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Si tuviéramos que definir en una sola palabra qué busca, qué pretende o, qué intenta transmitir María Tudela con sus imágenes, esa palabra sería “provocar”. Cada una de sus fotos va directa a impactar en observador y nos invita a ver más allá de ellas.
Tanto si estamos ante una foto compleja o más sencilla, está presente la sugerencia suficiente para perdernos en ella y dejar volar nuestra imaginación y por qué no, los sentimientos que inevitablemente cada imagen nos genera.
Enfermera de profesión, descubrió la fotografía por casualidad y desde entonces forma parte de su vida. Fue toda una sorpresa para ella y mantiene la teoría de que es una pasión que se disfruta mayoritariamente en soledad e intimidad con uno mismo, provocando la «paradoja de encontrarnos cada vez que apretamos el disparador, pero también de perdernos al mismo tiempo».
Aunque toma como referencia la naturaleza y la cotidianidad, no se limita la artista a ofrecérnoslas tal y como son; no es esa su intención, sino que nos muestra su personal y particular visión del mundo. Aún no ha descubierto si la fotografía realmente le acerca o le aleja del mundo en ese instante en el que quizá todos necesitamos perdernos.
No sigue reglas ni normas. Trata y manipula de forma exquisita sus imágenes, las texturas con un difuminado intencionado siempre presente en sus obras que parece situarnos ante una fotografía de otra época.
Jamás muestra el rostro de sus personajes anónimos, y nos reta con ello a no perdernos en los detalles para contemplar la imagen en su conjunto, porque de no ser así éstas perderían gran parte de su sentido.
En la mayoría de su obra hay un toque nostálgico y melancólico. A veces llega ante ella una escena, un momento, un instante decisivo, pero en otras ocasiones simplemente convierte un pensamiento en fotografía.
Hace unos años decidió compartir su trabajo en las redes sociales, abriéndosele un abanico de oportunidades que le ha permitido divulgar su trabajo dentro y fuera de España.
Las fotografías imperfectas de María Tudela, como ella misma las define, ante todo, nos invitan a un viaje directo a nuestras emociones. Un lugar al que se desplaza con una introspección única y al que nos traslada de una forma directa envolviéndonos por la bucólica atmósfera que rodea cada una de sus imágenes.