Remedios Varo ha sido una de esas artistas cuyo reconocimiento ha quedado desafortunadamente reservado para un pequeño grupo de personas amantes del arte, y más especialmente a todo aquél que le guste el mundo lleno de fantasías y símbolos que plasmó en cada una de sus obras.

Aunque ha sido catalogada como surrealista, aún hoy es algo que se discute, considerando que cada objeto que ella representó, tiene lecturas especiales a partir de los símbolos que ella misma representó, pero precisamente gracias al gran conocimiento que poseía. Fue más que una artista surrealista, era una gran lectora, fanática del aprendizaje constante.

Biografía de Remedios Varo

María de los Remedios Varo Uranga era su nombre completo, nació en Gerona, España, el 16 de diciembre de 1908, y falleció en Ciudad de México el 8 de octubre del año 1963, cuando recién comenzaba el gran auge de su obra plástica.

Fue una artista plástico que no solo llegó a realizar pintura, sino también gráfica, con una gran capacidad como escritora. Una de las primeras mujeres en estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, fue ella, apoyada por su padre.

Familia de Remedios Varo

Remedios Varo pasó su infancia en su ciudad natal, aunque a partir de los 9 años crecería en Madrid junto a su familia. Su padre fue un Ingeniero Hidráulico librepensador, de nombre Rodrigo Varo y Zejalvo, y con quién daría sus primeros pasos en el dibujo.

Su madre fue Ignacia Uranga y Bergareche. Fueron dos los hermanos que Remedios Varo tuvo, siendo ella la única mujer, y la del medio. Sus dos hermanos tenían por nombre Rodrigo y Luis. Antes de vivir en Madrid, vivieron una temporada en Marruecos, debido a la profesión de su padre, que les llevó a trasladarse de residencia en varias oportunidades.

Comienzos como artista en Madrid

Durante su estadía como estudiante en la Academia de San Fernando en Madrid, compartió diversas tertulias con Federico García Lorca y Salvador Dalí. Se casó con Gerardo Lizagarra en 1930, mismo año en el que participó en diversas exposiciones colectivas.

Vivió en París con su esposo una temporada, hasta que en 1932 volvió a España, estableciéndose en Barcelona, donde desarrolló trabajos con el dibujo publicitario. Dos años más tarde, compartió con Esteban Francés, pintor surrealista, quién la llevó al círculo surrealista de André Bretón, el mismo año en el que se divorció de Lizagarra.

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Retrato del Doctor Ignacio Chávez, 1957. Óleo sobre masonite. Dominio público vía Flickr.

Comenzó una intensa época en la que desarrolló diversos cadáveres exquisitos junto a otros artistas, en el que todos desarrollaron en conjunto collages muy impresionantes. Más tarde, se unió al grupo surrealista catalán Logicofobista. Durante la guerra civil española conoció al poeta francés Benjamin Péret, con quién estableció una relación amorosa y huyó a Francia  en 1937.

En Francia

En Francia estuvieron hasta la invasión nazi de 1941. Fueron alrededor de cuatro años en los que se relacionó con otros intelectuales y artistas como Max Ernst, Bretón, Joan Miró, Victor Brauner, Dora Maar, Wolfgang Paalen y Leonora Carrington, con quién entablaría una gran amistad.

El exilio

Su pareja Benjamin Péret se negó a participar en la Segunda Guerra Mundial, razón por la que sería encarcelado, al igual que la misma Remedios Varo, quien jamás habló de ello. Una vez la pusieron en libertad, comenzó el gran recorrido para poder establecerse en un solo lugar.

EL primer destino posible fue Canet-Plage, para luego trasladarse a Marcella, más tarde Nueva York y finalmente México, donde no solo coincidió con otros intelectuales y artistas, como su gran amiga Leonora Carrington, sino que sería el luegar en el que viviría hasta su muerte.

En México

Fue este país el que la vería crecer como artista. Aunque nunca quiso desprenderse de su nacionalidad española (jamás adoptó la nacionalidad mexicana, como si lo haría su amiga Carrington), vivió con el mayor gusto, rodeándose de un círculo de amigos artistas e intelectuales.

Entre sus amigos se encontraban Leonora Carrington, César Moro, Gerarlo Lizagarra, Octavio Paz, Esteban Francés y Eva Sulzer (una de las mecenas de artistas en el exilio); conoció también a Frida Kahlo y Diego Rivera. Más tarde, en 1947, se separó de Péret, después de haberse casado un año antes para obtener un pasaporte que le permitiera viajar en Sudamérica.

No todo fue pintura

Además de su trabajo plástico, también realizó otros tantos de tipo artesanal y publicitario. Uno de ellos fue la colaboración con Marc Chagall en el vestuario para el bellet Aleko, cuyo estreno fue en el Palacio de Bellas Artes.

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Exploración de las fuentes del río Orinoco, 1959. Óleo sobre tela. Dominio público vía Flickr.

Asimismo, trabajó como locutora, como traductora de conferencias, e incluso pintando y dibujando insectos en el Instituto de Malariología de Venezuela (país en el que se reencontró con su hermano Rodrigo y su madre), quizás por ello muchas de sus obras muestran personajes que parecen medio animales y medio insectos, como es el caso de Descubrimiento de un geólogo mutante, de 1961.

Muerte repentina provocada por un infarto

Tuvo dos exposiciones individuales siendo ambas un éxito. Es a partir de ahí cuando los encargos comenzaron a multiplicarse. Sin embargo, no duraría demasiado tiempo con su éxito en vida, pues sufrió un infarto que la dejó sin vida. Fue Naturaleza muerta resucitando la última obra que realizaría en 1963.

La obra de Remedios Varo

Los dibujos de Remedios Varo están basados en la perspectiva cónica, la cual aprendió de su padre, especialmente al aplicarlo en la arquitectura, recordando que este era Ingeniero Hidráulico. Sin embargo, gracias a lo gran estudiosa y lectora que era, no se quedaba allí, iba mucho más allá.

En muchos casos hizo uso de la perspectiva cónica, pero no solo con dos puntos de fuga, sino con tres, para lograr la creación de muchas de sus obras, como en Bordando el manto terrestre de 1961, en la que logró una muy forzada perspectiva, único de ella.

Además, la artista empleó técnicas diferentes en sus obras. Una de ellas fue el grattage, otra la decalcomanía, de la que surgieron obras como Gato-Hombre, de 1943. El frottage también fue otra de las que usó, presente en obras como El encuentro de 1962, usando pinceles muy finos, posiblemente de solo un pelo.

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Cazadora de astros, 1956. Mixta sobre cartulina. Dominio público vía Flickr.

Hizo uso de forma recurrente la estrella de cinco puntas, al igual que la de seis puntas, las cuales guardan relación con lo místico, mágico, y que además se ha usado siempre en la historia del arte. Sin embargo, ella lo introducía en las cabezas de algunos personajes.

Hay que considerar que estas estrellas de cinco puntas simbolizan a Dios. En la Edad Media, cuando se quería representar el rostro de Dios, se hacía una estrella de cinco puntas, y a partir de ahí la dibujaban. Sin embargo, usarla al revés, simbolizaba al Diablo.

No hay duda de la grandiosidad de esta artista, la cual inspiró a muchos otros artistas, incluso aún hoy. Tampoco de que haya sido de inspiración para Leonora Carrington, tanto como también lo fue Carrington, para Varo, sin dejar de lado que la relación entre ellas fue muy fuerte, basta mirar la obra de ambas, para notar la inspiración que hubo entre ambas.

Creación de las aves, 1957

La Creación de las aves, así como muchas de sus otras obras, tan fantástica como surrealista, podrían ser una serte de alegoría a la creación plástica. Miramos sentada frente a un escritorio (como símbolo de la educación) a una mujer lechuza, la cual perfectamente bien podría simbolizar a los artistas.

La lechuza, por ser un animal nocturno, posee una habilidad mayor en sus sentidos, en su visión. Además, esta mujer sostiene en su mano izquierda un prisma por el que entra la luz, la cual puede, por un lado, alumbrar la luz del pájaro que está creando, o quizás darle vida.

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Creación de las aves, 1957. Óleo sobre masonite. Dominio público vía Flickr.

Detrás de ella, una ventana circular por la que entra una sustancia que perfectamente bien podría ser la inspiración; la cual se dirige hacia un recipiente por el que se traslada para terminar en tres colores: azul, amarillo y rojo. Lo que causa mayor curiosidad, es mirar cómo los pájaros, al ser terminados, se retiran volando.

Esto último también podría ser simbólico en relación a las creaciones artísticas. La misma artista, al concluir una obra (y casi cualquier otro artista), espera que su obra vuele. Cuando una obra es concluida, ella misma debería encontrar su público, comenzar a volar por sí sola: ser libre.

Mujer saliendo del Psicoanalista, 1960

En Mujer saliendo del Psicoanalista observamos una constante en la obra de Remedios Varo: la careta. A la mujer que sale de la consulta literalmente se le ha caído la careta, mostrada debajo como parte de su propia ropa verde. Asimismo, la mujer tiene en su mano la cabeza de su padre dirigiéndose hacia un pozo donde pretende tirarla.

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Mujer saliendo del Psicoanálisis, 1960. Dominio público vía Flickr.

Además, en la otra mano sostiene una cesta con hilos, otra constante en su obra, los hilos. La abuela de Remedios Varo solía tejer mucho, quien le enseñó a ella misma a tejer. Se podría generar una lectura completamente freudiana en esta obra.

Esto sería una suerte de símbolo de tejer amistades, unas vidas con otras. Ella, por ejemplo, su vida la tenía tejida con todas las parejas que tuvo, pues con todas sus ex parejas se las llevaba muy bien. Además, en otras de sus obras se observan personas tejiendo.