Contenidos
Sabéis que somos fans de las casas con encanto. Y mucho más si éstas surgen tras una transformación de un espacio utilizado para otros fines que no fueran vivienda en el pasado. La diseñadora de interiores Josephine Gintzburger ha convertido un viejo granero en una acogedora casa familiar.
El edificio de 400 metros cuadrados se encuentra en la región francesa de Borgoña. La fusión de madera y hormigón consigue crear una atmósfera hogareña. La mezcla de decoración vintage y moderna aporta una gran originalidad a esta casa que os enseñamos ahora.
Josephine Gintzburger busca combinar lo retro y lo contemporáneo en todos sus proyectos. Las vistas del exterior del granero que ha reconvertido en una casa ya suponen un paisaje clásico y romántico. Además, la naturaleza que envuelve el antiguo edificio hace de él un sitio tranquilo en el que las preocupaciones dejan de existir.
En su interior nos encontramos con una gran habitación que guarda la cocina, una pequeña zona con una mesa de madera y varias sillas que hace de comedor y un salón. Estas tres zonas de la casa tan distintas combinan perfectamente en un escenario que mezcla lo rústico con elementos vanguardistas.
La planta alta se ha usado de forma inteligente y los elementos arquitectónicos son también parte de la decoración. En esta zona hay un pequeño cuarto de estar iluminado por dos amplias ventanas. En el otro lado un dormitorio sobrevuela la planta baja.
Ese dormitorio es simple, pero su decoración se pasea entre los elementos vintage y los más modernos. Eso mismo ocurre en los otros tres dormitorios del antes granero. Aunque el estilo de la decoración es el mismo, cada uno tiene su propia personalidad.
Los cuartos de baño también han sido decorados de forma que la luz y la decoración simple pero eficaz sean protagonistas y responsables de un estado de calma y serenidad.
Nos apasionan las casas reformadas ¿Y a vosotros?