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En estos tiempos de construcción barata, espaciosa y rápida decoración según las tendencias que están de moda, podemos llegar a carecer de algo básico en nosotros a la hora de crear espacios: el sentido común. El hogar no es sólo un espacio de cuatro paredes y un techo, es mucho más que eso. En un hogar se trata de crear el ambiente que nos haga sentir bien, para que al mismo tiempo ese ambiente nos cuide a nosotros también. Sencillez, calidad de vida, buen descanso y sostenibilidad, esas son las claves del concepto Slow Home, del que vamos a hablar a continuación.
¿Qué es el movimiento Slow Home?
El movimiento Slow Home fue fundado oficialmente en Calgary (Estados Unidos) por los arquitectos Carina van Olm, Matthew North y John Brown como respuesta, debido a los pésimos desarrollos que han prevalecido en el mundo del diseño a lo largo de muchos años. Estaban en contra de la construcción de viviendas estandarizadas y, a la vez, este nuevo movimiento abarca una serie de principios que te hacen razonar y pensar en un espacio bastante más funcional.
El Slow Home es un hogar que se ve y se siente de manera diferente. Destaca la importancia del buen desarrollo, abarca sobre todo ideas sobre cómo vivir de manera más sostenible teniendo en consideración el posicionamiento de cada elemento.
¿Cómo podemos conseguir un estilo Slow?
Para conseguir una casa Slow, no significa que tengamos que mudarnos y construir nuestra propia casa o remodelarlo entera desde cero, se trata simplemente de encontrar la manera de hacer que nuestro hogar sea más práctico, intuitivo, funcional y sostenible. Menos estudio de características y más de su enfoque.
No hay fórmulas secretas, porque es una cuestión personal de actitud. Pero siempre hay cambios que puedes ir introduciendo poco a poco para que tu hogar sea más lento y a continuación te dejamos algunos consejos:
1. Incluye la luz natural como un miembro más en la casa:
Como hemos aclarado anteriormente, no es necesario cambiar tu espacio para conseguir una Casa Slow. En el caso de la luz natural, el hecho de saber aprovecharla al máximo es positivo no sólo porque se evita el consumo excesivo e innecesario de luz artificial, sino porque ayuda a incrementar el bienestar de quienes habitan allí de una forma indirecta.
Por eso, siempre que la luz natural esté presente, aprovecha y retira las cortinas, coloca espejos en el lado opuesto a las ventanas para que se refleje mayor cantidad de luz, aprovecha tu balcón o terraza, abre las ventanas siempre que se pueda, incluso limpia en profundidad los cristales ¡es asombroso cómo un poco de suciedad puede difundir la luz que entra en el interior de tu vivienda!
2. Reflexiona sobre el espacio y crea rincones especiales:
Conócete, a ti y a tus necesidades, y analiza tu alrededor. Tómate tu tiempo para pensar los procesos de diseño necesarios: quizá tengas alguna habitación sin apenas uso y que puedas transformar en algo que te aporte más que tenerla como almacén. Quizá una sala de yoga para relajarte tras días intensos de trabajo o una mini biblioteca si te gusta leer, por ejemplo.
Por otro lado, vigila tu cocina y tu dormitorio, pues son las dos estancias clave en una vivienda Slow. Piensa que tu dormitorio es tu zona de relax y descanso y es importante darle un ambiente acogedor para dormir bien y suficiente.
En la cocina, por supuesto, encontrarás todo lo que tu cuerpo necesita para sentirse sano, por eso te recomendamos que apuestes por productos naturales y que los coloques estratégicamente a la vista (en estanterías en tarros de cristal, por ejemplo)
3. Envuélvete en la naturaleza:
Visita el mar o la montaña, déjate llevar por las sensaciones y tráelas a tu hogar en forma de inspiración. Te ayudarán a abrir la mente y a entender qué es lo necesario para ti y para tu casa.
4. Entrada libre de objetos:
La entrada a la casa juega un papel fundamental en tu hogar pero que, sin embargo, no le damos tanta importancia. Te recomendamos crear un espacio funcional para sólo aquellos elementos que sean esenciales: cuenco para guardar las llaves y las gafas de sol, una cesta para guardar los paraguas, un pequeño banco, alguna percha para colocar sombreros y abrigos, etc.
5. No cedas ante los objetos, recupera tus espacios:
En estos tiempos en los cuales la tecnología avanza a pasos agigantados, tenemos que intentar sanar nuestra mente y recobrar la importancia de construir espacios que animen a las personas a leer, a hablar y a jugar en familia, no solo a ver la televisión o pasar horas con el móvil. Coloca los muebles estratégicamente, de forma que, por ejemplo, la televisión no sea el punto focal en tu salón.
6. Decora y ordena el desorden regularmente:
Tómate el tiempo necesario para mantener tu hogar limpio y hacer limpieza de objetos decorativos que creas que ya no te aportan, no te gustan o que ya no son funcionales en tu espacio, si así lo crees necesario. ¡No pasa nada por querer renovarse y no conformarse!
7. Sostenibilidad a tope:
Asegúrate de que promueves una vida saludable haciendo uso de objetos de materiales naturales en tu cuarto de baño, como el lino o el algodón. Evita los ambientadores y limpiadores naturales, ya que lo único que hacen es perjudicar la salud, y sustitúyelos por otros de origen natural y caseros, libres de tóxicos. Esta publicación describe algunos consejos para mantener un espacio sostenible.
Parece que actualmente todo lo que incluye la palabra «Slow» está de moda. Pongamos como ejemplo el enemigo de «Fast Food», conocido como «Slow Food», el cual huye de la comida basura e industrializada, que se asociada al estilo de vida rápido que llevamos la mayoría de las personas. A partir de ahí, han surgido otros movimientos «Slow» que fomentan exactamente eso: vivir mejor y lento.
Sin embargo, el Slow Home es más que una moda: es una nueva forma de vivir creando un hogar lento, con un diseño ligado a la naturaleza.
Construye, diseña y renueva lentamente. Comprende lo que estás creando, cómo lo quieres usar y para qué.