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Hace algunos días os hablábamos de la elección del color del año por Pantone, el Living Coral. Su apuesta nos ha encantado y queríamos daros algunos ejemplos de su aplicación en decoración, monstrándoos la multitud de opciones que nos ofrece.
Al oír coral lo primero que se nos viene a la cabeza es el Océano con sus barreras coralinas y peces de colores. El color en si está inspirado en los corales rojos y podemos encontrarlo en diferentes grados de intensidad, del claro al vivo. En cromoterapia, se asocia con la energía, la felicidad y la fuerza, propiciando la armonía en el entorno.
El color coral en paredes como protagonista de una estancia
Ya sabemos que en un primer momento que este color domine toda una habitación puede saturarnos, pero combinándolo con colores neutros veréis que el resultado es equilibrado y a la vez nos transmite energía.
Podemos optar por pintar varias paredes de nuestro salón con este colorido; si optamos por el tono más vivo es mejor limitarlo a una de las paredes, combinando el resto de la estancia con colores grises, cremas o blancos.
En el caso que elijamos el coral tenue podemos aplicarlo por toda la habitación, su efecto a la vida es muy relajante y acogedor, dando paz y sensación de confort. A la hora de combinar podemos meter diferentes tonalidades de azules en cortinas y tapizados, e incluso turquesas si queremos vestir la casa para el verano.
Otra posibilidad es la mezcla de rosas y corales, aunque en este caso hay que estar muy seguro de que combinen las diferentes tonalidades.
Podemos encontrar este color en multitud de papeles pintados con diferentes estampados, desde flamencos, flores o formas geométricas, y también en diferentes texturas, pudiéndolo usar también en el salpicadero de la cocina o los azulejos del baño.
Notas de coral por toda la casa
Para los menos atrevidos tenemos la opción de incorporar diferentes elementos de color coral a nuestra casa que darán ese toque de luz y de energía que todos necesitamos.
Podemos encontrar multitud de accesorios como espejos, jarrones, cojines, alfombras, cuadros, lámparas o cortinas que nos ayuden a encontrar el equilibrio que busquemos. Lo ideal aquí es que ese elemento ocupe el lugar destacado de la habitación, también eligiendo un paleta más neutra para el resto de la decoración.
Las posibilidades que da este color a la hora de combinarlo son amplias: los tonos madera, azules marino, verdes, grises y dorados, son la mejor opción para conseguir un equilibrio cromático.
Aquí también podemos jugar con texturas o estampados. Sofás de tonos grises combinarán a la perfección con almohadones en diferentes texturas, como terciopelo, o con estampados que nos recuerden a esas barreras coralinas, si queremos darle un toque divertido. Mezcla de beiges y estampados en coral suave en las colchas y ropa de cama, dará un toque de sofisticación.
Azul y coral en una habitación infantil dará un toque de serenidad y vitalidad a los niños, sin caer en mezclas aburridas. Podemos añadir alguna pieza de mobiliario en este tono y daremos luz a toda la estancia.
No olvidemos que este color no sólo debe asociarse al verano, podemos incluirlo en nuestros hogares en cualquier época del año, siendo una magnífica opción para subir nuestro nivel de ánimo y comenzar con más energía este año.