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Hace poco os hablábamos de la perfecta imperfección de los productos de Hello Emilie. El cuidadoso proceso de fabricación y la irregularidad del resultado final son, sin duda, conceptos que se pueden trasladar fácilmente a la percepción japonesa de la belleza. La decoración Wabi Sabi es una taza de té resquebrajada, una vasija asimétrica, una escultura antigua o un mueble de madera áspero al tacto.
La moderna sociedad nipona cultiva los preceptos tradicionales de esplendor acuñados como Wabi Sabi, que suponen una clara oposición a la estética occidental basada en la simetría y la perfección. Wabi Sabi es la unión de conceptos como la sencillez o la quietud con la oxidación. Sabi significa óxido y hace referencia al tipo de encanto que solo es visible con el paso del tiempo y que hace de los objetos auténticas piezas de museo.
En términos de decoración encontramos un refinado gusto por los objetos antiguos, esos que poseen un atractivo natural por la historia particular que encierran. Asimismo, también se valoran las piezas hechas a mano. No hace falta ser “un manitas” para aportar nuestro granito de arena. Basta con pintar un cuadro o reciclar un mueble a fin de contribuir a crear nuestro espacio Wabi Sabi.
La filosofía es sencilla y roza la austeridad, por ello destacan los espacios diáfanos y predominan los tonos de la naturaleza, los ocres, beige o tonos tierra, enmarcados en un blanco que nos transmite la paz y la quietud necesarias. Si hay algún toque de color este procede de las plantas o elementos relacionados con la naturaleza. Además, los sitios con influencias de este estilo presentan un aspecto a medio hacer, inacabado y pasajero porque la vida es un constante cambio.
Las tres máximas de la filosofía “nada dura, nada está terminado y nada es perfecto” llevan a concebir el hogar según éstas. Por consiguiente, huye de los muebles hechos en serie. Se trata de crear tu propio rincón y llenarlo con piezas únicas. Dos mesas de noche totalmente diferentes, un juego de sillas para el salón adquiridas o transformadas por ti mismo, y siguiendo un estilo rústico, serán la clave para adoptar el talante Wabi Sabi.
Los materiales más presentes son la madera, el bambú, los tejidos rústicos, la cerámica y el metal oxidado. La superficie de los objetos lejos de ser perfecta, tiende a ser rugosa, tosca y a estar deteriorada. Los elementos son vulnerables al tiempo y al uso. Se decoloran, se oxidan, tienen manchas e incluso grietas.
Aunque el hecho de unir un poco de aquí y un poco de allá parezca una idea un tanto descabellada, que tendría como resultado espacios algo eclécticos, el efecto es sin embargo bien distinto. Se trata de lugares con una gran armonía visual pues siguen los cánones de sencillez e imperfección.
Además, el hecho de que lo material también esté abocado a desaparecer o perder cualidades confiere al conjunto un atractivo melancólico. Es la sensación que nos asalta cuando observamos una estancia Wabi Sabi. No llega a ser triste, pero nos transmite una especial tranquilidad, una impresión de otoño varado, de lo efímero de nuestra existencia.
Si aún quieres saber más sobre este estilo con: Wabi Sabi para el hogar tienes una guía con trucos e ideas para convertir las estancias en lugares más depurados.