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El espacialismo es un movimiento pictórico que nació en Italia y fue impulsado por el artista argentino-italiano Lucio Fontana en los años cincuenta del siglo XX. Esta tendencia artística se enmarca dentro del informalismo, e incluso se considera una variante del arte material.
Fontana concibió un conjunto de obras plásticas que bautizó con el nombre de Concetto Spaziale (Concepto espacial). Publicó en 1946 en Buenos Aires el Manifiesto blanco que pronto se haría famoso; un año más tarde fundó el grupo llamado Espacialismo, en Italia.
¿Hacia dónde se dirigía el camino del espacialismo en el arte?
El movimiento espacialista no tuvo un desarrollo muy homogéneo, sino que se caracterizó por la figura carismática de Lucio Fontana, reconocido como el padre del espacialismo, mientras que el resto de los artistas adheridos al movimiento siguieron aplicando las intenciones del espacialismo en una autonomía sustancial con fuertes intenciones promocionales comunes, pero estudiando técnicas diferentes.
La coexistencia de la poética informal y gestual con los principios espacialistas es evidente en muchos de ellos. En 1949 Fontana creó y expuso su primer «entorno espacial», formado por tubos fosforescentes suspendidos y elementos iluminados por una luz negra.
Con esta obra, el artista amplió la categoría de «medios para hacer arte» para incluir el espacio de la propia obra; no sólo sirven para producir la obra, sino que son la propia obra.
La tarea final de los espacialistas es la conquista en la esencia y la forma del arte de la dimensión del tiempo: para los artistas espacialistas, por tanto, ya no hay pintura ni escultura, sino sólo «formas, color, sonido» en un discurso global, más allá de clasificaciones reductoras o artificiales.
Los manifiestos del espacialismo
La propuesta teórica del movimiento pictórico fue recogida por el artista en el Manifiesto del Espacialismo, publicado también en 1947. Junto a Fontana, el documento fue firmado por otros artistas de la misma corriente, como Giorgio Kaisserlian, Beniamino Joppolo, Milena Milani y Antonino Tullier. Más tarde publicaron otros cinco manifiestos artísticos.
El espacialismo fue teorizado por Fontana a través de siete manifiestos concebidos entre 1943 y 1947, en los que desarrolló algunas premisas del futurismo, tratando de recrear el lenguaje de la pintura y la escultura para adaptarlas a los avances científico-técnicos. Busca crear efectos espaciales a través de «la discontinuidad material del lienzo».
Algunos de ellos fueronel Manifiesto Blanco en 1946, el Movimiento Espacial en 1948, el Manifiesto Técnico del Espacialismo en 1951 y el Manifiesto de la Televisión en 1952. Fueron la forma elegida por Lucio Fontana para establecer los objetivos que su movimiento debía alcanzar con la ayuda de científicos, técnicos de la luz y electrónicos.
Origen del espacialismo
El nacimiento oficial del espacialismo se sitúa en Milán, Italia, en 1947, tras la publicación del Manifiesto Blanco. Esta obra, que sirve de soporte teórico al movimiento, fue publicada por Lucio Fontana en Buenos Aires en 1946.
Surgió en los primeros años de la posguerra, coincidiendo con el nacimiento de otro movimiento: El expresionismo abstracto en la ciudad de Nueva York. El espacialismo se diferencia del expresionismo abstracto porque trata de desprenderse del caballete y del propio cuadro para captar el tiempo y el movimiento.
Fontana considera que estos dos elementos (tiempo y movimiento) son, de hecho, los principios fundamentales de la obra. El artista se aleja del realismo porque ya no tiene lugar para expresar sus ideas; por eso crea su primer Manifiesto espacial en el que sintetiza en parte la forma en que concibe la creación del arte.
Querían crear una obra de arte de la «nueva era» con una dimensión futurista que pudiera expresar el «espacio real del mundo». El espacialismo fusiona las ideas del movimiento dadaísta con el arte concreto y el tachismo, enfatizando la «discontinuidad física de la pintura». Este movimiento investigó la relación entre el hombre y el espacio que le rodea para dar sustento a sus ideas. Por eso, Fontana decía: «sólo hay un concepto espacial del arte».
El movimiento artístico de Fontana dejó un importante legado a las artes plásticas universales en su búsqueda por superar el lienzo y enriquecer el arte conceptual y ambiental. En el ambiente de la época toda la cultura, el arte, la literatura y la moda estaban tras la búsqueda de romper el molde.
Principales características del espacialismo
Se podría decir que todo lo que conllevó no solo a la creación del espacialismo, sino a su desarrolló, fue a raíz de su máximo impulsor Lucio Fontana. A partir de la creación de sus manifiestos, se engloban las características fundamentales de este movimiento plástico que intentó romper completamente con los lineamientos pictóricos, y que aún hoy dejaron un gran legado e influencia para muchos artistas actuales.
Las principales características del movimiento artístico espacialismo son las siguientes:
- Hacer uso de técnicas destructivas como cortes, perforaciones, hendiduras, rasgado de lonas y arpilleras. Fontana es uno de los espacialistas más radicales en la creación de obras que componen representaciones plásticas con técnicas tan «destructivas». La tela en sí está cortada y pintada en color plano.
- El planteamiento de la saturación es muy diverso y abundante. Usa un fondo liso como Fontana. Tonos suaves e impactantes (rosas, verdes, ocres, celestes) como Fautrier. E incluso hay tonos dramáticos como Burri y Millares.
- El trabajo espacial se organiza en lo contrario de la materia y lo que no es importante. No hay forma ni perspectiva.
- El espacialismo permite a los artistas expresarse libremente a través de «discontinuidades físicas en el lienzo» y «simplificación de la formación progresiva». Esto acercó el cosmicismo a otros movimientos como el minimalismo y el arte conceptual.
- Le interesan los campos de la ingeniería y la física. Crea un efecto de pintura altamente expresivo a través de la atenuación del color mezclado con una variedad de materiales cotidianos como aserrín, arena, yeso, carbón y vidrio. Además, se insertan objetos extraños como ropa, chatarra, astillas de madera y piedras en la pintura.
Antecedentes del espacialismo
Algunas de las ideas del Espacialismo pueden encontrarse anticipadas en el Arte Informal por la abolición sustancial de la forma en su significado más tradicional; así como la búsqueda de un lenguaje formal que prescinda de las premisas racionalistas o del conocimiento científico tradicional.
Incluso la elección que hacen los dadaístas y surrealistas respecto a las reglas compositivas, preparan el camino para el espacialismo, iniciando el proceso de deconstrucción del lenguaje artístico, aceptando que el azar entra como componente fundamental en el proceso de creación de la obra.
Las obras del artista húngaro y exponente de la Bauhaus Laszlo Moholy-Nagy, con sus máquinas de luz y fotogramas artísticos, anticipan la desmaterialización de los lienzos sustituidos por la placa fotográfica, y la luz reemplaza a los pinceles y colores.
En 1936 Man Ray hizo una fotografía fijando dibujos hechos con luz y Pablo Picasso dibujó con luz en Vallauris en 1949.
Los espacialistas y el espacialismo
Los espacialistas eran artistas plásticos que solían crear sus cuadros y composiciones con la ayuda de clavos y otros objetos. No preparaban los bastidores (lienzos sobre los que se pinta) del mismo modo que otros artistas y tampoco los pintaban.
En su lugar, creaban y expresaban sus ideas en la tela. De este modo demostraron al espectador la existencia de la tridimensionalidad también en el campo pictórico. También destacaron el valor del espacio blanco, que consideran un campo vacío.
El espacialismo tiene influencia del artista francés Jean Dubuffet, que en los años 50 también experimentaba en sus obras con materiales, y era uno de los representantes del informalismo.
Los hitos establecidos por Lucio Fontana
El artista afirmó a partir de la introducción del primer Manifiesto Espacialista lo siguiente:
El color, la materia y el sonido en movimiento son fenómenos que crean un arte nuevo al desarrollarse al mismo tiempo. El espacio adquiere también un significado físico, no sólo de trampantojo pictórico, sino de superficie atravesada por la luz, construida con la propia luz.
Lucio Fontana escribe: “Utilicé los recursos de la tecnología moderna para crear formas artificiales, arcoíris mágicos y composiciones brillantes que aparecen en el cielo”. Fontana intenta superar los límites bidimensionales del lienzo, para crear un espacio a la vez físico y conceptual.
Los cortes y agujeros de sus cuadros monocromos no sólo concretan el espacio vacío, sino que permiten que la materia se exprese a través de sus propias protuberancias y depresiones.