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Si hace poco os hablábamos de otra prometedora diseñadora de joyas del panorama nacional, Alba Casares, hoy le toca el turno a Celia, la creadora de Migayo. Esta madrileña decidió iniciar su aventura emprendedora en el diseño de joyas para dar salida a su pasión por los detalles. Licenciada en arquitectura, viró su carrera hacia la joyería al descubrir que su especial interés por lo pequeño, por el diseño de mecanismos mínimos para dar respuesta a necesidades, encajaba mejor con esta disciplina. Desde entonces y tras formarse en la Escuela de Joyería ha continuado explorando con Migayo técnicas e ideas, desarrollando su creatividad y evolucionando como artesana y creadora.
Sus joyas están para usarse, para poder vestirse y decir algo con ellas. Alejadas de estridencias, de diseños aparatosos que buscan la ostentación, sus joyas se caracterizan por su delicadeza, por la simplicidad de sus líneas y el cuidado a los detalles diminutos que les dan personalidad. Ella misma describe así su filosofía: como la convicción de que «la belleza viene de aportar soluciones de una manera elegante y sencilla». Es decir, que su diseño tiene que responder a las necesidades de quienes las llevan puestas, servir para expresar nuestra personalidad e historias de forma minimalista, discreta y natural.
Cita como referentes a grandes joyeros como Kazumi Nagano o Giovanni Corvaja, en cuyos diseños sencillos y equilibrados pero de gran complejidad y perfección técnica se inspira para realizar su trabajo. Afirma que su gusto por los detalles nació de hecho de una necesidad: cuando era una niña debía acercarse mucho a las cosas para percibirlas con claridad, ya que tenía miopía. Aunque ya se ha corregido la vista, mantiene ese gusto por mirar los objetos de cerca y apreciar al máximo cada detalle, la complejidad de las texturas y las formas, la delicadeza de los elementos mínimos.
Desarrolla dos líneas de negocio, una colección completa por un lado y por otro piezas individuales por encargo personalizado. Estas joyas a medida, en las que se adapta a las necesidades concretas de cada persona, es con las que más posibilidades tiene de desarrollar piezas con un significado especial: en su blog recoge el proceso de elaboración y la idea que da forma a algunas de ellas, describiendo por ejemplo la historia de amor detrás de un anillo de compromiso para que todos podamos comprender cómo la pieza final es un reflejo de toda una experiencia de vida.
Trabaja en metales preciosos por encargo, y también en latón, con piedras naturales, coral… Prefiere la paleta cromática natural para las gemas, los tonos tierra, metálicos y originales de piedras sin tratar. Tanto en forma como color siempre persigue la sencillez, y un diseño práctico que sea cómodo de llevar puesto de forma que la belleza de la joya no esté reñida con su funcionalidad.