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Aunque resulta difícil etiquetar a una artista tan versátil como Nuria Mora, se la reconoce sobre todo como parte de la corriente del street art por sus característicos murales de flores y coloridas formas geométricas en espacios públicos.
Nuria Mora (Madrid, 1974) se formó en áreas como arquitectura, interiorismo o bellas artes, y de todos estos conocimientos se ha ido valiendo a lo largo de su carrera para componer un estilo artístico inconfundible. Desde utilizar la ciudad como lienzo hasta incursiones en disciplinas como el diseño o la dirección de arte, la creatividad de esta madrileña no conoce límites.
Las obras de Nuria Mora armonizan con la geometría del espacio público, en muestras de arte urbano que luchan contra la estigmatización de esta disciplina y demuestran que puede complementar la arquitectura de la ciudad y funcionar como un elemento constructivo que embellezca y de personalidad hasta a los rincones más insospechados. Ver posibilidades en lugares estratégicos en los que el resto de nosotros no nos habríamos fijado es uno de los grandes talentos de Mora, que llena con sus dibujos de flores, sus composiciones geométricas o sus esculturas de papel los muros, aceras, escaparates e incluso las marquesinas de la ciudad.
Empezó a pintar en las calles de Madrid en 1999 con Eltono, compañero artístico junto con el que fichó en Vacío 9, la galería de Tono Arean y Marta Moriarty y con el que continúa trabajando como parte del colectivo “Equipo Plástico”, en el que también se incluyen SixeArt y Nano4814.
Además del arte post-graffiti más vanguardista, Nuria Mora ha realizado instalaciones lumínicas y sonoras, se ha adentrado en ramas del diseño como la moda de la mano de Sybilla o el textil junto a DAC Rugs, ha ilustrado un cartel para el Circo del Sol dentro del proyecto Safewalls, colaborado en un proyecto de interiorismo de la mano de la revista AD…
Mora ha logrado desligarse por completo de la visión prejuiciosa de los artistas urbanos como vándalos, hasta el punto que ha realizado colaboraciones con entidades e instituciones públicas y privadas que han sabido ver su potencial creativo.
Su obra también ha sido expuesta en ciudades de todo el mundo como Nueva York o Pekín, en prestigiosas galerías y museos como la Tate Modern de Londres, la Embajada de España en Tokio, la feria ARCO, La Fundació Miró en Barcelona, la Nirox Arts Foundation de Johanesburgo, el Instituto Cervantes de Madrid… Además, sus obras callejera y efímeras han vestido ciudades en países como Brasil, Cuba, Chile, o Argentina, en su peregrinaje constante por descubrir nuevos sitios insólitos que la inspiren.
Sus graffitis son realizados en pintura y en ellos predominan los colores planos y vibrantes, que adoptan formas geométricas o dan vida a motivos vegetales que trepan por cualquier pared de la capital. Durante más de tres lustros esta artista ha dejado su impronta en rincones que descubrimos por todo Madrid y también ha tocado las ramas de la escultura y ha dibujado con acuarela y tinta (podemos adquirir algunas de sus obras a través de Delimbo).
La belleza de sus obras no solo es alegre y optimista, sino que en muchas ocasiones es completamente libre y gratuita al reinventar los espacios públicos como soportes artísticos y convertir sus murales en un ejemplo de democratización del arte. Subvierte ideas sobre el graffiti, explora los límites de la libertad y la expresión creativa y nos plantea preguntas sobre nuestras concepciones de lo urbano.