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El siglo XX comenzó dando luz no solo a nuevas tecnologías e invenciones, sino que fue el resurgimiento del arte, que además dio a luz a un gran número de nuevos artistas, incluyendo a diversas mujeres como Suzanne Valadon, que aunque haya quedado en el olvido, fue en su momento renombrada y considerada con importancia dentro de un círculo de pintores impresionistas destacados.
Biografía de Suzanne Valadon
Suzanne Valadon se consagró en su época como una de las artistas postimpresionistas de mucha importancia. Nació el 23 de septiembre del año 1867 en Bessines-sur-Gartemoe, una localidad de Francia, bajo el nombre Marie-Clémentine Valade, y falleció en París el 7 de abril de 1938 a los 72 años de edad.
Sus inicios de vida
Madelaine era el nombre de su madre, quien era lavandera y costurera. Mantenía una vida amorosa bastante amplia y dispersa, lo que llevó a Suzanne a desconocer completamente la identidad de su padre. Quizás por las mismas razones, Marie-Clémentine huyó de casa cuando tenía tan solo 14 años, trasladándose a París.
Hasta Montmatre llegó su madre para buscarla, ahí la encontró a duras penas sobreviviendo. A partir de ese entonces comenzó a llevar una vida bohemia rodeada de artistas.
Una vida que inició en el trapecio y concluyó frente al lienzo
A los 16 años ya estaba experimentando la acrobacia al trabajar en un circo. Fue para ella una época muy feliz, siendo libre de hacer lo que más le gustaba, sin los convencionalismos con los que la mujer de su época debía vivir. Grandes artistas como Renoir, Toulouse Lautrec, Puvis de Chavannes e incluso Degas, la admirarían en el trapecio.
Más tarde, algunos de ellos no solo serían sus amigos, sino que surgiría alguna relación sentimental, al menos brevemente. Asimismo sería su estancia como acróbata, pues de un mástil cayó del que sufrió un accidente que le impediría continuar en el circo.
De modelo a pintora
Aunque desde que conoció al circo Suzanne Valadon creía que había manifiesto su mayor pasión, pronto descubriría que poseía mucho más talento del que di quiera pensó. No hay duda de que fue una mujer muy bella, lo cual dejaría a muchos artistas con el gran interés de proyectar en el lienzo sus rasgos.
Muchos pintores de París se interesaron guardar su imagen para la posteridad. Algunos como Toulouse Lautrec, Edgar Degas e incluso Pierre-Auguste Renoir, fueron algunos para los que trabajaría posando. Sin embargo, esto llegaría aún más allá, especialmente al comenzar a aprender a manejar los pinceles.
La influencia de Edgar Degas
Uno de los artistas que más le animaría e insistiría en que continuara con su obra artística desde el comienzo, fue Degas. Gracias a ello, Suzanne Valadon luego conseguiría gran fama con sus pinturas y dibujos, además de reconocimiento entre artistas contemporáneos y dinero.
A pesar de que Suzanne Valadon jamás tuvo una educación artística formal, tenía un gran talento que fue desarrollando de forma progresiva, educando sus ojos a partir de la observación de la obra de otros artistas, especialmente desde su posición como modelo.
A partir de esta posición de modelo, y la observación que le permitió estar frente al artista, se nutrió también en torno a muchos de los temas que desarrollaría a posterior, en especial el desnudo femenino, siendo lo que más desarrollaría tanto en dibujo, como en pintura.
Además de artista, madre joven
Marie-Clémentine, como si de repetir patrones se tratase, tuvo un hijo desde muy joven, sin saber además quién era el padre. Al joven le puso por nombre Maurice Valandon, quién más tarde sería un gran reconocido artista. Además, el artista Miguel Utrillo, gran admirador de Suzanne, le daría su apellido al hijo que tuvo.
Los amantes que le permitió la libertad bohemia en la que se desenvolvió
Suzanne Valadon vivió tal como quiso, siguiendo no solo una vida bohemia en la que desarrollaría una gran obra plástica, sino que hizo realmente cuanto quiso, y como tal como pretendió. Asimismo, tuvo diversos amantes sin intensiones de seguir la vida clásica de las mujeres de su época.
Uno de sus amantes fue el también artista Toulouse Lautrec, siendo este, además, quién le impulsó a cambiar su nombre por Suzanne, con la idea de que le generaría mucho más reconocimiento entre los artistas parisense.
Su vida amorosa
En 1893 mantiene una relación amorosa con Erik Satie, un músico francés a quién retrata en uno de sus cuadros más conocidos. Él estaba locamente enamorado de ella, tanto que tras pasar la primera noche juntos, le pidió matrimonio. El músico no tuvo ninguna otra relación después de ella, o al menos ninguna que se le conociese.
En 1896 se casó con Paul Moussis, un agente de cambio y bolsa, de quién se separaría cuando tenía 44 años de edad, en 1909, para irse junto al uno de los amigos de su hijo, el pintor André Utter, quién para ese momento tenía 23 años. Cinco años más tarde se casaron, mantuvieron una relación durante al menos 24 años.
Fue su joven esposo quién se convertiría en uno de los modelos más predilectos para sus desnudos masculinos. Sin embargo, quizás por la diferencia de edad, su joven esposo la engaña con diversas amantes, algo con lo que tristemente ella lidió hasta su separación.
Sus últimos días
A pesar de que vivió como una artista consagrada hasta el final de sus días, manteniendo gran fama como pintora postimpresionista, su vida privada no concluyó en plena felicidad. Compartió su piso con su madre anciana, y con un hijo alcohólico, aunque tal vicio no le evitó ser un gran pintor.
Tras su muerte el 7 de abril del año 1938, permanecen aún hoy vivas sus obras. Aunque no se le haya generado tanta publicidad como a otros tantos impresionistas y postimpresionistas, sus obras se resguardan en importantes pinacotecas a nivel mundial; algunas de ellas en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, y el Centro Georges-Pompidou de París.
La obra pictórica de Suzanne Valadon
Suzanne Valadon experimentó la pintura en casi todos los géneros del momento. Como pintora postimpresionista desarrolló paisajes, naturalezas muertas, retratos, desnudos y mucho más. En cada una de sus obras mostró gran fuerza compositiva, en los que introdujo colores vibrantes típicos del movimiento de vanguardia en el que se expresó.
Dentro de sus múltiples retratos tanto individuales, como familiares, retrata tanto a familiares, como a sus amigos más cercanos, y mascotas. Se limitó a tomar referencias de su entorno, pero jamás a imitar a ninguno, manteniendo ante todo una visión muy personal.
No hay que negar que Degas, así como otros artistas, además de haberle influenciado, le enseñó mucho en sus inicios. Comenzó con los dibujos, en los que ella misma fue la modelo. Más tarde, comenzó a introducir el color, prontamente el pastel hasta llegar al óleo .
Luego llegó Lautrec con quién descubre muchas más posibilidades en torno al color, logrando profundizar cada vez más en el mundo de la pintura, aprendiendo de manos de Degas la técnica del aguafuerte, sin dejar de ser su protegido y rodeada de muchos otros artistas del momento.