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Ya hace más de dos meses y medio que estamos viajando por Asia y no sabéis la cantidad de contenido que tengo en el tintero, sobre todo con curiosidades y consejos sobre cada lugar que hemos tenido la suerte de poder visitar.
Nada es como lo planeas cuando viajas durante tanto tiempo, porque los imprevistos surgen: destinos que se añaden al plan, otros que se quitan, días en los que tienes que trabajar (hemos venido más en un plan de nómadas digitales que de turistas), días en los que no te encuentras bien (hasta ahora solo una baja estomacal y de 3 días)… En fin, muchísimas cosas no planificadas, pero que entraban dentro de nuestros cálculos, porque si en 4 meses de viaje no surge algo inesperado, vaya es que nos habrían tocado con una varita mágica.
El caso es que ahora nos encontramos en Myanmar, antigua Birmania, Burma, Birma, yo ya no sé en cuántos idiomas he tenido que explicar a la gente en dónde nos encontramos. Era uno de nuestros destinos más deseados debido a su relativa reciente apertura al turismo con respecto a otros países de alrededor como Tailandia o Camboya, además de su particular belleza. Y no nos hemos equivocado.
Desde que llegamos ha sido un choque tal que ahora mismo nos encontramos enamorados del país y de su gente. Tanto es así, que hemos decidido alargar el viaje por el país para poder conocerlo un poco más y descartar Tailandia. Y es que aunque teníamos muchas ganas de conocer también este último lugar, nos da la sensación de que es mucho más sencillo visitarlo que Myanmar, ya que, efectivamente, aún no es un país 100% estable y cuenta con algunos problemas por resolver y con ciertas zonas vetadas al turismo.
Conflictos que se desarrollan en Myanmar
Yo por mi parte, espero que pronto la problemática interna se solucione de alguna manera, porque aunque no puedo opinar con pleno conocimiento de causa, estoy intentando ponerme al día sobre la crisis Rohingya (aunque hasta donde sé la denominaría de alguna manera menos “políticamente correcta”), pero aún no me atrevería a pronunciarme sobre ello. El caso es que ese tema al que ojalá pongan solución si no es desde las propias autoridades del país, al menos por medio de los mecanismos internacionales, además de los conflictos Gobierno-minorías étnicas hace que Myanmar aún tenga ciertas restricciones de paso y, por ende, el turismo mayoritario no quiera “arriesgar” en un viaje así.
Y es que todo es una cadena. Si no viene el turismo, no se abren más líneas aéreas, por lo que los billetes salen más caros. Si a esto le sumas la incertidumbre de si estarás 100% seguro o no, apaga y vámonos. Y a su vez más cosas interrelacionadas. Sin un turismo de grandes dimensiones, la oferta hotelera aún no está suficientemente desarrollada (al menos para el perfil medio) y con ello muchos otros servicios y, por supuesto, el transporte interno.
Dicho esto, hay ciertas cosas que una vez vencido el miedo inicial y tomada la decisión de venir, habíamos leído y que han resultado no ser tan ciertas, aunque también viniéramos preparados para afrontarlas. Os contamos alguna de ellas:
Es imposible encontrar un alojamiento limpio por menos de 100 euros la noche
Primeramente, hablaremos el tema económico. Os tengo que decir que nosotros en particular no estamos viajando como mochileros (las espaldas ya no dan para cargar y dormir en cualquier lado), pero tampoco vamos en un plan de lujo, por lo que siempre buscamos habitaciones privadas que cumplan con mínimos de limpieza (más bien máximos, porque para qué engañarnos, uno ya no tolera tanto con el paso del tiempo), nos dijeron que esto en Myanmar era una misión imposible si no pagabas más de 100 euros.
Y, de momento, o somos los más afortunados de la tierra, o elegimos maravillosamente bien, pero nuestro alojamiento en Yangón fue mucho más que aceptable (casi sin ninguna pega en cuanto a limpieza) y el de Bagán también ha resultado estupendo. Por su parte, el alojamiento de Mandalay, el más “cutre” de los tres, sigue resultándonos bastante aceptable, aunque es cierto que los pasillos del hotel son sombríos y parecen salidos de una peli de terror.
Generalizando, por 30 euros la noche (algo más caro que en otros países, sí, pero tened en cuenta de que el turismo es menor), hemos tenido nuestras soluciones y, si gastas 40, ya hemos visto cosas muy apetecibles, peeeero, tenemos claro que en esto debemos ser muy tajantes, ya que esto es una carrera de fondo. De hecho, el hotel de Mandalay nos está saliendo a 20 euros la noche con desayuno incluido.
Os he dejado el enlace de los 3 alojamientos, en los que tendréis la tranquilidad de estar en sitios con cierta calidad y atención inmejorable. Y lo no menos importante, los dos primeros cuentan con servicio de restaurante en línea con los precios de los de la calle y de buena calidad. Nota importante: en Bagán no estamos teniendo Wifi en este hotel. Nos hemos hecho con la clave del que está al lado y funcionamos a pedales. No es apto para trabajar con Internet, avisados quedáis.
Como este post se hacía un poco largo. En el siguiente punto quiero hablar más en profundidad del tema de la seguridad, por lo que si quieres un poco de información sobre opiniones sobre la inseguridad de este país que he leído y he visto que no eran para tanto o, por lo menos, yo los he percibido de diferente manera, no te pierdas el siguiente artículo.
Imagen portada: Laura Alejandro
Actualizado el 15 de junio de 2020