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- La nueva realidad ha provocado que en poco tiempo hayan saltado por los aires un buen número de valores, principios o normas que hasta hace unos meses convivían con nosotros de manera casi invisible.
- Solidaridad, respeto, empatía y responsabilidad son algunos de estos principios que, ahora más que nunca, debemos mantener para evitar que la Covid-19 cause importantes estragos, no solo en nuestra salud sino en un sistema de valores que posibilita la convivencia de la sociedad mundial.
- En la actualidad es fundamental que, tanto en nuestra vida privada como profesional, sepamos seguir identificando, jerarquizando y siendo congruentes con nuestro sistema de valores. El Centro Internacional de Desarrollo en Valores Zinquo, ofrece un método para ayudarnos a lograrlo.
Hace unos pocos meses casi todos paseábamos por las calles de nuestras ciudades y pueblos sin percatarnos de una serie de valores o normas no escritas, las cuales parecían cumplirse sin necesidad de prestar una atención activa sobre ellas. La irrupción de la Covid-19 ha provocado que todas ellas sean ahora percibidas de una manera más consciente o real, hasta el punto de que algunas como el respeto, la solidaridad o la empatía hayan sido objeto de cuestionamientos que pueden poner en peligro nuestra futura convivencia.
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Con todo ello, es clave que revisemos nuestro sistema de valores personales para reorganizarlos y reforzarlos ante el reto que supone la nueva realidad.
Para lograrlo, desde el Centro Internacional de Desarrollo en Valores Zinquo apuestan por un método creado por un Doctor en Psicología del Trabajo e impartido por profesionales del coaching y la psicología. La Covid-19 ha hecho saltar por los aires muchos de los pilares sobre los que, hasta hace unos meses, parecía sustentarse nuestra sociedad: política, educación, sanidad… todos ellos parecían estar ahí, permaneciendo perennes e impasibles ante el paso del tiempo. Pero, ¿qué ocurre con esos pilares más individuales, es decir, los que sustentan nuestra ética, civismo o modo de vida particular?
Estábamos acostumbrados a tocar, abrazar, ceder el paso (aunque muchas veces no nos fijáramos ni en la cara de la persona a quien se lo cedíamos) o congregarnos con otros cientos de ciudadanos más en calles o centros comerciales. Pero el miedo al contagio hace que ahora afloren nuestros instintos básicos de supervivencia, los cuales pueden alterar significativamente la percepción que tenemos de nuestro entorno y de quienes nos rodean. Esto puede derivar, en líneas generales, en una mayor desconfianza tanto hacia el exterior como hacia nosotros mismos.
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El distanciamiento social o los confinamientos son, por un lado, medidas necesarias para frenar el avance del virus a la espera de la tan anhelada vacuna, pero pueden suponer también un deterioro exprés de nuestro sistema de valores, el cual incide directamente en nuestro bienestar como personas y colectivo.
«Los valores son la brújula que te guía en momentos de incertidumbre y tienen mucho que ver con episodios de estrés, ansiedad o autoestima que pueden dificultar nuestro correcto abordaje de esta pandemia.
Sin embargo, es indiscutible que, cuando tienes claros cuáles son tus valores y vives en congruencia con ellos, posees una potente herramienta para transitar con paso firme y seguro tanto ahora como en el futuro», afirma David Alonso, experto en valores y cofundador de Zinquo, Centro Internacional de Desarrollo de Valores.
Por esta razón, es fundamental revisar cuáles son los valores que se están viendo más afectados por la actual pandemia, y cómo podemos actuar para frenar su deterioro.
Los valores que más debemos cuidar durante esta pandemia
- Podríamos definirla como el deber de superar nuestros instintos más primitivos para adoptar una actitud empática y saber ponernos en el lugar de los demás. «Los humanos somos solidarios por naturaleza. Hay personas más altruistas y otras más egoístas, pero esto dependerá de nuestra propia escala de valores. Lo que está demostrado es que los comportamientos egoístas deben atribuirse al miedo o a la inseguridad», explica Alonso.
Escenarios como el que estamos viviendo actualmente en todo el mundo deben hacernos ver la importancia de mantener y reforzar todas aquellas conductas que impliquen altas dosis de solidaridad, tanto con los demás como con nosotros mismos.
- Cooperación. La capacidad de solidaridad ha derivado desde siempre en una mayor cooperación entre personas y razas, y es por esta razón por la que hemos desarrollado la inteligencia y la comunicación. Seguramente esa capacidad de cooperación a gran escala, incluso entre personas desconocidas o de culturas diferentes, ha permitido y permitirá que la Sociedad pueda seguir sobreviviendo colectivamente a dificultades como la que estamos atravesando hoy en día.
- Estamos viendo como en las últimas semanas surgen cada vez más escenas de personas incumpliendo las normas establecidas para frenar el avance del virus. El acatamiento y respeto hacia estas directrices, las cuales van en pro del bien común, son necesarias en las relaciones de convivencia.
- Empatía. La empatía es la capacidad de ponerse en la situación de quien actúa o piensa diferente. En un escenario como es el de la actual pandemia, la empatía implica una actitud por la cual se reconoce que los derechos humanos son universales y mediante la cual me obligo al cumplimiento de unos deberes para con el otro.
En esta línea, David Alonso afirma que «lo contrario a la empatía lo podríamos encontrar en la discriminación de aquellas personas que, incumpliendo las normas mencionadas anteriormente, atentan, por ejemplo, contra la salud pública. Lo hacen sin valorar el sobreesfuerzo que durante estos meses están realizando profesionales sanitarios como médicos y enfermeros y, por tanto, no se me ocurre una mayor falta de empatía y solidaridad hacia ellos. Otros damnificados podrían ser nuestros propios familiares, amigos, compañeros del trabajo…».
5. Se suele decir que “el sentido común es el menos común de los sentidos”. Con la responsabilidad suele ocurrir lo mismo cuando, en plena pandemia y con miles de muertos contabilizados en todo el mundo, todavía existen personas que, más allá de negar la existencia del problema, llevan a cabo peligrosas prácticas que demuestran una nula preocupación por sí mismos y por el resto de ciudadanos.
«Además, los escenarios en los que el desapego por la norma emerge con fuerza a través de la discriminación, la especulación o la injusticia, pueden volverse en nuestra propia contra», concluye Alonso.
- Cuidado de uno mismo. El respeto por los valores de los demás comienza siempre con el respeto hacia los de uno mismo. Hay ocasiones en la vida, y ahora puede ser una de ellas, en las que quizás sentimos que hemos perdido el rumbo, dudando incluso de si nuestro propio criterio es el válido.
Esto se produce por una desconexión entre nosotros y nuestro sistema de valores. Cuando logras identificar qué te importa de verdad y lo traduces en conductas concretas recuperas tu propia seguridad, tu autoestima y el valor para dar aquellos pasos que te planteabas pero que no dabas por miedo.
Por último, el experto concluye que «si bien en situaciones normales nuestro comportamiento en el día a día tiene que ver con nuestra jerarquía de valores, en momentos donde hay necesidades básicas como la supervivencia, este comportamiento viene dado por nuestras necesidades. De esta manera podemos explicar el por qué se están dando algunas situaciones como las que estamos viviendo actualmente».
Un método científico para ser congruente con tu sistema de valores
El Centro Internacional de Desarrollo de Valores Zinquo desarrolla desde hace años un método científico basado en tres ejes que nos ayudará a reforzar nuestro propio sistema de valores. Estos tres ejes son:
- Validación científica tras más de 35 años de investigaciones en la Clínica Mayo de Minnesota por parte de Simon L. Dolan. Este reconocido Doctor en Psicología del trabajo ha indagado desde 1976 acerca de las consecuencias de la incongruencia en el sistema de valores de las personas, hasta la validación del Modelo Triaxial 3E’s de Dolan, mediante una investigación en más de 20 países.
- Proceso de aprendizaje experiencial y divertido, el cual permite que desde 2011 el Centro comandado por David Alonso y Laura Moncho haya organizado ya decenas de formaciones experienciales. Todas ellas tienen como eje el empleo de la gamificación como principal y más efectivo proceso de aprendizaje.
- Una aplicación sencilla y práctica para cualquier persona. Y es que el objetivo del Método Zinquo no es otro que asegurarnos que cuando acabemos la formación estemos poniendo en acción lo aprendido, ya que esta será la única manera de generar cambios duraderos.