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¿Qué es el diseño consciente?
Para todos aquellos que amáis el diseño y la decoración, estaréis de acuerdo cuando se dice que el diseño es una maravillosa oportunidad para contar nuestra propia historia. Sin embargo, os animamos a haceros las siguientes preguntas: ¿Cuántas veces habéis visto algún objeto y lo habéis comprado simplemente porque os gustaba? ¿U os habéis animado a decorar vuestro espacio personal de acuerdo con las tendencias y a lo que “se lleva” o “está de moda”? Seguramente que innumerables veces. ¿Y si os dijésemos que estos son errores muy comunes que cometemos a la hora de crear un espacio integrador? A continuación, os contamos de qué se trata el concepto de diseño consciente.
El diseño consciente es un método actual cada vez más utilizado a la hora de diseñar o decorar un espacio. Este concepto nos enseña que a la hora de crear en un espacio no sólo es importante hacerlo bonito, sino que también es necesario adaptarlo a las necesidades y objetivos de cada persona que vive allí.
La elección de materiales, conocer las tendencias actuales en el interiorismo y entender la dinámica del espacio son aspectos fundamentales que siempre debemos tener en cuenta en el diseño, sin embargo, muchas veces creemos saber integrarlos bien, sin embargo, los resultados que nos quedan no son como esperábamos. Esto es debido a ciertos errores básicos que cometemos sin ser conscientes de ellos, como por ejemplo comprar muebles por impulso o por llenar espacio, usar diferentes estilos decorativos, no medir, centrar nuestra atención sólo en la estética, mal uso del color, no planificar la luz, entre otros.
La solución a estos problemas es empezar a hacer uso del método utilizado para el diseño consciente. Estos son los pasos:
1. Hazte preguntas
En primer lugar, es importante conocernos para reconocer nuestro propio hogar, el cual debe hablar de nosotros. Es por ello por lo que, antes de decidirnos por un tipo de muebles o de decoración, debemos hacernos preguntas:
- ¿Qué es lo que queremos representar en nuestra casa?
- ¿Qué quiero que sienta la gente que me visite?
- ¿Quiénes van a vivir en esta casa?
- ¿Cómo quiero que mi hogar me haga sentir?
Es fundamental reflexionar sobre estos aspectos personales antes de tomar decisiones, ya que no es lo mismo crear un espacio acogedor y tranquilo para desconectar en el día a día después de llegar del trabajo, o integrar nuestro espacio personal al trabajo (en el caso de que trabajemos en casa, por ejemplo) buscando entonces un carácter mucho más dinámico y motivador.
2. Crear un concepto propio
El concepto de diseño es la columna vertebral de cualquier proyecto. Se compone de la idea principal que está detrás de nuestro trabajo y que se va a reflejar en los resultados. Cada vez que deseemos tomar una decisión en nuestro espacio, debemos consultar ahí primero.
Crear un concepto propio es el paso más complicado y también el más importante, pues debemos crearlo nosotros mismos de acuerdo con nuestra personalidad e intereses, para evitar actuar al azar y cometer errores como comprar por llenar espacio y crear espacios sin personalidad ni coherencia.
Para establecer nuestro concepto debemos primero estudiar nuestra zona: dónde está ubicado, si es un lugar luminoso u oscuro, tener en cuenta las necesidades de las personas que vivirán allí, entre otros aspectos básicos. Cuando tengamos claro estos aspectos, empezaremos a pensar qué colores y tipo de decoración podemos utilizar y cómo va a ser la distribución de objetos.
3. Moodboard
Una vez hayamos formado en nuestra cabeza nuestro concepto de diseño propio, debemos traducirlo en imágenes visuales para tomar decisiones más claras. Para ello, la mejor manera de conseguirlo es haciendo moodboards.
Un moodboard es un conjunto de imágenes, materiales, conceptos y fragmentos de texto que se disponen de manera consciente con la intención de proyectar un estilo o concepto particular, en este caso de diseño y decoración. El objetivo es elegir aquellas imágenes con las que nos identifiquemos o las cuales nos representen en gustos, intereses, estilo de vida, etc. Se pueden incluir texturas, paletas de colores, objetos que nos llamen la atención o fotos que representen un estilo de vida concreto. Este ejercicio nos ayudará a visualizar con más claridad lo que queremos para nuestro hogar.
4. Estudiar nuestro espacio en cuanto a distribución
Como ya hemos comentado anteriormente, no medir nuestro espacio es uno de los errores más comunes que podemos cometer. Bien es cierto que hay muebles que nos pueden encantar, pero muchas veces no terminan de ser funcionales en nuestro espacio, y aún así tendemos a comprarlos sólo porque nos gustan. Antes de salir a comprar hay que medir (colocando cinta adhesiva en el piso para ver la distribución de nuestros muebles, por ejemplo).
5. Manos a la obra
Ha llegado la hora de salir a comprar y elegir nuestros muebles y elementos decorativos. Pero antes, queremos recordar dos cosas:
Por un lado, es recomendable comprar sólo cosas que necesitemos realmente, pues es importante también tomar responsabilidades y conciencia sobre los impactos que pueden tener los objetos que compramos a largo plazo para evitar deshacernos de ellos sin saber cómo puede perjudicar esto a nuestro medio ambiente.
Por otro lado, hay que buscar el equilibrio entre colores y texturas para que nuestro espacio resulte armonioso. Animémonos a arriesgar en otros colores que no sean sólo neutros y evitemos recargar nuestro hogar combinando colores que no tienen sentido entre sí.
Por supuesto que debemos tener en cuenta las tendencias actuales y qué es lo que se lleva y qué no, pero recordemos que siempre es mejor opción brindar de nuestro toque único y personal a nuestro alojamiento. Por eso, os animamos a tomaros el tiempo suficiente y necesario para diseñar un espacio que se convertirá, sin duda, en vuestro favorito.
Imágenes: Depositphotos