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Las creencias limitantes son el filtro a través del cual percibimos la realidad. Pueden ser positivas o negativas, neutras o limitadas, y estas últimas son las que tienen un impacto profundo en nuestras vidas, especialmente en nuestras relaciones con los demás y en nuestra relación con nosotros mismos.
Creencias Limitantes
Cuando nuestras creencias son limitantes, vemos el mundo de una manera que obstaculiza nuestro progreso hacia metas y objetivos. En otras palabras, nos convertimos en nuestro propio obstáculo para el crecimiento personal.
En esencia, una creencia limitante es una idea que, aunque no se basa en la realidad (es una suposición), es completamente validada por la persona que la sostiene en su mente. Esta creencia configura su visión del mundo y su forma de relacionarse con su entorno.
Características de las creencias limitantes
Las creencias limitantes pueden ser muy variadas, desde complejas hasta simples. Algunos ejemplos comunes incluyen frases como «no podré hacerlo porque fracasaré», «no tengo suficiente talento para tener éxito» o «no puedo confiar en nadie porque todos son egoístas». Estas creencias crean una predisposición negativa que afecta a muchas áreas de nuestras vidas, desde nuestras carreras hasta nuestras relaciones personales.
¿Cómo se adquieren las creencias limitantes?
Las creencias limitantes a menudo se forman durante la infancia y pueden persistir en la edad adulta. A veces, estas creencias se desarrollan como resultado de comentarios o actitudes de figuras de autoridad en nuestras vidas, como padres o maestros. Estas figuras pueden influenciarnos de manera que dejemos pasar oportunidades o no las aprovechemos debido a nuestras forma de pensar sobre lo que nos rodea y/o sobre nosotros mismos.
Todas estas creencias limitantes suelen estar estrechamente relacionadas con el miedo, y pueden afectar a áreas diversas de nuestras vidas, desde nuestras metas académicas hasta nuestros objetivos laborales e incluso nuestras relaciones familiares. A menudo, dejamos de esforzarnos porque creemos que el objetivo es demasiado difícil de alcanzar y que inevitablemente fracasaremos.
Cómo deshacernos de las creencias limitantes
Para deshacernos de las creencias limitantes, primero debemos ser conscientes de su existencia y reconocer cómo influyen en nuestras vidas. Aquí hay algunos pasos que pueden ayudar:
- Autoevalúate e identifica tus creencias limitantes: el primer paso es identificar la/s creencia/s limitante/s, lo cual puede ser complicado, ya que a menudo utilizamos un lenguaje que refuerza estas creencias de forma automática. Debemos prestar atención al lenguaje que usamos para descubrir qué ideas limitantes están presentes en nuestras mentes. Escribe cada una de ellas y explora cómo te han estado afectando en diferentes áreas de tu vida.
- Cuestiona estas creencias: emplea la técnica de cuestionamiento socrático para desafiar tus creencias limitantes. Hazte preguntas como «¿qué evidencia tengo de que esta creencia es cierta?» o «¿cómo sería mi vida si no tuviera esta creencia?».
- Realiza un diario con las creencias que logres identificar: lleva un diario en el que registres tus pensamientos y creencias limitantes cada vez que surjan. Anota el contexto en el que aparecieron y cómo te hicieron sentir. Esto te ayudará a identificar patrones.
- Modificar la creencia limitante: una vez identificada, podemos cuestionar la autoridad que ha respaldado esa creencia limitante. Esto podría ser un profesor que nunca creyó en nosotros o alguien cercano. También podemos analizar nuestras creencias desde una perspectiva opuesta, preguntándonos: «¿y si todo sale bien?».
- Reencuadre Cognitivo: en la misma línea que el anterior punto, para modificar nuestra creencia limitante, puedes practicar cambiando tus pensamientos negativos por afirmaciones más realistas y positivas. Por ejemplo, si piensas «nunca lo conseguiré», reemplázalo con «estoy trabajando hacia mis metas y aprenderé en el proceso».
- Reforzar creencias positivas: trabajar en cambiar el lenguaje que usamos y tomar acciones que respalden nuestras nuevas creencias es fundamental para superar las creencias limitantes. Este proceso puede tener un impacto significativo en todas las áreas de nuestras vidas, desde nuestras relaciones hasta nuestras carreras.
- Visualización Creativa: utiliza la visualización para imaginarte superando tus creencias limitantes y logrando tus metas. Visualiza con detalle cómo te sientes y cómo te ves cuando superas esos obstáculos. Pensar y creer firmemente que algo es posible y visualizar el éxito si lo intentamos, es una muy buena manera de reforzar una creencia positiva.
- Mindfulness: practica la atención plena para estar más en el presente y menos atrapado en pensamientos negativos sobre el pasado o el futuro. Esto puede ayudarte a reducir la ansiedad y la influencia de aquello que en un momento determinado creó o motivó tus creencias limitantes.
- Masterminds o grupos de trabajo: únete a un grupo de personas con objetivos similares a los tuyos o terapia donde puedas compartir tus experiencias y desafíos con personas que puedan entenderte y ofrecerte apoyo.
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): considera la posibilidad de trabajar con un terapeuta especializado en TCC, que te ayudará a identificar y cambiar tus patrones de pensamiento negativo.
- Establecimiento de Metas Pequeñas: divide tus metas en pasos pequeños y manejables. Al lograr estos pequeños éxitos, comenzarás a desafiar tus creencias limitantes y ganarás confianza en tus habilidades.
Deshacernos de las creencias limitantes puede tener un efecto transformador en nuestras vidas, repercutiendo en nuestras relaciones y en nuestra carrera. Si has identificado creencias limitantes en tu vida y estás buscando sanarlas, considera buscar ayuda profesional a través de terapia, o quizás prefieras iniciar algún programa diseñado para ponerte en marcha e ir ganando confianza en ti y en el proyectos que quieres llevar a cabo.
No hay duda de que este tipo de soluciones te guiarán en el camino hacia una mentalidad más positiva y empoderada que te acerque a tus metas, sean modestas o más ambiciosas. Lo que está claro es que sólo andando se hace el camino y si lo inicias acompañado siempre será más sencillo.