Contenidos
- Vivir una catástrofe como las inundaciones ocurridas en Valencia y Castilla-La Mancha, va a tener consecuencias en la salud mental de las personas afectadas cuando empiecen a enfrentarse a las pérdidas que han sufrido.
- Las psicólogas expertas en duelo Marina García y Maria Vila aseguran que muchas personas van a necesitar acompañamiento psicológico para elaborar los duelos que se van a desencadenar.
La emergencia producida por la DANA el pasado mes de octubre en la Comunidad Valenciana y en Castilla-La Mancha, ha dejado numerosas pérdidas, tanto humanas como materiales, que van a tener consecuencias muy importantes en la salud mental de las personas afectadas. Más adelante, cuando el caos disminuya y todo vaya volviendo a la normalidad, empezarán a aparecer las secuelas psicológicas de haber vivido esta experiencia.
Las pérdidas que se han sufrido son muchas: objetos personales con valor sentimental, medios de trabajo, viviendas, no tener información sobre personas conocidas, fallecimientos de seres queridos… Y, en muchos casos, se habrán sufrido todas ellas a la vez.
En un primer momento, la necesidad es restablecer la seguridad, asegurar la supervivencia y, por tanto, las personas afectadas y el entorno se centran en poner en marcha todos los recursos necesarios para dicha restauración. Cuando la sensación de normalidad vaya empezando a aparecer, será el momento en el que se empezará a tomar consciencia de lo que ha pasado, aquello que han vivido y todo lo que han perdido.
Sintomatología afectados por la DANA
Será entonces cuando se puede empezar a observar sintomatología emocional asociada a los procesos de duelo. Es posible que esta sintomatología no la asociemos a haber sufrido una pérdida (o varias) y que, por tanto, el duelo quede enmascarado. Algunos de los síntomas que se pueden manifestar son: ansiedad, irascibilidad e irritabilidad, apatía, tristeza, frustración, rabia, nostalgia, desesperanza, sensación de falta de sentido… Además, también pueden aparecer otros síntomas como insomnio, falta de apetito, tendencia al aislamiento…
Estos signos son reacciones normales cuando sufrimos una pérdida, indican que estamos en un proceso de duelo y que nuestro cuerpo y nuestro cerebro están trabajando para poder adaptarnos a lo ocurrido. El proceso de duelo requiere de una elaboración activa por parte de la persona, pero si queda enmascarado y no lo identificamos, probablemente, la elaboración de la pérdida se verá obstaculizada.
Según William Worden, psicólogo experto en procesos de duelo y pérdida, las personas dolientes deben realizar una serie de tareas para poder elaborar la pérdida: aceptar la realidad de la pérdida, elaborar el dolor, adaptarse a un nuevo mundo y encontrar una conexión perdurable sin aquello que se ha perdido.
La DANA y su propio duelo
En el caso de las personas afectadas por la DANA, se añade una complicación. Se trata de haber sufrido pérdidas múltiples. Cuando eso ocurre, puede ser que la intensidad emocional sea demasiado alta para que podamos sostenerla para hacer frente a todos esos duelos a la vez. Es lo que Robert Kastenbaum, psicólogo conocido por su trabajo en el campo de la psicología del envejecimiento y la muerte, llama sobrecarga de duelo. Las psicólogas expertas en procesos de duelo y pérdida, Marina García y María Vila, afirman que estos procesos tienen más riesgo de presentar complicaciones e incluso cronificarse.
Si bien es cierto que todas las personas afectadas por la DANA van a tener que realizar en mayor o menor medida un proceso de duelo, no todas ellas van a necesitar acompañamiento psicológico. El duelo es un proceso normal y natural y, en la mayor parte de los casos, no requiere de ayuda profesional. Sin embargo, puede ser que algunas personas sí necesiten esta atención para poder sostener la intensidad emocional que experimenten y para elaborar las pérdidas que han sufrido.
Algunas de las señales que podrían indicar que sería necesario buscar ayuda profesional serían: pensamientos en forma de flash sobre lo ocurrido, incapacidad para conectar con sensaciones agradables, cambios emocionales intensos y variables, dificultad para hablar sobre lo ocurrido, consumo de alcohol u otras drogas de forma recurrente, ataques de pánico, despersonalización o angustia vital.
Es por ello que, Marina García y María Vila, consideran muy importante que se destinen recursos públicos y centrados en la comunidad para permitir la expresión emocional y facilitar una buena elaboración de lo ocurrido. Recursos como grupos de apoyo terapéutico, sesiones de acompañamiento al duelo, apoyo psicológico individual, información sobre los procesos de adaptación, etc. Esto va a disminuir el riesgo de que aparezca sintomatología psicológica más compleja como trastornos de ansiedad, trastornos depresivos e incluso trastorno de estrés postraumático.
Por último, destacar que un buen soporte de la red cercana de apoyo es de vital importancia para elaborar el proceso de duelo. Teniendo en cuenta que, probablemente, toda la red de apoyo estará en una situación similar y será un sistema en duelo, se puede generar un espacio seguro en el que generar un sostén basado en compartir el proceso. En este tipo de situaciones puede ser difícil saber qué decir o cómo actuar. Marina y María, destacan que lo más importante es el respeto y la empatía, por ello, conviene evitar frases como “debes seguir adelante” o el positivismo excesivo como “todo estará bien”.