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En otros artículos ya hemos hablado de la Bauhaus como escuela, pero queríamos ahondar un poco más en los muebles de diseño Bauhaus y realizar un poco de recorrido por una parte de su historia.
Walter Gropius, fundador de la Bauhaus y director de su escuela desde 1919, abrió con una frase muy conocida la etapa en la que se cambiaban de sede al edificio Dessau en 1925: «Los talleres de la Bauhaus son, básicamente, laboratorios en los que debe desarrollarse y mejorarse con cuidado el modelo de los instrumentos típicos de nuestra era». Ya en 1922, Gropius había sustituido su lema inicial «arte y artesanía, una nueva unidad» por «arte y técnica, una nueva unidad».
Con el traslado a Dessau, la carpintería de la Bauhaus se convirtió en un importante taller de construcción de muebles. Fue Marcel Breuer que fue estudiante de la escuela y, más tarde maestro, el que asumió la dirección del taller mostrando grandes dotes experimentales y creativas durante su mandato.
La Bauhaus continuó con los movimientos reformistas de finales del siglo XIX y creció en su perfil creativo y de exigencia social, sobre todo por la influencia del Deutscher Werkbund que se fundó en 1907. El objetivo principal de esta vanguardia artística era que en la vida diaria irrumpieran la creatividad y la funcionalidad. De ahí que el objeto cotidiano cobrara gran protagonismo. Con esto se declaraba la guerra a la producción a gran escala.
Fuera lo que fuese lo que se creaba desde esta corriente, una vivienda o una pieza de mobiliario, esta reivindicación creadora de la Bauhaus se extendió a todos los ámbitos de la vida y cobró forma en sus talleres. Ahora los objetos tiene una forma y funcionalidad en la que se centra el foco y surgieron a raíz de ello nuevas tendencias sociales y económicas.
Los primeros años de la Bauhaus se reflexionó mucho sobre las características esenciales del mueble, sobre todo aquellos que servían para sentarse, como por ejemplo, la silla de láminas Lattenstuhl de Marcel Breuer, en la que se estudiaron todas las condiciones de construcción principales a la hora de sentarse.
De esta forma, los muebles surgidos en Weimar desde 1922 a 1925 tenían en común un análisis funcional radical y lo que se reclamaba ante todo era una validez duradera. Fue en 1923 cuando se presentaron públicamente los primeros muebles y decoración en la casa Haus Am Horn de Weimar, proyecto realizado por Georg Muche para la primera exposición del Werkbund.
Muebles de diseño de la Bauhaus a mediados de los años 20
A partir de mediados de los 20 con Breuer al frente, el taller de muebles de Dessau se convirtió en un laboratorio. En él se centró en la experimentación con nuevos materiales como el metal y, sobre todo, con el acero tubular. Estos muebles tuvieron grandes críticas por parte de aquellos que los tachaban de clínicos y antisépticos, sin embargo, otros los vieron como una encarnación de una iconografía técnica e industrial.
Por esto, se convirtieron en el prototipo de una nueva estética, unas «piezas vaporosas que parecen haber brotado en la habitación…». Era como Beurer se imaginaba el futuro de un mobiliario flexible que había surgido para liberar la pesadez de la ostentación burguesa.
Un ejemplo de este tipo de mueble lo constituía la silla oscilante Freischwinger. Estos prototipos de nuevo mueble libre se presentaban en multitud de eventos sobre construcción y vivienda, pero a finales de los años 20, los acontecimientos sociales y una economía cada vez más precaria modificaron los parámetros de la labor creativa.
En 1928 cuando Hannes Meyer se hizo cargo de la producción de muebles y la construcción arquitectónica de la Bauhaus, estableció el «vivir por el mínimo de subsistencia». Así los diseños de los muebles se radicalizaron, tanto en la reducción formal como en la exigencia social. Meyers, que abogaba por una estética purista, ve resumidas sus ideas en la decoración del interior «Co op» de 1926, que presentó como una celda monacal moderna y radical.
Aparte de algunas piezas correspondientes a la primera época, como la cuna de Peter Keler en 1922, los diseños de muebles de la Bauhaus que consiguieron tener cierta continuidad fueron los tubulares que se han mantenido hasta nuestros días (a pesar de su precio y exclusividad) y que obtuvieron la aceptación de amplias capas sociales que en su día también asimilaron la silla de café de Michael Thonet y que además tuvieron multitud de imitaciones y copias posteriores.