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El arquitecto chino Wang Shu nació el 4 de noviembre de 1963 en la ciudad de Urumqi, situada al noroeste de China. Antes de dedicarse a la arquitectura fue escritor por lo que le gusta decir que la arquitectura no es todo su trabajo, sino parte de él.
En 1997 junto a su esposa Lu Wenyu, también arquitecta, fundó el despacho “Amateur Architecture Studio” con el fin de escapar de la arquitectura del gobierno comunista.
Su primera obra que apareció en el panorama internacional fue “Jardín de Baldosas” presentada en la 10ª Bienal de Arquitectura en Venecia. Su obra formaba un marco de bambú recubierto de 66.000 azulejos reutilizados, procedentes de edificios de la zona de Hangzhou.
Tres de sus grandes obras son la Biblioteca del Colegio Wenzheng en la Universidad de Suzhou, el Museo de Historia de la ciudad portuaria de Ningbo y el Campus Xiangshan de Bellas Artes de Hangzhou.
En la actualidad Wang Shu aparte de dedicarse a proyectos arquitectónicos, también imparte clases en la Escuela de Arquitectura de la Academia China de Arte, ya que es decano y profesor a su vez.
Siempre ha destacado por su amor hacia el medio ambiente y por la reutilización de materiales, muestra de ello fue el utilizar dos millones de tejas que habían sido demolidas para cubrir el techo de algunos edificios del campus de Hangzhou.
Wang Shu es un protector de los materiales artesanales, ya que él mismo se considera tradicional. Quizá se deba a que en solo 30 años ha visto destruido el 90 por ciento de la arquitectura tradicional de su ciudad, debido al acelerado desarrollo económico.
“Hace cien años, el ritmo de vida chino era más lento que en la cultura occidental. En cien años, nos hemos convertido en los más rápidos. No tenemos tiempo para reflexionar” afirmaba el arquitecto en una conferencia en la Escuela de Chaillot el 31 de enero del año pasado. Es por ello por lo que apoya la construcción lenta, en la que prime el razonamiento y la tranquilidad.
Su mayor reconocimiento ha llegado este año, al ser galardonado con el premio Pritzker, considerado el premio Nobel de la Arquitectura, por su respeto al medio ambiente, a sus obras artesanales y a su profundidad filosófica, en la que ha sabido combinar la tradición y la modernidad. Convirtiendo el urbanismo de china en un referente para el mundo entero.
También ha recibido otros premios, incluyendo el Premio de Arquitectura 2004 de Arte de China, el Premio Holcim por la Construcción Sostenible en la región Asia-Pacífico, el alemán Schelling 2010 Premio de Arquitectura, y la Medalla de Oro 2011 de la Academia Francesa de Arquitectura.