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“Gente que ama lo que hace” es una sección en la que colaboramos con Argal desde hace un par de años y con la que nos gusta hablar con personas que se han lanzado hacia proyectos en los que creen y, gracias a los cuales, sienten que siguen un propósito.
En esta ocasión, nos encanta haber descubierto a dos emprendedoras segovianas, las hermanas Clara y Minerva Aceves Luquero, creadoras de Mipoppins, una firma de bolsos (aunque no descartan trabajar en algunos otros objetos) que nació de una necesidad sencilla: encontrar fácilmente los objetos que metemos en los bolsos y de un propósito: realizar un objeto de diseño que no dejara huella medioambiental.
Tras mucha investigación llegaron al producto que buscaban y realmente han logrado algo que no todo el mundo consigue: ofrecer una solución de diseño que resulta útil y se crea a partir de un material orgánico que no daña ni a animales ni a la naturaleza. En esta entrevista os explicamos con más detalle en qué consisten sus creaciones:
Contadnos vuestro proyecto
Minerva: La idea de Mipoppins surgió a raíz del diseño. Nos dimos cuenta de que en los bolsos, como la mayoría de productos que se destinan a un público femenino, tiende a primar la estética sobre la utilidad. A nosotras nos ha pasado muchas veces que llegamos a la puerta de nuestra casa para buscar las llaves en el bolso y no aparecen por ningún lado.
Parecen las llaves de Rodinger: están ahí, pero a la vez no están ahí ¿qué ha pasado ahí? Nadie lo sabe. Esta anécdota fue la que nos hizo pensar bueno ¿y si hacemos unos bolsos diferentes? ¿Bolsos que además de ser bonitos por fuera, lo importante estuviera en su interior y sean prácticos? Y fue ahí donde surgió la idea de Mipoppins, bolsos donde se pudiera ver el contenido del interior con un simple vistazo y encontrar las cosas sin perder tiempo ni desesperarnos.
Tras eso, vino el cómo. Teníamos muy claro que no queríamos que implicaran sufrimiento animal y que no contaminaran. Hacía mucho tiempo que queríamos emprender, pero no de cualquier manera, es decir, que lo que creáramos tuviera un impacto positivo.
Como idea todo era muy sencillo, pero en la práctica, las materias primas que se suelen emplear para crear bolsos suelen ser el cuero que procede de los animales y la polipiel que procede el plástico. De esta forma hubo un proceso de investigación de materiales muy complejo, hasta que dimos con lo que tenemos ahora.
En estos momentos hemos comenzado con una línea básica, con diseño bastante atemporal más grande, y ahora hemos sacado un tipo bandolera. Y actualmente, como somos residuo 0, estamos trabajando en crear una línea de pendientes con los restos del patronaje. La idea es que no se desperdicie nada del material que estamos utilizando y, por otro lado, nos estamos planteando sacar algún producto más unisex o enfocado al público masculino, porque ha habido gente que nos ha preguntado más en este sentido: quizás algo como carteras, bandoleras diseñadas más pensando en ellos.
Habéis hablado de la investigación de materiales. Contadnos algo de ese proceso y cómo llegasteis al material que utilizáis ahora mismo
El 98% de los bolsos están hechos con cuero animal, normalmente de vacas, o polipiel que se fabrica a partir de petróleo. Esto para nosotras estaba descartadísimo. Por eso empezamos a indagar materiales, algo complejo porque no había muchas alternativas y más teniendo en cuenta que el diseño de nuestro bolso requería que tuviera cuerpo y que se pudiera trabajar como la piel.
En este sentido encontramos el corcho que era una opción, pero cuando encontramos el Piñatex y la historia que lo acompañaba, fue un flechazo. Para empezar este material está patentado por una mujer española, Carmen Hijosa, que procedía del mundo del cuero (asesoraba a grandes empresas con respecto al cuero) y cuando fue a ver cómo se trabajaba en diferentes países de Latinoamérica (se puede ver su experiencia en la charla del TED que enlaza desde su nombre) tuvo claro que no quería seguir formando parte de ese mundo y que dedicación sería la de encontrar algo que pudiera sustituir el cuero y cambiar la forma de vida de las mujeres (son mujeres en su mayoría) que trabajaban en condiciones lamentables.
Entonces ella comenzó a viajar estudiando qué residuos son los que más tira la gente, para poder aprovecharlos y hacer algo diferente. Y tras mucho trabajo dio con la solución con el Piñatex, un material no tejido, que está elaborado a partir de la fibra de la hoja de las plantas de las piñas, que es un residuo de producción, y aquí se convierte en una materia prima con un valor añadido.
Estas plantaciones se encuentran en Filipinas y allí ella ha montado una planta de investigación y desarrollo de producto. Era un residuo que a los campesinos les costaba dinero deshacerse de él y ahora está beneficiando a toda la gente que trabaja ahí tanto los que se pueden deshacer del material, como los que lo trabajan.
¿Problemas con el material?
Clara: Cuando comencé a comentar en el mundo de la moda sostenible que queríamos hacer unos bolsos con Piñatex, me miraban como un bicho raro y me decían que eso era imposible, porque no tienen mucha producción, ellos seleccionan mucho a quién venden, todavía no hay disponibilidad de muchos colores… Por un lado me frustraba, pero por otro me daban más ganas de poder conseguirlo. Así, nos decidimos a escribir un mail a la empresa que lo comercializa que está dirigida por Carmen Hijosa y a la media hora nos respondió que contáramos con el Piñatex porque nuestro proyecto representaba los valores que ellos tenían y viceversa, por eso los habíamos elegido.
¿Seguís investigando materiales para incorporar o vuestra marca se basa en la piña?
Por otro lado, por supuesto, en esa investigación de materiales que continúa día a día, estamos teniendo en cuenta otras cosas para poder crear otras colecciones con otros materiales con características similares al Piñatex en cuanto a que sean veganos y que no impliquen petróleo, que es lo que más contamina.
Así vamos recopilando muestras de materiales con los que podamos hacer un prototipo de algo diferente. Uno de los materiales innovadores que tenemos ahora en mente está formado por residuos de la prensa de la uva y nos interesa mucho porque también aprovecha un residuo que cuesta dinero deshacerse de él para convertirlo en otra cosa y así poder cerrar el círculo. Este “cuero del vino” que así se llama, tiene muchas posibilidades y seguramente lo empleemos para hacer algún artículo unisex.
Nuestro principal problema es encontrar un taller que quiera / pueda trabajar estos materiales. Por lo general suelen estar regentados por hombres mayores que llevan toda la vida trabajando el cuero y es complicado que quieran trabajar con algo diferente a aquello en lo que tienen experiencia. Pero tuvimos mucha suerte con el taller que encontramos, ya que estaba liderado por una persona que ya trabaja con Piñatex y está dispuesto a probar a trabajar con cosas nuevas y entendió el diseño que nosotras le planteamos.
¿Por qué sentíais que queríais emprender? ¿Hay algo del trabajo por cuenta ajena que sintáis que no funciona con vosotras?
Clara: Sí. Teníamos idea de hacer algo nuestro, porque hace un par de años hicimos varias tormentas de ideas de posibles negocios que se nos ocurriesen y que nos representaran y salieron varias cosas, entre las que se encontraban los bolsos con diseño interior.
La situación personal también influyó porque yo siempre había trabajado en universidades y centros de investigación y, después de trabajar en una empresa privada, tuve una mala experiencia y me di cuenta de lo mal que se estaban haciendo las cosas y lo bien que se podían hacer. En ese momento, nos planteamos sacar alguna de las ideas que habíamos pensado y hacer algo nuestro desde el principio.
El mundo del emprendimiento es muy rico, hay muchas cosas que hemos aprendido. Yo personalmente he hecho cursos para hacer un plan de empresa, marketing, relaciones, ventas… para sacar esto adelante. Y además nos hacía mucha ilusión pasar de una idea a ver el producto acabado, ponerlo a la venta y contar su historia, qué impacto tiene… y está siendo un proyecto muy enriquecedor, ya que estamos aprendiendo cosas nuevas cada día.
También tengo que decir que hemos conocido gente apasionante en este camino y nos enriquece muchísimo. Creo que es la forma de vida en la que más aprendes de cosas muy diversas, algo muy interesante para las mentes inquietas como nosotras.
Minerva: Teníamos claro desde el principio que queríamos algo nuestro. A mi me gustaba mucho la idea de dedicar mi tiempo a algo que realmente me apasionara, por eso era tan importante la dimensión social y sostenible del proyecto. No crear meros productos, sino algo que tenga un impacto positivo y que merezca la pena.
Además, no sólo trabajar en algo que te gusta, sino trabajar en algo que te gusta a tu manera. Cuando trabajas para terceros, muchas veces te marcan lo que hay que hacer y cómo hacerlo. En un proyecto propio tienes toda la responsabilidad para bien o para mal. Algo debemos hacer bien en este sentido porque cuando contamos nuestro proyecto observamos que la gente comparte esa ilusión.
¿Alguna lectura o inspiración que hayáis tenido a lo largo de este tiempo para lanzaros en vuestro proyecto? ¿Alguien a quién admiréis? ¿Por qué?
Minerva: A la hora de emprender, algo que nos ha marcado muchísimo es el “Encuentro de mujeres que transforman el mundo”, que cada año reúne en Segovia desde premios Nobel a mujeres que, por ejemplo, se juegan la vida por cambian las cosas en diferentes partes del mundo.
De todas las actividades maravillosas que se organizan en Segovia es la que más nos emociona y con la que más conectamos, porque te da la oportunidad de conocer gente increíble y realidades que de otra manera no tendríamos la oportunidad de descubrir de cerca.
Hace unos años vino una empresaria islandesa, Halla Tómasdóttir, que estaba especializada en emprender en negocios que tuvieran una dimensión social. Nos pareció apasionante y muy inspiradora. Es algo en lo que solemos coincidir mucho las mujeres: no crear simplemente una empresa que nos dé para vivir, sino ir más allá, que tenga un impacto positivo para la sociedad, el medio ambiente, etc.
Eso nos inspiró profundamente para lanzarnos en un proyecto con esta doble dimensión: económica, pero sobre todo con esa dimensión social y medioambiental.
Quien hace lo que ama…
Clara: Quien hace lo que ama, te lo cuenta de tal manera que se nota. Eso te representa en cuanto a valores y es por lo que luchas cada día, ya que tu proyecto te convence. De hecho, los demás lo perciben.