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Ya hemos hablado con anterioridad de la Bauhaus, hoy queríamos hacer una retrospectiva sobre su segundo director Hannes Meyer.
Inicios de la carrera de Hannes Meyer
Nacido en Basilea en 1889, hijo de arquitecto y marxista convencido, proyectó un tipo de arquitectura basada en, los primeros momentos, en el Constructivismo.
Esta corriente artística, de origen ruso, se basa en el rechazo a la ornamentación, la exaltación de las formas puras y simples y espacios diáfanos y compartidos, muy en consonancia con la ideología marxista.
Cursó diferentes estudios de cooperativismo (COOP) y urbanismo, este último muy en boga a principios de siglo, en los que se desarrollaron proyectos como la Ciudad Jardín de Howard para dar respuesta a la nueva realidad proletaria y el éxodo a las ciudades.
El fin social y la utilidad de la construcción marcaron su obra. Un ejemplo de la influencia de esta corriente en la obra de Meyer sería el Freidorf Siedlung (1914-1924), conjunto de viviendas cooperativas ubicadas en Suiza en las que podemos apreciar estas características: casas en serie, con huertos traseros adosados a la parte posterior de la vivienda, nos dan una visión de serie y funcionalidad.
Estas ideas marxistas dieron lugar, en 1925 a la fundación de una revista de arte y arquitectura denominada «ABC– Beltrage zum Bauen» formada por Meyer y otros colegas de su misma ideología.
En ella defendían los principios del cooperativismo y el Constructivismo, frente al Capitalismo y formas de construcción vinculadas a la burguesía. En este momento de su carrera definió su posición frente a la Arquitectura con su manifiesto «Die neue Welt» (El Nuevo Mundo), en él expresaba que la arquitectura no es un arte, sino una respuesta ante una necesidad constructiva, colectiva y funcional, en la que la comunidad prima sobre el individuo, llevando a cabo, según estas premisas, construcciones en serie, reduciendo costos y dando lugar a las primeros ejemplos de construcciones prefabricadas. Austeridad y funcionalidad que queda patente en su estudio en Basilea, ornamentado tan sólo con lo necesario.
Durante esta etapa, Meyer y su colega Wittwer, presentaron diferentes proyectos a concurso, entre el que se encuentra el edificio de la Sociedad de las Naciones en Ginebra. En su proyecto concibieron un edificio con tres partes diferenciadas por sus proporciones que dan respuesta a cada una de las funciones que albergarían; la estética no es la razón de ser, pero sí lo es la función de cada una de las partes.
Queda patente la armonía a través de la repetición y la seriación de sus partes. El proyecto no ganó el concurso, pero fue un referente para su etapa en la Bauhaus.
Otro de sus proyectos más estudiados, también colaborando junto a Wittwer, fue la escuela femenina Petersschule en Basilea. El propósito de ambos arquitectos era el aprovechamiento del espacio, elevando el espacio dedicado al patio de recreo sobre plataformas y aprovechando el espacio sobrante para una plaza pública cubierta. La funcionalidad se manifiesta en la búsqueda de luminosidad para las aulas.
Este proyecto se convirtió en la máxima expresión de la arquitectura constructivista y fue ampliamente estudiado posteriormente.
La Bauhaus según Meyer
Con motivo de una visita de Meyer a la inauguración de la Bauhaus en Dessau, Gropius y él se conocieron.
Pese a la importancia que se le daba a la arquitectura dentro de Escuela, no existía un taller que llevara a cabo los proyectos de terceros de los que se hacía cargo el propio Gropius. Meyer parecía un candidato ideal debido a la importancia que le otorgaba al espacio y su vinculación con la sociedad y, en 1926, Gropius le encomendó la dirección del Taller, invitación que éste aceptó.
Pese a puntos de vista encontrados en algunos momentos, siendo un ejemplo de ello el desacuerdo de Meyer con la estética elitista de la Bauhaus que no respondía a necesidades sociales ni funcionales, Gropius lo eligió como su sucesor frente a la Dirección de la Escuela en 1928, no sin antes haberle ofrecido el puesto a Mies van der Rohe, que lo rechazó. Más tarde estos puntos de vista los distanciaron, llegando Gropius a estar a favor de la renuncia forzada a la que fue sometido Meyer.
Una vez nombrado Director realizó cambios en la metodología. Con él se inicia una etapa en la que prima el Constructivismo y la funcionalidad, los principios COOP están patentes en esta nueva época de la Escuela, en la que el Estilo Bauhaus se abandona en parte. Sus nuevas líneas de actuación quedan patentes en un nuevo manifiesto «Bauen«, dándole a la construcción una razón de ser social.
Ahondando en este escrito, podemos trazar un nuevo esquema para entender la arquitectura; esta ya no es arquitectura, entendida como arte, sino una construcción en la que se mezclan factores sociales, técnicos, científicos y económicos.
La individualidad del arquitecto como creador pierde importancia a favor de la creación colectiva. Se busca la funcionalidad y se traza una línea de construcción basada en principios económicos y analíticos, que a su vez dan respuesta a necesidades sociales. Un claro ejemplo que plasma estos principios sería la escuela sindical para la Confederación Alemana de Sindicatos (ADGB).
En este proyecto se aprecia el uso racional del espacio, aprovechando la pendiente a favor de la construcción; una serie de bloques yuxtapuestos da respuesta a las necesidades para las que el edificio fue creado: aulas con enormes ventanales, zonas comunes en las que está presente el principio COOP, todo ello comunicado a través de una galería exterior acristalada. La seriación y la falta de ornamentación quedan patentes, la funcionalidad es la batuta de la construcción.
En Dessau, también se puede ver la impronta de los principios constructivos de Meyer. La ciudad le encarga su reorganización urbanística y construcción de viviendas, aunque el proyecto no se llevó a cabo en su totalidad. Este se basa en la creación de un trazado urbano ortogonal con 21 bloques de viviendas de iguales proporciones, su construcción no responde a necesidades estéticas, sino funcionales y económicas: los materiales son baratos y las edificaciones dan respuesta a la necesidad de vivienda por parte de la población.
Sus reformas afectaron a todos los talleres, la forma de producir cambia y se busca la rentabilización, se alejan de la idealización gremio-oficio que marcó la etapa anterior de la Escuela, y los principios cooperativistas se plasman en los nuevos equipos de trabajo formados por alumnado y profesores.
Un ejemplo de ello sería la reorganización del Taller de Tejidos que comenzó a producir para industrias, como Polytex. En la creación de mobiliario también quedan patentes estos nuevos principios; respondiendo a una necesidad, los muebles buscan ser eco de su función.
Durante dos años fue Director de la Bauhaus (1928-1930), finalmente presentó su renuncia forzada debido a diferentes causas. La primera de ellas fue su vinculación con el comunismo y el temor de determinados cargos políticos de Dessau a un director comunista en la Bauhaus , pudiéndose convertir en un foco de subversión. La segunda, se originó dentro de la Escuela: el enfoque metodológico de Meyer no era del gusto de todo el profesorado ni del anterior director. Ese mismo año partió a Moscú.
El «Exilio» en Moscú de Hannes Meyer
No le costó a Meyer encontrar donde lo necesitarán, igual que en Alemania era non grato, en Moscú su pensamiento politico era una ventaja, él y otros miembros «exiliados» de la Bauhaus trabajaron para realizar los objetivos del Primer Plan Quinquenal de Stalin, basado en la reforma económica y de infraestructuras de la URSS. El objetivo de Meyer era llevar a cabo su metodología y su idea de construcción en un entorno político afín.
Se le otorgó un puesto como profesor en el Instituto de Arquitectura y Construcción, en la Facultad de Arquitectura de Moscú. Durante los años que permaneció allí llevó a cabo el proyecto VOPRA, consistente en la reconstrucción y reforma de Moscú.
Centrándose en el trazado urbano ideó ciudades satélites en torno al centro de la ciudad, dando un contenido simbólico a esta nueva forma de organización: el centro funcionaba como símbolo del nuevo Estado socialista, reforzando la importancia del Kremlin o la Plaza Roja. Esta unión entre las construcciones de Meyer y la propaganda soviética es una constante durante su estancia en la ciudad, el Estado Soviético utilizó la propaganda a través de la arquitectura y otros medios, como haría cualquier otro estado totalitario, exigiendo a los arquitectos la exaltación de la idea de grandiosidad del Estado Soviético en cualquier construcción.
Con el tiempo, el Estado Estalinista aplicó una política de puertas cerradas a todo aquello que proviniera del exterior, fueran técnicos que hasta ahora había cooperado con ellos, arte occidental o cualquier forma de expresión que no cumpliera con las premisas estalinistas. Los que antes fueron bien recibidos, como Meyer, fueron tratados ahora con recelos y esto le obligó a buscar otro sitio donde instalarse.
El contexto internacional no estaba en su mejor momento; las ideas marxistas eran vistas como una amenaza, los conflictos con la Alemania Nazi comenzaban y las ideas de derechas afloraban los nacionalismos más radicales. Buscando proseguir su carrera partió hacia México en 1936.
De esta época podemos destacar su obra en Suiza: Genossenschaftliches Kinderheim en Mümliswil, en 1939.
Hannes Meyer y México
Durante 10 años vivió Meyer en México, trabajando para diferentes instituciones y realizando diferentes proyectos. Antes del cambio de gobierno de Cárdenas a otro menos progresista, fue el Director del Instituto Politécnico Nacional. Más tarde dirigió la Escuela de Planificación y Urbanismo y fue el Director del Departamento de la Vivienda Obrera.
Con sus premisas básicas: poca inversión y máxima eficiencia, llevó a concurso diversos proyectos que nunca llegaron a construirse. Un ejemplo de ellos sería La Casa de España en México
Finalmente, en 1949, volvió de nuevo a su Suiza natal, instalándose en Crossifisso y falleciendo en 1954 debido a problemas de salud.
Quizá por sus ideas políticas, quizá por su metodología, quizá por su carácter taciturno (opinión de Gropius) el capítulo de Meyer en la Bauhaus fue un poco olvidado, incluso resulta difícil encontrar información de algunas etapas de su carrera y ninguna de su faceta como maestro. Para los que queráis conocer más de la vida y obras de Hannes Meyer os recomendamos la lectura del libro de Bernardo Ynzenga: «Hannes Meyer. Proyecto, conceptos y trayectoria». Este ha servido como fuente para el artículo debido a el exhaustivo análisis que hace del tema.