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En el siglo XVII también hubo pintoras mujeres muy importantes, algunas castradas por la dominación masculina, otras dejadas en el olvido, como lo ha sido con Artemisia Gentilreschi, una de las más importantes artistas italianas de su tiempo, basta con mirar sus obras para comprenderlo.
Fue una artista evidentemente caravaggiesca, siendo su estilo dramáticamente barroco, superando con cada una de sus obras cada ambición que se proponía a partir de sus obras de temáticas históricas y religiosas. A pesar de ser mujer, desarrolló temas que para ella les eran negados.
Biografía de Artemisia Gentileschi
Artemisia Gentileschi nació el 8 de Julio de 1593 en Nápoles, Roma, sin saber que se convertiría en una de esas pocas mujeres que desafiaría a su tiempo. Vivió la época del claroscuro en el arte, géneros que para su feminidad eran inadecuados.
Su padre y mayor influencia
Orazio Gentileschi fue su padre, un pintor generalmente manierista, quién junto a su esposa Prudenzia di Ottaviani Montoni la concibieron a ella y a sus tres hermanos. Desde sus 12 años se quedaría sola con su padre y sus hermanos, su madre fallecería.
Artemisia, al igual que sus tres hermanos, fueron introducidos al taller de su padre, siendo ella quien más destacaría por poseer un gran talento. Ahí aprendió a dibujar, generar la brillantez adecuada a los cuadros, a empastar y combinar los colores.
Inicios en la pintura
En este sentido, desde muy pequeña, Artemisia estuvo rodeada del arte gracias a su padre, quien sería su primera gran influencia. Su padre, para ese entonces, se remetía casi explícitamente a la obra de Caravaggio, convirtiéndose así en los primeros pasos que seguiría, y se mantendría, la artista.
Fue Susana y los viejos la primera obra que se le atribuye, firmada por ella cuando solo tenía 17 años de edad. Sin embargo, durante mucho tiempo, fue atribuida erróneamente a su padre. El enfoque de Artemisia fue siempre diferente al de su padre, observándose claramente en la representación de Susana en esta obra, quién rehúye asqueada, en vez de la quietud curiosa de otras tantas formas representadas.
Las trágicas clases privadas con el pintor Agostino Tassi
La enseñanza de todas aquellas academias profesionales de Bellas Artes, para la época de Artemisia, era exclusivamente masculina. Por esta razón, su padre decidió dejarla asistir a clases particulares con el pintor Agostino Tassi, con quien Orazio solía trabajar.
Durante sus clases privadas con Tassi, éste la violó. Para tapar su culpa, éste le prometió casarse con ella, guardando de igual manera la reputación se Artemisa, ya que habría perdido la virginidad tras ello. Sin embargo, el descaro de Agostino Tassi no se lo permitió, él ya estaba casado.
Orazio más tarde denunció a su colega ante el Tribunale Criminale del Governatore di Roma en 1612. Fueron siete meses de lucha para demostrar la violació. Durante este proceso, se descubrió que Tassi estuvo planeando el asesinato de su esposa.
Artemisa fue torturada para hacerla contar la verdad. Jamás volcó su testimonio, ni dejó de insistir y pedir justicia, ni con los extenuantes y aún más agresivos exámenes ginecológicos a los que fue sometida. A pesar de todo ello, solo un año de prisión le dieron a Tassi, y el exilio.
Su estancia en Florencia
Hacia el año 1613, Artemisia Gentileschia, ya casada, se instala en Florencia junto a su esposo. No solo tuvo uno de sus momentos más exitosos ahí, sino que además fue la primera mujer en ingresar a la Academia de Dibujo. Fue pintora de la corte, manteniendo una gran protección por parte de personas influyentes de su tiempo, como duque Cosme II de Médici, entre otros.
Realizó obras como La conversión de la Magdalena (1615 – 1616), así como Judith y su doncella (1618 – 1619), actualmente ambos ubicados en el Palacio Pitti en Florencia. Estas obra mantienen una especial oscuridad y violencia gráfica (en especial la segunda), las cuales han sido atribuidas a su y terrible experiencia tras la violación.
Desde Roma a Venecia
Pierantonio de Vincenzo era el nombre de su esposo, un modesto pintor florentino, con quién tuvo una hija y cuatro hijos. Sin embargo, solo Prudencia, su hija, fue la única en llegar a una edad adulta. Por posibles problemas económicos, hacia 1621 regresó a Roma. Ese mismo año, se divorció.
Una de las cosas que se ha mencionado en torno a este periodo de Artemisia, es que se convirtió en una mujer completamente independiente, trabajando en pro de conseguir una casa donde criar a sus hijas (además de Prudenzia, tuvo otra hija alrededor de 1627).
La influencia que le dejó Caravaggio no cesó, a pesar de que para ese entonces, ya llevaba más de una década de haber fallecido. Se ha dicho que Gentileschi realizó diferentes versiones de Judith decapitando a Holofernes, incluyendo durante este periodo, al igual que María Magdalena como Melancolía.
De Nápoles al periodo inglés
Hacia el año 1630 se trasladó a Nápoles, buscando otras oportunidades laborales más lucrativas, considerando que era una ciudad donde los amantes del arte desbordaban. La Anunciación es una de las obras de la artista que hoy se resguardan en el Museo de Capodimonte.
A pesar de que estuvo un tiempo muy breve en Londres, fue Nápoles donde se quedaría por el resto de su carrera y su vida. Ahí fue donde comenzó por vez primera a trabajar cuadros para una catedral. Realizó obras como el Nacimiento de San Juan Bautista (1635), actualmente conservado en el Museo del Prado de Madrid, entre muchos otros.
Más tarde, en 1638 vuelve a reunirse con su padre en Londres, donde su padre trabajaba como pintor de la corte. Una vez más, padre e hija trabajaron juntos para realizar el Triunfo de la Paz y las Artes en el techo de la Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia.
Su padre falleció en sus brazos, bajo sus cuidados, en 1639, encargándose ella de los encargos que le habían dejado a su padre. Poco se sabe de los datos cronológicos de las obras que realizó durante este periodo. Algunos años más tarde falleció la artista, en Nápoles en 1656, tras lo cual sería prácticamente olvidada hasta el siglo XX.
Algunas de las obras más destacadas de Artemisia Gentileschi
Extraordinariamente, Artemisia Gentileschia supo pintar y representar simbólicamente todo lo que sabía, todo lo que aprendió, pero también todo lo que sentía. Se adelantó a su época luchando, sin saberlo, por lograr todo lo que quiso. Más que reconocimiento, el respeto de ser una artista con notables dotes artísticos.
Desarrolló personajes bíblicos como Judith y Susana como una suerte de lucha ante el patriarcado, adelantándose también a una suerte de feminismo que aún no se manifestaba abiertamente. Expresó en cada una de sus obras, ese claro barroco dramático que afortunadamente nos dejó.
Judith decapitando a Holofernes, 1613
La profundidad plástica y artística desarrollada den Judith decapitando a Holofernes es propia de Artemisia Gentileschi. Se trata de óleo sobre tabla de 199 centímetros por 162,5 centímetros, ubicado actualmente en la Galería Uffizi de Florencia, Italia.
Artemisia desarrolló esta obra cuando era aún muy joven, impresionando a todo su alrededor con tan bien lograda pieza. Mucho se ha dicho de la obra, especialmente por haber sido pintada poco después de la violación, en la que posiblemente volcó toda su ira y dolor.
La violencia que se representa en la escena es el principal motivo por el cual se hace la relación, como si de una suerte de venganza simbólica hacia su agresor se tratase. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de un evidente estilo barroco.
Más allá de ello, no podemos dejar de impresionarnos no solo por la grotesca sangre salpicando del cuello de Holofernes, mientras Judith, serena, corta el cuello del cuerpo aún con vida, como si de un trozo de carne se tratase.
Ester y Asuero, h. 1628 – 1635
Ester y Asuero es un óleo sobre tela de 208 centímetros por 273 centímetros de ancho ubicado actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, en Estados Unidos. Se podría decir que fue esta una de las pinturas más ambiciosas realizadas por la artista.
Artemisia Gentileschi contó la historia de una heroína judía llamada Ester, quien se presentó ante el rey Asuero con la intención de abogar por su pueblo. De esta manera, Ester rompió con la etiqueta de la corte arriesgándose a morir. Ella, en su presencia, se desmayó, aunque su petición encontró favor.
Sin embargo, Gentileschi no concibió la historia como una recreación histórica, sino más bien como un acontecimiento contemporáneo, haciendo énfasis en la elaboración minuciosa de la vestimenta de los personajes.
A pesar de que a lo largo del tiempo la obra ha presentado cierto desgaste, a partir del cual se ha visto comprometida la brillante descripción de las telas lujosas, aún guardan gran parte de su esencia.
Inicialmente, la artista incluyó el detalle de un niño negro sujetando a un perro, aún visible parcialmente bajo el pavimento de mármol, a la izquierda de la rodilla de Asuero. Esto demuestra la gran ambición que posiblemente traía la artista, ante lo que quería transmitir, pero finalmente, por razones desconocidas, tuvo que modificar.