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Al frente de este restaurante se encuentra el conocido chef David Muñoz, galardonado con tres Estrellas Michelin (el único de la capital), que sorprende a cada comensal con su exclusiva e innovadora cocina fusión.
Cuando os hablamos del Eurobuilding del grupo NH, mencionamos su apuesta por una oferta gastronómica de alto nivel, en la que se destacaba el restaurante DiverXO. En verano de 2014 David Muñoz trasladó a este espacio su negocio, que había experimentado tal éxito que su anterior ubicación, un local en el barrio de Tetuán, ya no podía contenerlo.
Este chef de 35 años, enfant terrible de la alta cocina española, es una de las figuras más vanguardistas de la experiencia gastronómica en nuestro país. Y decimos experiencia porque acudir a DiverXO implica no solo disfrutar de una cocina extraordinaria, sino que hasta la forma de preparar los platos y la ambientación del local se conjugan para estimular los sentidos. DiverXO nació en 2007, y en poco tiempo comenzó a labrarse un nombre y una fama por mérito propio que le ha llevado, como se anunció el pasado 26 de mayo, a ocupar el puesto 56 de la lista de los 100 mejores restaurantes del mundo (The World’s 50 Best Restaurants).
Caracterizada por su creatividad, la cocina fusión de Muñoz es radical, abierta a la experimentación y todo un concepto muy personal que apuesta por la mezcla, la innovación y el arriesgar en matices, texturas, técnicas y materias primas. esde 2013 es el octavo restaurante de España con tres estrellas Michelín, y el único en Madrid, y reservar para poder conocerlo en primera persona se está convirtiendo en toda una odisea: la sala solo tiene capacidad para unos 40 comensales, y no admite reservas de grupos mayores de seis personas.
El restaurante es todo un ejemplo de imaginación e irreverencia, que el propio David Muñoz califica como una visión onírica del acto gastronómico que ofrece : tenía muy claro lo que quería transmitir, y con la ayuda del célebre interiorista de espacios gastronómicos Lázaro Rosa-Violán consiguió materializarlo en un espacio futurista y original.
La cocina es casi tan grande como el comedor, que es amplio, luminoso y moderno, de un blanco nuclear que contrasta con la madera oscura del suelo y con los extravagantes acentos de color que ponen, por ejemplo, las cubiteras en forma de helados gigantes, los percheros multicolores o los cerdos gigantes que ya se han convertido en la seña de identidad de DiverXO. Con alas, tutús, mirando desde las paredes a los comensales o enseñando sin miramiento su retaguardia a la clientela, son elaborados por un maestro fallero de Valencia y desbaratan por completo las expectativas de quienes acuden a un tres Estrellas Michelín.
El batallón de personal, casi una treintena para el ya mencionado máximo de 40 comensales, incluye camareros, sumilleres, maitres y cocineros entre los que nunca falta el propio David Muñoz. Aquí nada más entrar los clientes son recibidos por una nube de mariposas que anuncia las sensaciones que será capaz de despertarles DiverXO, se sientan en cómodas butacas en lugar de sillas, y ven como dibujan sus platos como si fueran lienzos ante sus ojos. La presentación de los platos es muy importante, casi tanto como su sabor.
DiverXo ofrece dos menús, uno corto, el Xow por 145 euros; y otro más largo, el Glotón Xow, por 200 euros (bebidas aparte). La experiencia en DiverXO exige ir con tiempo para disfrutarla, pues puede extenderse durante horas. Los platos varían cada poco tiempo, reflejando el gusto de Muñoz por la experimentación y el riesgo, y suelen estar guardados con celo: no podemos encontrar detallado el contenido de la carta en su web y tienen una política en el local que prohíbe hacer fotografías a la comida para preservar la sorpresa a los futuros clientes.