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El fotógrafo Angelo Merendino nos cuenta la historia sobre cómo su mujer luchó valientemente contra el cáncer durante cinco largos años.
Lo hace a través de fotografías que plasman los momentos más cruciales vividos entre ambos, afrontando la duradera enfermedad que no quebró su fuerte relación.
El cáncer de mama le fue diagnosticado a Jennifer cinco meses después de contraer matrimonio con Angelo. Tal y como había prometido, su marido estuvo a su lado hasta el último momento.
Cada imagen posee una increíble descripción de los sentimientos de Jennifer y sus seres más queridos, no necesitan explicación por medio de palabras.
El reportaje plasma la evolución de la mujer a lo largo de las difíciles fases de la implacable dolencia que la va consumiendo poco a poco. Y en cada etapa, el apoyo de su marido y la gente que los rodea está muy presente.
Las imágenes fueron concebidas, según explicó el propio autor, para hacer más cercano a sus familiares el problema que día a día estaban padeciendo, ya que se encontraban lejos de ellos, para que intentaran ponerse un poco en su lugar.
No resulta fácil sacar la cámara, buscar el ángulo de enfoque o la luz apropiada en aquellos momentos tan duros. Pero el hecho de construir por medio de imágenes su vida cotidiana les ayudó a enfrentarse cara a cara con la realidad.
Jennifer trató de hacer su vida con la mayor normalidad posible, dentro de lo que le permitieron los fuertes dolores padecidos a causa del agresivo tratamiento.
A lo largo de sus numerosos paseos, se pueden apreciar los rostros de la gente con la que se cruzaba por la calle, observándola con extrañeza y admiración. Lo que resulta evidente, y Angelo quiso dejar claro, fue la entereza con que su mujer afrontó cada obstáculo con el que se fue encontrando.
El amor del matrimonio creció ante la adversidad.
Antes de su muerte, Jennifer decidió que las imágenes que habían retratado con detalle sus últimos años, podían servir de ayuda a otras personas que se encontrasen en su misma situación. Mostrarles que siempre se puede sacar algo bueno de lo peor, y que hay que disfrutar de lo rescatable con la mayor intensidad posible.
Dando a conocer su historia mostraría cómo se puede sobrellevar la situación también a todos los familiares que sufren por la enfermedad de un ser cercano.
Así se lo pidió a su marido, y gracias a ello ahora cada uno de nosotros puede ponerse por un instante en la piel de Jennifer, y entender un poco mejor cuánto de fuerte, necesario e irrompible puede llegar a ser el amor entre dos personas, y cuánto de fuerte puede hacerse un ser humano ante los giros inesperados de la vida.
Merece nuestra admiración.