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Cuando nos proponen ir a tomar una hamburguesa, es frecuente imaginarse una cadena de restaurantes con una decoración sobria o un sitio con estilo de decoración que ya hemos visto antes. Esto es normal, ya que la comida americana ha llegado a todos los rincones del mundo, pero de común no tiene nada el restaurante del que os hablamos hoy: Bun Burger en Turín.
Ya lo dijo Le Corbusier, “menos es más” y en este caso Ana Hernández y Christophe Penasse, del estudio Masquespacio, han aplicado esa idea a los colores del espacio escogiendo solo tres: rosa, azul y verde, este último característico de la marca del restaurante.
Combinar esta paleta de colores es una idea interesante que suele encontrar en muchos espacios, pero no es lo que los diseñadores tenían en mente, sino todo lo contrario. Decidieron que los 3 colores determinarían la división del local en tres áreas diferenciadas como ya lo hacían los tres ventanales con los que cuenta el local, que permiten a los viandantes ver su interior.
En palabras de Ana Hernández, “la idea de jugar con 1 color para cada ventana crea un efecto visual desde fuera que hace que el espectador del exterior camine desde un mundo visual a otro, viajando entre diferentes experiencias en el mismo sitio”.
Según se accede al local, a mano izquierda queda la zona rosa que alberga un comedor. Dispone de 3 mesas de cuatro personas cada una pero 2 de ellas se encuentran más diferenciadas del resto ya que están a una altura superior y resguardadas por un porche con tres arcos. Para poder realizarlo, se parte de una base de terrazzo en la que se apoyan los arcos y de la que parten los bloques de asientos que rematan con cojines.
Las mesas en cambio son de madera y parten de la pared, lo que permite aprovechar el espacio, y a su altura se sitúa en la pared un arco con revestimiento rugoso en oro brillante y en el que también se encuentra el foco circular de luz cálida. Otra forma de aprovechar el espacio es haber facilitado mesas más pequeñas (para una persona) que parten de la base. Sin embargo, entre la zona verde y la zona rosa se encuentra otro arco, pintado en estos dos colores, y en medio una mesa de terrazzo para seis personas con banquetas a juego con la zona en la que se sitúan.
La zona principal es la verde, ya que es en ella donde se pide la comida y bebida. El mostrador se diferencia de las paredes por las losas que han colocado en él, recurso que también han utilizado en una pared de la zona rosa y en mayor cantidad en la zona azul. Sobre el el verde pistacho de esta zona se encuentra un letrero que introduce el espacio azul.
Sin duda alguna, la zona que queda a mano derecha (azul) es la que más llama la atención. Es común asociar el color azul al agua, y si se construye un espacio a base de baldosas cuadradas pequeñas, puede recordar a los clásicos baños; pero tan solo añadiendo una escalera a modo de entrada en el muro a media altura que separa la zona verde y azul, es inevitable pensar que estás dentro de una piscina.
Esa es la sensación que tienen los comensales de Bun Burguers cuando consumen en esta área azul, que además es la que dispone de más asientos. En ella pretenden dar el máximo protagonismo a las losas cuadradas construyendo mesas lisas en un tono más claro de azul que el de estas, así como también lo son los taburetes y los cojines de los asientos, cuyos respaldos tienen el sello de identidad de Masquespacio por ser cojines circulares.
Para completar la decoración de esta zona, en las paredes se sitúan círculos de luz cálida y el techo se ha cubierto de un revestimiento rugoso en plata brillante, lo que da profundidad al espacio y simula el reflejo del que sería el agua de la piscina. El local dispone de una gran cantidad de iluminación natural, pero una vez anochece, la iluminación del lugar está proporcionada por varios focos discretos situados en el techo que aportan luz cálida.
Estas tres áreas diferenciadas hacen posible que la comida en el restaurante sea agradable, alegre, divertida e inolvidable.
Imágenes de Gregory Abbate para Masquespacio.