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Explosión de sabores, fusión de olores, riqueza visual, grandeza de texturas. Una auténtica montaña rusa de experiencias con prácticamente todos los sentidos. Todo ello y más nos tienta demasiado a probar este restaurante situado en Arturo Soria, uno de los barrios residenciales más concurridos de Madrid.
Se define a sí mismo como sorprendente y sugerente, y pretende romper con la simplicidad del instinto básico de alimentarnos haciendo que disfrutemos cada segundo de nuestra comida de maneras en las que no lo hemos hecho antes con una comida asiática.
Este restaurante que apenas lleva un par de meses abierto ha conseguido fidelizar a un público amante de la comida oriental y más concretamente de la cocina japonesa y cantonesa.
Wakka ofrece una experiencia multisensorial —como ya hemos dicho antes— e incluso erótica para un comensal que goza de buena intuición pero que necesita que le sorprendan y es lo que más ansía al probar la carta.
Convencionalismos a parte, el público que acude a Wakka quiere aprender, mezclar, improvisar y terminar extasiado con la experiencia completa que ofrecen sus platos.
Una deliciosa y variada carta con su esencia japonesa y cantonesa
Cuando pasamos a hablar de la carta en sí, descubrimos que han sido capaces de traer un trocito de Asia al territorio madrileño con mucha clase. Representan a Japón con su forma única de hacer el sushi —cocinando el arroz al momento, usando los productos más frescos y envolviendolo todo en una fina capa de algas de la mano de su Sushiman experto—.
Incluso algunos de los platos se terminan en la mesa ayudando a crear esa experiencia sugerente y exótica que completa un producto de alta calidad y un servicio impecable.
Para empezar, os sugerimos un dueto de pasiones, unas croquetas de pulpo o unas palomitas de gambones. En cuanto al sushi, destacan sus niguiris de anguila, de pez limón con guacamole, de huevo de codorniz y trufa, además de los rolls de cangrejo de concha blanda o los temakis rellenos hasta el final.
No podemos olvidar que este restaurante también cuenta con cocina cantonesa teniendo 6 tipos diferentes de Dim Sum, servidos en las torres de vaporeras que contienen esos pequeños bocados que llegan al corazón.
Otro punto a favor de Wakka es que mezclan sabores y productos orientales con productos nacionales, por lo que tienen gyozas rellenas de pollo en pepitoria o de rabo de toro y trufa.
Y por último pero no menos importante, os recomendamos dejar un hueco para los postres ya que merecen mucho la pena. En su carta tienen una tarta de queso y té matcha, una tarta húmeda de chocolate —con crema de naranja y sake— y por supuesto, mochis de chocobanana o blueberry.
Un local decorado y ambientado con mucho mimo
Finalmente pasamos a hablar del espacio en sí, pues el restaurante consiste en un interior amplio con una gran terraza. Y es que Wakka nació con el objetivo de convertirse en un punto de encuentro y de reuniones después de una época en la que hemos estado alejados de los nuestros.
El local cuenta con 350 metros cuadrados y una capacidad para 150 comensales, convirtiéndose en un restaurante que nos permite disfrutar relajados de una experiencia única.
La decoración de Wakka te sumerge en una temática oriental y vanguardista. Panteras que te dan la bienvenida, una cortina de dragón que rodea la barra, un grafiti gigante, luces de neón, el callejón japonés, sillones de terciopelo, un mural de letras japonesas de bambú… todo esto hace de Wakka un lugar atractivo en el que disfrutar muy cómodamente de un sushi de calidad.
Imágenes: Wakka