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Los premios Mies Van der Rohe son los premios mas importantes de arquitectura concedidos por la Unión Europea y la Fundación Mies Van der Rohe, se otorgan cada dos años desde 1988.
El jurado está formado por un amplio grupo de expertos de arquitectura, por los colegios de arquitectos que forman parte del Consejo Europeo de arquitectos y otras asociaciones nacionales de arquitectos europeos. Los ganadores del premio de Arquitecto Emergente, reciben la escultura del arquitecto alemán Mies van der Rohe.
Las personas encargadas como jurado en otorgar el Premio Van Der Rohe son los siguientes: Mia Hägg, Marcel Smets, Spiros Pengas, Francesca Ferguson, Triin Ojari, Georg Pendl, Tatiana Bilbao.
Los proyectos que han sido seleccionados por el jurado, deben de cumplir con una serie de reglas arquitectónicas, como el respeto a los espacios y la sostenibilidad del lugar, también aquellos proyectos con fines sociales que ayude a mejorar la vida de las personas.
También tienen en cuenta la innovación y el diseño, ya que el jurado pretende que los premios sean una inspiración para los futuros proyectos que se realicen.
Cada año el jurado decide entre dos obras: una en la que se tome en cuenta la técnica y la calidad conceptual y otra que recibe el premio Arquitecto Emergente.
Los participantes pertenecen a 18 países europeos: República Checa, Eslovenia, Francia, Polonia, Dinamarca, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Austria ,España, Noruega, Rumanía, Bélgica, Alemania, Finlandia, Portugal, República Checa, Grecia y Hungría
Este premio es importante ya que su objetivo es recompensar, reconocer el trabajo y producción arquitectónica de Europa.
También ayuda a los ciudadanos, a entender mejor el papel arquitectónico distintivo de cada ciudad europea y a que se reconozca la gran labor de los arquitectos que tienen de innovar tanto en tecnología como en las ideas aportadas.
Los premios Mies Van der Rohe tratan de fomentar la arquitectura de dos modos: ayudar a aquellos jóvenes que se están adentrando en el mundo de la arquitectura, y tratar que los arquitectos se den a conocer más fuera de su país natal.
Este año las ganadores de estos premios han sido las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, han ganado el premio a la Mies Van der Rohe a la mejor obra de arquitectura de los últimos dos años en Europa, sus proyectos siempre han abarcado edificios públicos y educativos y con su arquitectura pretenden aunar su arte con satisfacer las necesidades de las personas.
Este año ha destacado entre sus construcciones arquitectónicas ubicada en Londres, el proyecto concreto, la Town House de la Universidad de Kingston, en el sur de Londres.
La Town House de la Universidad de Kingston está construida por vigas de hormigón y un sistema estructural de columnas.
Exhibe una fachada de columnas de distintos niveles que crea un ambiente acogedor en los diferentes niveles de la estructura. El proyecto aúna los espacios de danza y estudios de manera armoniosa.
Este proyecto ha sido un reto, ya que es la primera vez que un espacio universitario gana el premio a la arquitectura y con esta gran adversidad, que es la de poder incorporar la música y el estudio en un mismo centro educativo.
Las personas que están en el centro de Town House siempre pueden ver lo que sucede en todo el edificio, fomentando la cooperación y ayudando a hacer el aprendizaje algo más fácil.
Por otro lado, la otra categoría del premio dirigida a reconocer la Arquitectura Emergente, ha sido para las viviendas La Borda, un edificio de viviendas construido con madera y hasta cierto punto independiente en su consumo de energía.
El desarrollo de La Borda empieza en 2012, donde un conjunto de vecinos decide reunirse para satisfacer la necesidad de el acceso una vivienda digna, a partir de la implementación de una cooperativa de vivienda, en cesión de uso, es decir que la propiedad es colectiva y está en manos de la cooperativa, los vecinos pagan una entrada retornable, unas cuotas por debajo del precio de mercado y pueden hacer uso de una vivienda de por vida, si así lo desean.
Los arquitectos se ponen manos a la obra con una gran motivación de superarse y de construir una alternativa ante la grave crisis habitacional en Barcelona con la ayuda de los futuros usuarios.
Los arquitectos han apostado por un modelo comunitario contrario a lo que ofrecen las empresas privadas de viviendas, que ofrecen limitaciones para las personas con un nivel adquisitivo bajo.
Las características que distinguen este proyecto son las siguientes:
- Se busca una vida comunitaria y la relación entre los vecinos mediante los espacios comunes que forman el edificio, entendiendo la casa, como un hogar compartido y donde no existe la diferencia entre el espacio comunitario y el público.
- Se prioriza el medio ambiente, por ejemplo el aparcamiento subterráneo es inexistente.
- La cooperativa debe ofrecer rentas económicas
- La propiedad de La Borda pertenece a la cooperativa, y el solar es público.
- Los socios dirigen y los inquilinos participan de manera activa en el proyecto,
Los premiados esta vez son una cooperativa de propietarios y promotores llamada Lacol formada por 14 profesionales y en la que cada uno es especialista en una rama diferente. Las viviendas promueven una vida menos individual y más colectiva.
El proyecto de las viviendas de Borda plantea 28 viviendas y espacios comunitarios que permiten convivir desde las viviendas individuales, hasta el espacio público para impulsar la vida colectiva y vecinal.
Este proyecto se distingue por su desarrollo sostenible y su finalidad, es construir el edificio con el menor impacto ambiental, tanto en la obra como en su vida útil y sobre todo lograr la comodidad en las viviendas con los mínimos costes, para que todo el mundo pueda adquirir una vivienda digna.