; en su Gran Galería se hacen exposiciones permanentes de pintura y escultura abiertas al público durante el fin de semana.
Siguiendo con la ampliación de los fondos del Museo, Napoleón I enriquece el Louvre con todos los expolios realizados en sus conquistas, aunque cuando el Imperio cayó, la mayor parte debieron ser devueltas a sus respectivos países.
También entre el Louvre y las Tullerías construye en conmemoración de sus victorias militares el Arco del Triunfo del Carrusel, su disposición arquitectónica hace que se encuentre perfectamente alineado con el Museo, los Jardines de las Tullerías y, más lejos, se pueda ver el Obelisco de la Plaza de la Concordia y el Arco del Triunfo de los campos Eliseos.
A la caída del Imperio en 1814, el Louvre conserva su función como museo, pese a la reposición de la Monarquía. Sus colecciones siguen siendo ampliadas, y en esta época se crea en sus dependencias el Musée Egyptien, dirigido por Champollion, famoso egiptólogo descifrador del contenido de la Piedra Rosetta.
En la época del Segundo Imperio, Napoleón III decide demoler las dependencias construidas entre el Museo y las Tullerías, y construir dos alas denominadas Richeliu y Denon, donde se situaban sus apartamentos y abre una gran plaza que actualmente conserva el mismo nombre: Cour Napoléon.
Posteriormente, la Comuna de París quemó el Palacio de las Tullerías, quedando tan solo los jardines y ya, en el siglo XX, la arquitectura del Louvre es similar a la actual.
EL Museo del Louvre en el siglo XX, el robo de la Mona Lisa y la Pirámide de Cristal
Con la entrada del siglo XX se produjo un hecho insólito en el Louvre, el robo de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci por VIncenzo Peruggia en 1911. Este robo fue el día de cierre del museo, y sin a penas dificultad, saliendo Peruggia caminando del museo.
Durante dos años La Joconde fue buscada, hasta ser recuperada debido a la detención de Peruggia en 1913. Nunca se supieron los motivos del hurto, pero esto contribuyó a que el cuadro ganara fama internacional.
A lo largo del siglo XX, se producen ampliaciones del museo para dar cabida a más obras de arte, pero el proyecto definitivo llega de la mano del presidente francés Mitterrand que propone el proyecto reconstructivo conocido como el «Grand Louvre», en 1981.
Este proyecto pretendía la reorganización del museo convirtiendo la Cour Napoléon en centro de entrada de visitantes y eje de unión entre las diferentes alas del museo. El arquitecto encargado del proyecto fue Ieoh Ming Pei y el proyecto comenzó en 1986 siendo terminado en 1989, un corto período de tiempo teniendo en cuenta su magnitud.
Se tuvieron en cuenta la calidad de los materiales y el respeto por las construcciones previas. Las obras duraron tan solo 3 años con turnos de obreros trabajando las 24 horas del día.
Para la entrada al museo el arquitecto Ieoh Ming Pei concibió una gran pirámide de cristal e incluye otra pirámide invertida cercana nivel subterráneo sobre el centro comercial del Carrousel, en el que podemos encontrar tiendas y restaurantes, siendo accesible desde el Museo.
Estas pirámides funcionan a modo de tragaluz, aportando luminosidad a los niveles inferiores por los que se accede al museo y con su construcción se evitan las colas monumentales a las puertas del Louvre.
Como toda construcción innovadora, tiene sus detractores al igual que ocurrió con la Torre Eiffel en su época, pero la Pirámide del Louvre va fundiéndose con el tejido urbano de París y se ha convertido también en un elemento turístico por sí solo. El Louvre es un perfecto ejemplo de edificio que se ha sabido a adaptar al tiempo.