René Magritte, es conocido por sus ingeniosas y provocativas imágenes, con las que pretendía cambiar la percepción precondicionada de la realidad y terminar forzando al espectador a hacerse hipersensitivo a su entorno.

Biografía

René François Ghislain Magritte (21 noviembre 1898 – 15 de agosto 1967) es uno de los pintores más importantes del Surrealismo y que más influyó en la pintura de su país en el siglo XX. De origen belga, consiguió impulsar este estilo a través de sus obras.

René nació en Lessines, provincia de Hainaut, en 1898, siendo el mayor de los hermanos. En el año 2010 comenzó con sus clases de dibujo. Cinco años más tarde, ya realizaba sus primeras obras, que se enmarcaron en el movimiento impresionista y fue entre 1916 y 1918 cuando estudió en la Academia de Bellas Artes de Bruselas

Dos años más tarde de comenzar sus clases de dibujo, en 2012, la vida del pintor comenzó a estar marcada por tragedias y entornos complicados, como el suicidio de su madre en el río Sambre —aunque este no fue su primer intento, pues llevaba años intentandose quitar la vida, obligando a su marido a encerrarla en su dormitorio, aunque se escapó y estuvo días perdida; siendo descubierta en el río—, cuando él tan solo tenía 13 años.

Es cierto que se dice que la imagen de su madre flotando en el agua con sus vestimentas cubriendo su cara, podrían haber influenciado en diversas obras del artista de 1927 a 1928, incluyendo Les Amants, una de sus obras más conocidas.

La Segunda Guerra Mundial fue una segunda tragedia que sufrió el pintor, haciéndole modificar su pensamiento y su expresión artística.

Sus primeros cursos de pintura los realizó en Châtelet. En 1915 comenzó con sus primeras obras en la línea del Impresionismo. Hasta 2018 estudió en el Centro de Arte de Bruselas, donde expone por primera vez, en conjunto con Pierre-Louis Flouquet, compañero de estudio. 

Dos años después se casó con Georgette Berger, quien también hizo de modelo para sus trabajos. Su obra del período 1920-1924, muestran influencias del Cubismo, del Orfismo, del Futurismo y del Purismo.

Al ver en 1922 una obra de Giorgio de Chirico, la cual le impresionó profundamente, decide unos años más tarde, en 1926, basarse en el estilo de este pintor. En este periodo realiza obras como La túnica de la aventura, El asesino amenazado.

En 1927 se trasladó a París, donde estuvo en contacto estrecho con otros artistas surrealistas como Breton, Éluard, Arp, Miró y Dalí. Sin embargo, prefirió regresar a Bruselas en 1930 huyendo del ambiente polémico parisino, y donde pasará el resto de sus días para desarrollar su trabajo en un ambiente más tranquilo.

En 1927 se trasladó a París, donde estuvo en contacto estrecho con otros artistas surrealistas como Breton, Éluard, Arp, Miró y Dalí. Sin embargo, prefirió regresar a Bruselas en 1930 huyendo del ambiente polémico parisino, y donde pasará el resto de sus días para desarrollar su trabajo en un ambiente más tranquilo.

En 1927 se trasladó a París, donde estuvo en contacto estrecho con otros artistas surrealistas como Breton, Éluard, Arp, Miró y Dalí. Sin embargo, prefirió regresar a Bruselas en 1930 huyendo del ambiente polémico parisino, y donde pasará el resto de sus días para desarrollar su trabajo en un ambiente más tranquilo. En agosto de 1967 Magritte fallece a causa de un cáncer de páncreas.

A diferencia de otros artistas que siguieron este estilo, las obras de Magritte no tenían como inspiración los sueños, sino que partía de la propia realidad para sus creaciones, la cuestionaba. No buscaba que sus cuadros tuvieran una explicación específica, tal y como dijo, “no hay respuestas en mis pinturas, sólo preguntas”.

Etapas de la obra de Magritte

Como todo artista, Magritte fue explorando distintos estilos artísticos, entre ellos el impresionismo, el futurismo e incluso el cubofuturismo, y uno de los artistas que marcó su trabajo a raíz de 1922 fue Giorgio de Chirico con su pintura metafísica, por el que comenzó a pintar paisajes misteriosos con significados ocultos, silencio y humor.

Cuando estuvo en París, exploró el estilo surrealista pero enfocado a la asociación de objetos que no tenía sentido, creando una visión propia dentro de este movimiento. Al volver a su país natal, su estilo se aproximó al impresionismo durante poco tiempo, ya que en 1947 comenzaría a crear obras con intención de incomodar al público. 

Finalmente, retornó a su estilo surrealista y plasmó sus ideas a través de otros medios como la escultura y cortometrajes.

El Realismo Mágico en sus pinturas

A partir de 1926, el estilo de René —conocido como Realismo Mágico— cambia poco, entre 1928 y 1930, comienza a investigar las relaciones entre palabras, imágenes y los objetos que las denotan.

Las obras de Magritte son reconocibles a primera vista, pues en ellas hace uso de motivos recurrentes, como son en algunos casos las manzanas verdes, rostros cubiertos, sombreros de bombín, y el propio artista retratado de mil formas diferentes.

Algunas de sus obras más conocidas son:

Los amantes (Les petes, 1928)

Es una de las obras más conocidas del artista y a partir de ella, Magritte desarrolló 3 pinturas más (Los amantes II, los amantes III y los amantes IV). Como en varias obras de Magritte, la identidad de quien se representa en el cuadro permanece oculta, en este caso dos amantes se besan cubiertos por sábanas. 

Como hemos dicho anteriormente, la madre del pintor falleció ahogada en el río Sambre, y cuando encontraron su cuerpo, su cara estaba cubierta por la camisa/el vestido, y este acontecimiento es relacionado a menudo con este cuadro.

No existen pruebas que corroboren que los pintara así por ello, además el cuadro suscita otra teoría como la representación del amor imposible o prohibido.

El falso espejo (1928)

Magritte pintó dos versiones diferentes de El espejo falso. Una de ellas se encuentra hoy día en el MoMa. La segunda versión la pintó en 1935, guardada en una colección privada. Man Ray, el fotógrafo surrealista, tuvo durante un tiempo esta obra bajo su cargo, tiempo durante el que lo describió como “ve tanto como es visto”, de la manera más poética y acertada posible.

Esta obra es dual; pues por un lado René representa un ojo sin pestañas, y por otro, actúa de espejo, reflejando las nubes blancas y el cielo azul, donde presenta una ventana al mundo real. Asimismo, el ojo observa al espectador, pudiendo llegar a resultar hipnotizante e inquietante al mismo tiempo; el espectador es observado pero también observa.

La traición de las imágenes (La Trahison des images, 1929)

Otro recurso que caracteriza la obra de Magritte es el uso de palabras en los cuadros, y sin duda este es el cuadro más representativo de este recurso.

Con la frase Ceci n’est pas une pipe (Esto no es una pipa) hace reflexionar sobre la asociación de imágenes y palabras y la representación, ya que se trata de un cuadro en el que está pintado una pipa y no el objeto en sí.

Las afinidades electivas (1932)

Con el título basado en la novela Die Wahlverwandtschaften de Goethe, Magritte crea otro de sus juegos visuales, poéticos y filosóficos; la imágen de un huevo enorme encerrado en una jaula de sus mismas dimensiones.

Magritte juega con la relación o afinidad entre objetos. El huevo y la jaula, siendo ambos contenedores para el pájaro, que dentro del huevo está en una doble jaula.

Jugar con el huevo como presente y el pájaro que será en el futuro como ausente, sustituyendo un objeto por otro, abriendo grandes y diversas interpretaciones. Uno se convertirá en otro, aunque el pájaro no podrá crecer mucho más que el tamaño de la propia jaula.

El hijo del hombre (Le fils de l’homme, 1964)

Es la obra más conocida de Magritte, además de representativa de su trabajo. Esto es porque en varias de sus pinturas, como El fin del mundo, La caja de Pandora o Decalcomanía (entre otros) aparece pintado un hombre con un atuendo propio de esos años y con sombrero estilo bombín.

Todos ellos representados de distintas formas, pero compartiendo la misma característica: su identidad es desconocida. En este caso, la cara del hombre está tapada por una manzana, a menudo relacionada con el pecado, pero en otras obras está de espaldas al observador o solo representada su silueta.

Otras obras destacadas de Magritte

  • El asesino amenazado, 1926
  • La voz de los vientos, 1928
  • Esto no es una pipa, 1928
  • Invención colectiva, 1934
  • La condición humana, 1935
  • La clarividencia, 1936
  • La llave de los campos, 1936
  • Prohibida la reproducción, 1937
  • El tiempo perforado, 1939
  • Golconda, 1953
  • El imperio de las luces, 1953-4
  • Esto no es una manzana, 1954
  • El castillo de los Pirineos, 1959
  • La gran familia, 1963
  • El hijo del hombre, 1964
  • El donante feliz, 1966
  • Los dos misterios, 1966

Según explicó Magritte en una entrevista “hay un interés en lo que está oculto y en lo que la parte visible no nos enseña. Este interés puede producir un sentimiento bastante intenso, una especie de conflicto, se podría decir, entre lo visible que está oculto y lo visible que está presente”. El utilizar este recurso ha despertado en muchas ocasiones la teoría de que se trata de un autorretrato del artista.