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Me encantaría hacer una entrada muy documentada sobre el método de organización Bullet Journal, pero la verdad es que más que analizarlo y explicároslo a fondo, me apetece ir al grano. Yo lo he ido descubriendo en pequeñas píldoras en las redes sociales, pero realmente me he dado cuenta de que lo he hecho durante toda la vida.
Siempre he tenido una especial debilidad por las papelerías. Entrar en una es como si llegara al paraíso. No puedo parar de comprarme cuadernos de todo tipo. Antes tenía miedo de «estropearlos», pero ahora disfruto muchísimo estrenándolos y dedicando cada uno a una cosa diferente. El problema llega cuando quiero un cuaderno sobre algo determinado y no recuerdo el que utilicé para eso que necesito o, directamente, no lo llevo encima. Pero bueno, no quiero enrollarme con mis problemas analógicos, porque de lo que se trata ahora es de usar un único cuaderno para TODO.
Ya comenzamos en Moove Up a hablar sobre técnicas de organización y creo que esto es una continuidad perfecta. Para organizarse, es fundamental sacar de nuestra cabeza todas y cada una de las ideas que tenemos, lo que se llama en términos algo más técnicos «externalizar la memoria» (podemos encontrar esta idea desarrollada en el libro «The Organized Mind» de Daniel J. Levitin). De esta forma, al «vaciar» nuestra cabeza de todas aquellas ideas que nos vuelven locos y nos dan la sensación de que está todo por hacer y que no sabemos ni por dónde empezar, logramos establecer una visualización total de la situación y podemos priorizar y dar paso a la acción.
En este caso, lo que hemos preparado son dos ideas básicas de páginas para nuestro Bullet Journal del mes de febrero encaminadas a conseguir fijar hábitos. Dicen que 21 días seguidos realizando una tarea o acción generan un hábito. Mentira. Y no porque yo lo diga, sino porque lo he experimentado: he llevado a cabo tareas no sólo durante 21 días, sino durante más de dos meses y he podido parar de golpe esa acción y no me ha supuesto ningún tipo de necesidad esa continuidad. Por tanto, soy de las que piensa que un hábito se adquiere por repetición, sin duda, pero no hay reglas de tiempos. Por eso, rellenar al finalizar el día, la semana o el mes esas tareas que queremos fijar en nuestra rutina, para mi es algo fundamental.
Es posible que muchos amantes de lo digital hasta se rían de estos métodos. Respetable. Esto no es para todos. Somos quizás una especie en extinción, pero todavía quedamos algunos que adoramos escribir a mano, palpar lo que plasmamos en el papel y no sólo eso, nos apasiona y nos motiva. ¿Pérdida de tiempo? Yo diría que depende de lo que te ayude en contraposición. Yo personalmente prefiero que mi agenda ya esté creada (uso una base de anillas a la que compro los recambios que más útiles me resultan), pero también puedo meterle hojas en blanco, rayadas o cuadriculadas que pueden adaptarse a todo tipo de listas, esquemas y dibujos que me ayuden a cumplir con mis tareas.
Por eso, en principio no os mostraré ejemplos de dibujos de lo que sería la agenda del día a día, sino de listas alternativas y sistemas de tracking que no suelen venir hechos y que cada uno debe adaptar a sus metas y necesidades.
No me enrollo más y os enseño los dos posibles esquemas de hábitos diarios que estoy perfilando para febrero. Aún no están completos, pero en cuanto los termine (además del semanal) os lo actualizaré para que podáis cogerlos como ejemplo.
Este tema me interesa y me ayuda. Tanto como otras técnicas de relajación mientras se dibuja. Por eso, espero poder ir mostrándoos todo tipo de ideas que os motiven a llevar vuestro cuaderno totalmente personalizado y, por supuesto, que os ayuden a llevar a cabo todas vuestras tareas y cumplir objetivos. ¡A por ellos!
ACTUALIZACIÓN:
Si alguien quiere tener la tabla del tracking de hábitos que tenéis aquí abajo para imprimir, sólo tenéis que suscribiros a la newsletter (abajo de este post) y os llegará este y otros contenidos relacionados!
Imágenes: Lau Alejandro y ShutterStock.