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Oleg Oprisco es un fotógrafo de veinticuatro años con sede en Ucrania. La particularidad de su fotografía surrealista reside en el equipo que utiliza. Dos modelos de cámaras, la Kiev 6C y la 88, acompañadas de películas antiguas son los materiales que emplea para llevar a cabo su excepcional arte.
Empezó su andadura en el mundo de la fotografía cuando tenía apenas dieciséis años. Por esa época trabajaba en un laboratorio de revelado donde, durante los tres años que duró su labor, aprendió a dominar todas las etapas de impresión de películas antiguas y fotografía digital, así como todo lo relacionado con el color. Posteriormente, probó suerte con la fotografía comercial pero, al llegar a sus manos la Kiev 6c, algo cambió para él. En esta cámara analógica encontró la inspiración y la dirección en la que trabaja actualmente.
Una vez decidida su meta y realizadas sus primeras imágenes se dio a conocer en las redes sociales y en distintas plataformas como flickr, 500px o devianART. Su estilo diferente, misterioso, cargado de emociones e imaginación consiguió captar y atraer a un público que buscaba algo diferente y transgresor. Su fotografía analógica con tintes surrealistas consigue estremecer los sentidos.
En una entrevista comentó que su inspiración se basa en la vida cotidiana. Nunca ha necesitado ir a buscar la creatividad a ninguna parte porque afirma que la belleza está en todo lo que nos rodea y sólo hace falta tener visión para poder retratarla. Deja claro que los personajes, los decorados, la luz y la ubicación son los elementos que hacen de estas fotografías un trabajo melancólico y sugestivo.
Su fotografía sienta las bases en el uso de los contrastes, el color y una composición muy trabajada que confiere a sus imágenes algo único y especial. Esto se debe, probablemente, al hecho de que todos los elementos que utiliza los prepara él mismo y nada queda al azar. La combinación de los personajes femeninos inexpresivos, pero cargados de melancolía, junto con una ambientación característica han ayudado a este artista a desarrollar su propio estilo.
El resultado es un mundo onírico muy similar al que encontramos en la obra de Katerina Plotnikova, donde las protagonistas vuelven a ser modelos femeninas y los ambientes captados por ambos fotógrafos son idílicos y de cuento.
Pero su obra es mucho más completa. Tanto en su página web como en su Facebook se pueden ver más fotografías que siguen la misma línea estilística que las publicadas y que no os dejarán indiferentes.