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El pasado jueves 29 de diciembre falleció el arquitecto japonés Arata Isozaki con 91 años de edad. Pero se ha marchado no sin antes haber recibido el tan merecido Pritzker en el año 2019 tras una larga trayectoria como arquitecto.
Algunas de las creaciones de su autoría son el Palau Sant Jordi de Barcelona, España, así como también el acceso al CaixaForum Barcelona, La Casa del Hombre de A Coruña, el Parc de la Muntanyeta de Sant Boi de Llobregat, Barcelona y el Isozaki Atea de Bilbao, entre muchos otros.
La obra de Arata Isozaki
Resumir la obra del arquitecto japonés Arata Isozaki resulta complejo. No solo viajó alrededor del mundo recolectando experiencias que más tarde serían inspiradoras para sus obras, sino que también aprendería en torno a la vanguardia artística y tecnológica. Mezclando tales intereses obtendría esa característica obra que más que un reflejo de los lugares, es el instrumento palpable del tiempo.
Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX
Arata Isozaki nació en Oita, específicamente en la isla de Kyushu en 1931. Lo envolvió la Segunda Guerra Mundial cuando solo era un niño. Justo en la misma ciudad que le vio nacer, destruida por la guerra, más tarde fue reconstruida, siendo él mismo partícipe de ello, específicamente con la reconstruida Biblioteca de Oita, la cual, además, le generó gran fama local.
Fue este el principio, más tarde llegarían otros tantos desarrollos arquitectónicos que le generarían mayor renombre. Tuvo su propio estilo, ideas individuales que lo colocarían como uno de los más eclécticos arquitectos del momento, especialmente por sus deslumbrantes invenciones. Uno de los tantos ejemplos de ello fue el Museo de Arte de Gunma, un peculiar alicatado cubo que se ejerce sobre pilotis formando parte esencial de la postmodernidad.
El Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles
Además de las diversas construcciones que Isozaki dejó en España, también en otras tantos lugares del mundo. Muestra de ello es el MOCA, un hito aún hoy de las grandes construcciones arquitectónicas del lugar. Se finalizó en el año 1986 mostrando una avanzada idea de museo como contenedor, construyendo de esta manera una suerte de identidad urbana.
Las obras de Isozaki en España
Además de las ya mencionadas al inicio, resulta icónica la Barcelona olímpica que dejó el arquitecto japonés. Transformó su gran técnica en un gran espectáculo. Se mezclan en una misma obra su ingenio no solo como arquitecto, sino como artista, sin dejar de lado la ingeniería única de Isozaki.
Su esposa fue una fiel colaboradora, así como en muchas otras obras, la escultora Aiko Miyawaki quién falleció hace algunos años, en el 2014. Además, Isozaki fue capaz de ejercer viviendas de madera, así como edificios de hormigón llamados hinchables, las cuales tenían también grandes exigencias.
No en vano el Palau fue, es y seguro seguirá siendo un emblema de progreso responsable, sin dejar de lado la disposición de una ciudad que continúa dispuesta a ser líder de la arquitectura de vanguardia. Sin duda, no solo ha dejado grandes obras, sino que seguirá siendo de gran inspiración para nuevas generaciones.
Imagen portada: Creative Commons./ R.C.