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Fall House es una vivienda en plena montaña, rodeada por la naturaleza. Pero lo llamativo de su situación, y lo que explica su nombre, es que se encuentra sobre un acantilado en caída. Sin riesgo alguno y con unas impresionantes vistas, este hogar en las alturas es lo que todos habíamos soñado. Una casa a la que escapar para desconectar del ritmo acelerado de la sociedad y rendirse a la vida natural.
Creada por la firma de arquitectos Fougeron Architecture, se encuentra en la costa de Big Sur, frente al inmenso Océano Pacífico. Su ubicación es la causante de su particular diseño donde el cristal cobra protagonismo. Paredes y techos acristalados que permiten disfrutar del paisaje tanto diurno como nocturno. Tirarse en la cama viendo las estrellas parece una muy buena opción.
Por si fuera poco, cuenta con una amplia terraza de cara al mar que gira alrededor de la vivienda, lo que ofrece escenas tan espectaculares como la de la imagen. La niebla hace acto de presencia, acercándonos lo máximo posible a la conocida expresión de “estar en las nubes”. El área exterior mantiene la estética minimalista y zen que caracteriza a este singular hogar.
El interior se rinde a la funcionalidad expresada a través de una amplia paleta de grises. Los toques de color quedan reservados a determinadas piezas, buscando con ello colocarlas como foco de atención. El burdeos y el blanco son los colores elegidos para aportar a la atmósfera práctica y minimalista el toque justo de viveza. Una combinación cuyo resultado se define por la elegancia. Inclusive, los centros de mesa florales se rinden a estas tonalidades tanto en el salón como la cocina.
Nada está fuera de lugar, no hay cúmulo ni accesorios en exceso, y sin embargo, el mensaje que irradia la decoración escogida es el de clase. Los materiales que predominan son el cemento, los revestimientos de madera, el mármol y las enormes cristaleras. Estos son los ingredientes empleados para obtener una estética relajada, en paz y muy organizada.
Todo queda dispuesto para ahorrar en esfuerzos y que resulte fácil mantener la limpieza día tras día. Una casa que, por su amplitud, requeriría enormes energías apuesta por la escasez de mobiliario y por amplias superficies para que todo resulte menos complicado. Una manera de dedicar tiempo a lo que realmente importa: disfrutar del precioso emplazamiento natural y todas sus posibilidades.