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Cuando una mujer se adelanta a su época, su forma de pensar suele chocar con la norma imperante. El caso que nos ocupa es el de Truus Schröder, propietaria de la Casa Schröder.
Ella fue la que encargó en 1924 a Thomas Rietveld el proyecto de su futura casa a las afueras de Utrecht, pero no sólo se limitó a la faceta de comitente, sino que colaboró activamente en la realización del proyecto y fue idea suya la segunda planta de concepto abierto con la posibilidad de compartimentación que tanto ha dado que hablar de esta vivienda.
Queremos acercaros la historia de esta visionaria que tras la realización de la Casa Schröder colaboró intensamente con Rietveld a lo largo de su carrera.
Truus Schräder y An Schräder, dos jóvenes con inquietudes
Truus y An Schräder, apellido de solteras, nacieron en 1889 en una familia acomodada de Deventer, Holanda. Es imposible entender el carácter de Truus sin hablar de su hermana An. Ambas quedaron huérfanas de madre a una edad muy temprana y se decidió internarlas en un colegio, donde recibieron una gran educación y viajaron al extranjero.
Prontamente desarrollaron inquietudes artísticas y filosóficas, pudiendo desarrollarlas An activamente en su carrera como escritora y crítica en Ámsterdam, y casarse con un hombre que respetaba y animaba los intereses de su mujer.
En cambio Truus no estudió arquitectura, como hubiera sido su deseo, se decantó por farmacia y más tarde se casó en Utrecht con un notario, que aunque respetase sus convicciones no entendía de igual forma su carácter. Tuvo tres hijos y se implicó activamente en su educación, pero su desarrollo personal se vio truncado.
Una reforma que marcó el inicio de una amistad
Truus decidió reformar una habitación de la casa del siglo XIX donde vivía la familia. Ella detestaba esa casa que su marido utilizaba también como despacho. Buscaba un lugar abierto donde compartir tiempo con sus hijos y que a la vez fuera íntimo, ya que al ejercer su actividad laboral allí, su marido recibía constantes visitas.
Otra vez fue su hermana An la que integrada en los círculos intelectuales de Ámsterdam le habló de Gerrit Rietveld y su espléndido trabajo reformando la joyería de Cornellis Bergeer, donde fue comprado el anillo de pedida de An.
Truus tenía conocimientos arquitectónicos, ya que había asistido a diversos cursos en la universidad y su idea de reforma pasaba por un lugar sobrio y alejado de la ostentación típica de la clase burguesa de la época.
En este preciso momento nació una amistad que duraría décadas. Gerrit Rietveld supo entender los deseos de Truus Schröder y hacerlos realidad en ese cuarto que se caracterizó por la luminosidad, la reducción del mobiliario a lo indispensable y la frugalidad en el uso de materiales, huyendo de estéticas recargadas.
La estancia se pintó en una escala de grises y pronto se convirtió en el refugio donde Truus organizaba reuniones con su círculo de amigos y se debatían toda clase de asuntos. Lamentablemente no se conservan fotografías de esta sala de estar.
Schröder y Rietveld, un binomio perfecto
Más tarde moría el marido de Truus, en este momento ella se debatió entre mudarse con su hermana a Ámsterdam o buscar una casa que se ajustará a su presupuesto en Utrecht.
Finalmente optó por esta última opción y pidió ayuda a su amigo Gerrit para buscar un lugar que combinase lo rural y lo urbano. En 1923, Rietveld encontró un solar en la periferia de Utrecht que se ajustaba a las demandas de Truus.
El papel fundamental que representó la Sra. Schröder durante la construcción de la casa se materializó en la sala de concepto de abierto del piso superior y los paneles móviles que otorgaban cierta intimidad si se deseaba, contra los que estaba Gerrit Rietveld, y la relación entre el exterior y el interior. En esta casa ella materializó todos los conceptos de espacio que tenía en su cabeza y para Rietveld fue su primer proyecto arquitectónico
Ambos forjaron una relación profesional a partir de este proyecto que se materializó en la futura participación de Truus en proyectos de Rietveld. De hecho, el arquitecto hizo de la casa Schröder su lugar de trabajo y la mayoría del mobiliario está realizado por él mismo.
Truus, fuente de inspiración para Rietveld
Posteriormente, Truus colaboró con Rietveld en la construcción de viviendas para las clases obreras. Un ejemplo de estas construcciones estaría ubicada junto enfrente de la Casa Schröder, en la calle Erasmus, construidas siguiendo la estética de colores primarios de Stijl y el Manifiesto Neoplasticista, fueron financiadas en parte por Truus.
Otro ejemplo de estas colaboraciones sería la villa Hildebrand, también influenciada por el concepto abierto y la conexión exterior-interior.
Esta amistad duró hasta la muerte de Gerrit en 1964. La Sra. Schröder se dedicó a preservar su memoria y sus obras, recibiendo constantes visitas de arquitectos y curiosos en su casa. A pesar de que ella se formó como arquitecta una vez muerto su marido, su hija Han se licenció en arquitectura y continuó la pasión de su madre, trabajando como diseñadora de interiores en EE.UU.
A su muerte, en 1985, fue enterrada al lado de su amigo Gerrit.