Contenidos
La muestra centrada en la obra del artista y disidente chino se podrá visitar a partir del 13 de septiembre y contará con algunas de sus obras más significativas, así como algunos trabajos creados específicamente para esta galería.
La Royal Academy of Arts de Londres acoge la primera gran exposición académica dedicada al más famoso artista contemporáneo chino, Ai Weiwei, miembro honorífico de la institución británica desde 2011. Entre las obras reunidas figuran piezas emblemáticas creadas a partir de 1993, el año en que volvió a su país natal tras haber vivido más de una década Nueva York (desde 1981), y que reflejan tanto el arraigo de la cultura china como el contacto con el arte occidental.
Las obras de Ai Weiwei se caracterizan por tener temáticas basadas en la libertad creativa, la censura y los derechos humanos. En su trabajo converge su propia experiencia de vida con una visión (muchas veces crítica) sobre el arte, la política y la sociedad china en su conjunto. Su trabajo abarca varias disciplinas como escultura, fotografía, cine, arquitectura o literatura.
Para crear sus piezas, algunas de las cuales conllevan un trabajo de meses, el artista ha empleado materiales como la madera, cerámica, jade y mármol, cuyos límites y características formales explora en profundidad. El uso de materiales tradicionales e intervenciones con objetos históricos antiguos (desde vasijas neolíticas, con más de cinco mil años de antigüedad, hasta piezas arquitectónicas y mobiliario de la dinastía Qing) permite a Ai Weiwei enfrentarse a las convenciones sobre valor y autenticidad en la China actual.
La exposición se inaugurará el 19 de septiembre (aunque habrá un pase privado el día 15) y se podrá visitar hasta el 13 de diciembre. Esta exhibición es una de las pocas que la Royal Academy ha dedicado en exclusiva a un único artista, después de las que organizó en honor a David Hockney, Anselm Kiefer o Anish Kapoor.
Algunas expuestas serán Coloured Vases (2006), Video Recorder o Cámara de Vigilancia (2010); esculturas que monumentalizan la tecnología que se emplea para vigilar, convirtiéndola en algo inútil y absurdo al mismo tiempo; y Remains (2015), una pieza de porcelana que reproduce con todo detalle un grupo de huesos descubiertos recientemente al excavar el lugar donde estuvo un campo de trabajos forzados en los años 50 durante el gobierno de Mao.
Otras de las instalaciones principales será Straight (2008-2012), que forma parte del conjunto de obras en torno al terremoto de Sichuan ocurrido en 2008 y sirve de monumento a las víctimas. La pieza está elaborada con 90 toneladas de barras de refuerzo (barras de acero que se emplean para construir edificios de hormigón armado) dobladas y retorcidas, recogidas por el artista y enderezadas a mano.
Además, la exhibición incluirá una instalación de 8 árboles antiguos traídos específicamente de las montañas del sur de China, cuyo transporte hasta Reino Unido ha sido financiado mediante crowdfunding a través de una campaña que la Royal Academy lanzó en la web Kickstarter y con la que recaudó más de 100.000 libras.
El homenaje que la Royal Academy of Arts ha organizado para honrar el trabajo de uno de los autores chinos más influyentes en el arte y política contemporánea estuvo rodeado de una cierta polémica ya que, en un primer momento, las autoridades británicas le negaron el visado de seis meses que había solicitado para poder acudir a la muestra.
El departamento de Inmigración y Visados de Reino Unido aludió a una supuesta condena penal de Ai en China por fraude fiscal para justificar su decisión, aunque de hecho solo fue investigado pero nunca acusado formalmente ni condenado. Finalmente, a petición de la ministra de Interior, Theresa May, la solicitud del artista fue revisada y se le concedió el visado de forma que le sea posible organizar y acudir a su exhibición.
Ai Weiwei fue detenido en el aeropuerto internacional de Pekín con arresto de 81 días en el año 2011, supuestamente por haber tomado parte en delitos económicos por impago de impuestos, y se le retuvo el pasaporte durante cuatro años. Dada su posición crítica hacia el gobierno de su país en materia de democracia y derechos humanos, el hecho fue considerado por muchos como una excusa de las autoridades chinas para «castigar» al artista, convertido en una suerte de mártir del derecho a la libertad de expresión.