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Hendrik Kerstens es un artista autodidadta nacido en 1955 que, en 1995 se decantó enteramente por la fotografía y decidió abandonarlo todo por dedicarse a ese arte, un arte puede aunar perfectamente fotografía y pintura.
Su estilo está basado en la producción de fotografías digitales que simulan las famosas pinturas de los maestros holandeses y viejos artistas de la época del Renacimiento italiano del siglo XVII. Este autor destaca claramente por la nitidez de sus fotografías que tienen un toque antiguo pero a la vez moderno. ¿El resultado? una combinación perfecta entre pintura y fotografía, dos tipos de arte entrelazados sin ningún tipo de error y sin ningún escatimo en detalles.
El artista ha ido documentando y recopilando los más importantes acontecimientos de su la vida de su hija Paula en fotografías, unas imágenes que le proporcionaron el premio de fotografía Taylor Wessing en 2008 en la asociación Nacional Portrait Gallery London.
Para la vestimenta de su modelo elige bolsas de plástico, pantallas de lámparas o rollos de papel, que hacen que el observador de sus obras necesite mirar de nuevo para poder asimilar completamente lo que está viendo.
Sus fotografías no sólo están basadas en pinturas de viejos maestros, pero dichos maestros son puestos en relación con la vida cotidiana actual y el mundo presente, a través de su hija, aunque el artista reconoce rotundamente que no es su intención hacer un recordatorio a las famosas obras italianas y holandesas.
Las fotografías de Kerstens pretenden abordar conceptos como la serialidad, el tiempo y la identidad, mientras que, emocionalmente, expresan su amor filial y su presencia paterna permanente.
Este artista es simplemente sorprendente. LLeva más de 15 años realizando el mismo tipo de fotografía sin que ésta aburra o canse a los espectadores. Su sencillez es lo que nos enamora: como con su única modelo, su hija, de belleza singular y blanca tez que destaca sobre fondos negros, un simple cambio de atuendo o atrezzo y una iluminación natural acertada, es capaz de crear diferentes obras protagonizadas por una cara tan inexpresiva y que la la vez nos transmiten tantas emociones.
No sabemos si Kerstens lleva los genes de los antiguos artistas flamencos… pero sus resultados, ¡están bordados!