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El Cubismo nace en 1907 de la mano de Picasso, Juan Gris y Braque. Un movimiento vanguardista que rápidamente se internacionaliza. Desde el mismo momento que nace, marca la senda de futuros artistas, como puede ser el caso de Tamara de Lempicka.
La primera obra que marca el inicio de esta corriente artística, serían las Chicas de Avignon realizada por Pablo Picasso en 1907.
Hasta la exposición en el Salon des Independants de 1911, este movimiento era desconocido para la mayoría del público. Fue este el momento en que se puso en contacto con el gran público causando un fuerte impacto. En este salón expusieron, entre otros, Jean Metzinger o Marie Laurencin, que realizó un retrato de Coco Chanel en 1923.
Antecedentes del Cubismo
Son muchas las influencias que construyen este movimiento artístico, pero sin lugar a dudas, no existiría sin Cézanne. Pintor que tuvo diferentes etapas creativas, desde formas macabras y oscuras, impresionistas, hasta el desarrollo final de su obra vinculada al Cubismo.
Esta última etapa esta centrada en los bodegones y retratos. Los rasgos pictóricos de estos cuadros están marcados por una mejor definición de formas y volúmenes a través del color, y una mayor preocupación por el dibujo.
Otra influencia directa para el cubismo sería el arte tribal africano. Paralelo al nacimiento del Cubismo, los estudios sobre el continente africano aumentan; la diversidad de sus manifestaciones artísticas, entre ellas esculturas y máscaras, queda patente en los movimientos artísticos occidentales de principios del XX.
Las características principales del arte tribal africano es la abstracción y simplificación de las formas, priorizan en sus representaciones la definición de los ojos, dotándolos de mayor tamaño, y de la boca.
En algunas obras de Picasso podemos ver esta influencia, un ejemplo de ello sería las Señoritas de Avignon.
Cubismo, sus características
Basado en una representación de la realidad desde diversos puntos de vista y con un predominio de las figuras geométricas, revoluciona el mundo del arte. Hablamos de revolución porque cambia la forma de entender la pintura desde el Renacimiento, rompe con la perspectiva albertiana, es decir, da paso a una perspectiva del objeto representado que se puede observar desde múltiples ángulos de visión.
El Cubismo se caracteriza por la negativa a una representación fidedigna de la naturaleza, en cambio, busca una recreación intelectual o intuitiva de la realidad. Esta representación se hace a través de la fragmentación de las formas o espacios, relacionándolos mediante colores o líneas y desde varios puntos de vista.
Las representaciones cubistas carecen de profundidad espacial y mezclan objetos diferentes y superpuestos, llegando con el tiempo a crearse collages con diferentes materiales. Presentan colores austeros, en ocasiones utilizando el sombreado, y se centran en el bodegón y el retrato.
Tenemos que detenernos para hablar de la teoría del color cubista. Este no aporta indicaciones sobre la representación, es Color Passepartout válido para todos los objetos, pero no siendo el real de ninguno de ellos.
El cuadro carece de profundidad, siendo los contornos y la descomposición geométrica la que da cierto volumen al conjunto.
Filosofía cubista por Bergson y manifiesto de Apollinaire
Bergson nos habla en su obra «Sur l’evolution créatrice» de la construcción de un todo absoluto a través de fragmentos estáticos.
En su explicación del tiempo expone que no es una línea, sino que lo captamos a través de la experiencia interna. Su obra es de vital importancia para entender la pintura cubista, un mismo cuadro puede ser la representación de algo en diferentes momentos temporales.
No debemos olvidar, tampoco, la impronta que tuvieron las nuevas teorías del psicoanálisis en esta corriente artística, y la importancia de los pensamientos subconscientes.
Apollinaire, en 1913, escribe en su Manifiesto Cubista: «Todos los cuerpos son iguales ante la luz y sus modificaciones surgen de este poder luminoso que construye a su voluntad. Nosotros no conocemos todos los colores y cada hombre los inventa nuevos. Pero el pintor debe, ante todo, representarse su divinidad, y los cuadros que ofrece a la admiración de los hombres le concederán la gloria de ejercer momentáneamente su propia divinidad. Para eso es necesario abarcar con una mirada el pasado, el presente y el futuro. El lienzo debe presentar esta unidad esencial que por si sola provoca el éxtasis. Entonces nada fugitivo nos arrastrara al azar. No volveremos atrás bruscamente.» Este escritor francés sentó las bases del cubismo, Apollinaire defendía la nueva corriente artística frente al anterior movimiento pictórico, el Realismo.
El Cubismo literario está ligado a la pintura cubista, rompe con la anterior forma de escribir, defiende la escritura automática, el uso de caligramas, y la narración de un mismo personaje desde diferentes enfoques.
Cubismo, cine y fotografía
El cine fue de vital importancia para la formulación del cubismo. A principios del siglo XIX iban naciendo diferentes formas de comunicación y nuevas formas de representación artística, ligadas a la Revolución Industrial.
El nexo de unión que marca la relación existente entre el cine y el cubismo son los fotogramas y las técnicas utilizadas. La influencia que tuvo sobre Picasso y Braque fue decisiva.
Los cubistas representaban una realidad en el cuadro a lo largo del tiempo, al igual que los fotogramas que componen una película. Esta fragmentación que esta presente en el cubismo es influencia directa del séptimo arte.
Un ejemplo de su relación sería el corto realizado en 1924, Ballet Mécanique, realizada por el pintor Fernad Léger, en la que la yuxtaposición del planos y fragmentación de las figuras es evidente.
La fotografía es otra influencia para el Cubismo. Pablo Picasso era un activo fotógrafo. Esta faceta del artista, suele ser desconocida, e influenció de manera importante en esta corriente artística.
La fotografía capta imágenes exactas de la realidad, por ello esta nueva corriente se desvincula de esa representación fidedigna del objeto o de la persona representada.
Etapas del cubismo
La denominación de «cubista» nace de la mano del crítico francés Louis Vauxcelles y se debe a la representación por medio de cubos de esta corriente pictórica.
Podemos dividir el Cubismo en tres etapas según sus características. La primera de ellas se denomina fase analítica, marcada por una fuerte geometría en las formas y una descomposición de los objetos representados llevada hasta el máximo. Los contornos de las diferentes partes del objeto «fragmentado» son fuertemente marcados en negro.
En esta primera fase, que va desde 1907 a 1914, se ve la raíz del cubismo más puro. Los objetos o las caras son captados por el espectador desde diferentes ángulos, no es por ello de extrañar encontrar caras de perfil y ojos de frente, herencia, quizás, de la perspectiva que utilizaban los egipcios en sus representaciones.
La fase analítica es la más difícil de estudiar y comprender, debido a que el mensaje que quería dar el pintor con su obra estaba totalmente fragmentado, hay que ordenar las diferentes partes de las que se compone el cuadro; la pintura no apela al sentimentalismo, sino al intelecto. De esta primera fase podemos enumerar obras de Picasso o Braque, los fundadores del movimiento.
La siguiente fase, más asequible para todos los públicos, sería la fase hermética. En este período, Braque y Picasso comienzan a introducir en sus obras ciertas «ayudas» para que el espectador no se pierda en la complejidad de la representación.
Aparecen letras, se incorporan signos para identificar los diferentes objetos que aparecen en el cuadro y en la multiplicidad de planos, se acercan a la Abstracción. Para hacer más fácil la comprensión del cuadro se imitan texturas de madera o mármol.
En algunas periodizaciones del Cubismo, se engloba la fase hermética como subfase de la analítica. Una característica común a ambas fases sería el cromatismo, la paleta de colores es limitada, con el uso de grises y marrones, tendiendo a la monocromía.
La fase sintética sería el siguiente período. Se desarrolla de 1912 a 1916, y su característica principal sería el collage. Esta nueva técnica incorpora a los cuadros diferentes materiales y texturas, el primero en introducirlo en sus obras sería Braque.
Se utiliza una paleta cromática más amplia durante esta etapa, se pueden apreciar el uso de diferentes texturas al pegar diferentes materiales en la obra, tales como tela o papel de periódico, que marcan la ruptura definitiva con la etapa anterior.
Influencias cubistas posteriores del Cubismo
El fin del movimiento cubista lo marcó la Primera Guerra Mundial, debido a que muchos de sus exponentes fueron llamados a filas. Este punto marco el fin del movimiento, pero no su influencia posterior, que podemos ver en la actualidad. A parte de la profunda huella que ejerce sobre pintores posteriores, queríamos acercaros otros campos en los que el cubismo fue determinante
En fotografía inspiró el nacimiento de un estilo llamado Cubismo fotográfico, creado por David Hockney. En sus fotos podemos ver diferentes imágenes, tomadas en diferentes momentos, que se ensamblan a modo de collage, dándonos una idea final de la representación. La idea es que el observador las recomponga.
En la moda también podemos ver influencias de este movimiento vanguardista. Utilizando la superposición de formas geométricas o elementos figurativos de los cuadros, la unión entre moda y cubismo se forjó desde temprano. Ya en los años 20 podemos ver la ascendencia que tuvo el movimiento en determinadas vestimentas y a lo largo de toda la centuria diseñadores como Yves Saint Laurent han hecho guiños a obras de Picasso o Braque en sus creaciones.
Las joyas también se han rendido a las influencias geométricas del Cubismo.
En otros dos campos en los que vemos ecos del cubismo, serían el diseño y la arquitectura. Determinante para figuras como Le Corbusier, marca el uso de formas geométricas en las construcciones y la entrada de luz a través de diferentes puntos. En el estilo arquitectónico brutalista o Brutalismo encontramos reminiscencias que nos recuerdan a la descomposición en diferentes planos que Picasso, Juan Gris o Braque realizaban en sus obras.
Seguramente el día que Braque, Picasso y Juan Gris sentaron las bases de este movimiento artístico, no alcanzaron a imaginar la transcendencia que alcanzaría.
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