Qué es la felicidad y cómo alcanzarla es uno de los dilemas más antiguos de la historia de la humanidad. Hay quien, como Séneca, piensa que «la verdadera felicidad es no necesitar la felicidad», y quien, como Demóstenes, dice que «si quieres ser totalmente feliz, nunca lo conseguirás solo”.

Hay quienes la encuentran en los pequeños gestos cotidianos, otros durante el camino, y otros en cambio que la persiguen como una quimera. Lo cierto es que podemos estimular nuestros sentidos para crear sensaciones agradables, y las plantas son fantásticas aliadas en esto.

Con motivo del Día Mundial de la Felicidad, que se celebra el día 20 de marzo, Interflora propone un ejercicio que involucra cuerpo y mente, para buscar placeres perdidos y ocultos en nuestro inconsciente, revivir emociones felices y crear ambientes saludables y agradables sumergiéndonos en la naturaleza.

El sentido del tacto. Las hojas de las plantas suelen tener una textura agradable, algunas muy brillantes y otras un poco aterciopeladas, es un placer acariciarlas. Cuando cuidamos nuestras plantas y limpiamos sus hojas, podemos dedicar tiempo a esta actividad sin prisas, y concentrarnos en las sensaciones positivas que nos produce.

Lo mismo ocurre con las flores, los pétalos de rosa, por ejemplo, son un placer irresistible y relajante al tacto. ¿Cómo no caer en la tentación de colocar un ramo de rosas en casa y acariciar sus pétalos a cada paso?

ramo de flores de rosas en jarrón

El sentido de la vista. El amarillo es el color de la felicidad. Es el color del sol, la energía, la positividad, el optimismo y la esperanza. El verde es el color de la calma, del equilibrio, que se encuentra justo en el centro de la paleta de colores.

A través de nuestra mirada recopilamos infinidad de información que ayuda a definir nuestro estado de ánimo. Por eso, un ramo de tulipanes multicolores con vegetación decorativa o una composición de tonos cálidos son un verdadero placer para la vista.

ramo de tulipanes multicolores en jarrón

El sentido del olfato. El olfato se define como el sentido más antiguo, y tiene el poder de remover olvidadas sensaciones totalmente en nosotros. Sucede, por ejemplo, con los olores de la cocina, del pan y el café, o del mar y el bosque, que nos devuelven a una alegría sencilla y cotidiana. El aire que respiramos, sin embargo, además de estar perfumado, debe estar limpio.

De hecho, no todos saben que nuestros hogares están repletos de sustancias nocivas emitidas por dispositivos electrónicos, móviles y sistemas de aire acondicionado, y que respiramos este aire contaminado continuamente. Está comprobada por varios estudios la eficacia de algunas plantas para purificar el ambiente.

Entre estas, destacan sin duda la Sansevieria y el Spathiphyllum, que aseguran un tratamiento intensivo contra la contaminación doméstica purificando el aire de nuestras habitaciones y proporcionando al mismo tiempo un entorno saludable, agradable y 100% green.

maceta con planta Spathiphyllum

El sentido del oído. Las plantas nos protegen también de la contaminación acústica, y sabemos que el silencio juega un papel fundamental en nuestra tranquilidad, y por tanto en la búsqueda de la felicidad. También en este caso podemos recurrir a la ayuda de las plantas.

El Ficus es capaz de combatir la contaminación acústica y mejorar la calidad del aire y del entorno en el que estamos. Además, se trata de una de las plantas más apropiadas si eres principiante o no tienes demasiado tiempo.

Con pocos cuidados, puede estar contigo durante años. Requiere un entorno luminoso y amplio para crecer con comodidad y un riego moderado. Es perfecta para ambientar espacios por el atractivo de sus hojas de color verde oscuro y brillante. Entre sus ventajas, también regula el nivel de humedad ambiental.

El sentido del gusto. Por último, pero no menos importante, el sentido del gusto. A través de los sabores nuestra mente viaja a través del tiempo y el espacio. Entre las plantas que activan nuestro sentido del gusto no pueden faltar la albahaca, la salvia, la mejorana, el perejil, la menta, el tomillo, el romero.

Todas estas hierbas aromáticas acompañan nuestra cocina y nuestro paladar desde tiempos inmemoriales, y nos devuelven a los felices momentos de compartir y disfrutar. Otra planta con un sabor refrescante e inmensos beneficios es el Aloe vera.

maceta con planta de aloe vera

Esta planta es un must que todos deberíamos tener en casa: además de su belleza y autonomía típica de las plantas suculentas, el gel que se puede extraer de sus hojas tiene innumerables beneficios.

Entre las más reconocidas, la acción cicatrizante que permite disminuir los tiempos de reconstitución de los tejidos. Precisamente por estas propiedades terapéuticas, el Aloe vera también es llamada la “planta milagrosa” y por ello es símbolo de sanación, salud y vida.