Cuando las temperaturas comienzan a descender, el hogar vuelve a ser nuestro refugio principal. En este momento del año, mantener el confort térmico y reducir el gasto energético se convierte en una prioridad. Pero lograrlo no depende solo de la calefacción o los textiles cálidos: las ventanas son, con diferencia, uno de los elementos que más influyen en la eficiencia energética de una vivienda.
Aunque a menudo se les considera un mero componente estético o estructural, las ventanas son responsables de hasta el 30 % de las pérdidas de calor o frío en una casa mal aislada. Por eso, elegirlas bien —o mejorar las que ya tenemos— es clave para conseguir un hogar más sostenible, silencioso y confortable durante todo el año.
En esta guía exploramos cómo funcionan las ventanas eficientes, qué tipos existen, cómo influyen los materiales y qué detalles conviene tener en cuenta para disfrutar de un aislamiento óptimo sin renunciar al estilo.Los meses de verano están llegando a su fin y el frío ya empieza a entrar en nuestras casas. La bajada de temperaturas y las primeras lluvias del otoño hacen que empecemos a vestir nuestros hogares para esos días que dentro de poco empezarán a parecer casi invernales. No basta con protegernos con calefactores o radiadores, también hay que conseguir un buen aislamiento térmico que impida que entre el frío y se escape el calor. Gracias a ese aislamiento reduciremos, además, el consumo de electricidad mejorando la eficiencia energética de nuestro hogar.
El papel de las ventanas en el aislamiento térmico y acústico
Las ventanas cumplen una doble función: permitir la entrada de luz natural y proteger del exterior. De su calidad y composición dependerá tanto el confort térmico (mantener una temperatura estable) como el acústico (reducir el ruido).
Una ventana eficiente actúa como barrera invisible entre el interior y el exterior. Evita que el calor se escape en invierno y que el calor entre en verano, reduciendo la necesidad de recurrir a calefacción o aire acondicionado. A largo plazo, esto se traduce en un ahorro energético de entre el 30 % y el 50 %, según el tipo de material y acristalamiento.
Pero no todas las ventanas aíslan igual. Tres factores determinan su rendimiento:
- El tipo de apertura.
- El material del marco.
- El tipo de vidrio y su espesor.
Conocer cómo influyen estos elementos es el primer paso para tomar decisiones acertadas
Tipos de apertura de ventanas: funcionalidad y hermeticidad
El sistema de apertura de una ventana afecta directamente a su capacidad de aislamiento, su mantenimiento y su uso cotidiano. Elegir el tipo adecuado no es solo cuestión de espacio o estética: también de eficiencia. Podemos encontrar los siguientes sistemas de apertura:
Ventanas correderas
Son muy populares por su practicidad y porque no ocupan espacio al abrirse, lo que las hace ideales para estancias pequeñas, terrazas o balcones.
Sin embargo, presentan una limitación importante: su cierre no es completamente hermético, lo que permite filtraciones de aire y reduce el aislamiento térmico.
Son recomendables en climas templados o zonas donde el aislamiento no sea una prioridad absoluta.
Ventanas abatibles
A diferencia de las correderas, las abatibles se abren hacia el interior o exterior mediante bisagras laterales. Su cierre es hermético y seguro, ofreciendo una excelente protección frente al ruido y las temperaturas.
Su principal inconveniente es el espacio que requieren para abrirse, pero su rendimiento energético es de los mejores.
Ventanas batientes
Abren solo en su parte superior, inclinándose hacia dentro. Su ventilación es parcial, pero muy útil para baños o garajes.
Aunque no permiten vistas amplias, ofrecen una ventilación constante y segura, ideal para estancias donde se busca renovación de aire sin perder privacidad.
Ventanas oscilobatientes
Combinan lo mejor de las abatibles y las batientes: pueden abrirse lateralmente o de forma inclinada.
Son el tipo de ventana más versátil, segura y eficiente del mercado. Además, ofrecen el mejor aislamiento acústico y permiten controlar fácilmente la ventilación.
Por eso se recomiendan para dormitorios, salones y cocinas, especialmente en zonas urbanas o con climas fríos.
Ventanas pivotantes
Se abren girando sobre un eje central y se utilizan sobre todo en buhardillas o tejados.
Aportan gran luminosidad y permiten limpiar el vidrio exterior fácilmente, aunque su aislamiento dependerá mucho del modelo y los sellados.
El acristalamiento: la clave del aislamiento
El vidrio es el corazón de una ventana. A través de él se gana o se pierde más energía que por cualquier otro componente del cerramiento. Por eso, el tipo de acristalamiento es fundamental.
Doble acristalamiento
Es el estándar en viviendas eficientes. Consiste en dos vidrios separados por una cámara de aire o gas argón, que actúa como aislante térmico.
Cuanto mayor es el espesor de esta cámara (normalmente entre 6 y 25 mm), mayor es la capacidad aislante.
Además, el doble acristalamiento reduce el ruido exterior hasta en un 60 %, mejora la seguridad y evita la condensación en los meses fríos.
En zonas con temperaturas extremas o gran contaminación acústica, se recomienda incluso el triple acristalamiento, aunque su coste es más elevado y no siempre necesario.
Vidrio bajo emisivo
Es un tipo de vidrio especialmente tratado para reflejar el calor hacia el interior en invierno y bloquearlo en verano.
Su capa invisible de óxidos metálicos ayuda a mantener una temperatura estable sin interferir con la luz natural. Es la mejor opción para hogares con grandes ventanales orientados al norte o al oeste.
Vidrio acústico
Perfecto para viviendas en zonas ruidosas o en grandes ciudades. Combina láminas de vidrio y materiales intermedios que disminuyen la transmisión del sonido.
En dormitorios o despachos, puede marcar la diferencia entre el descanso y el insomnio.
Vidrio templado o de seguridad
Además de aislar, protege frente a impactos. En caso de rotura, se fragmenta en pequeños trozos no cortantes, aumentando la seguridad. Es el más utilizado en puertas acristaladas o zonas con tránsito frecuente.
El material del marco: diseño, eficiencia y mantenimiento
El marco es el esqueleto que sostiene el conjunto, y su composición influye tanto en el rendimiento térmico como en la estética general de la vivienda.
PVC: el favorito por eficiencia
El policloruro de vinilo (PVC) se ha consolidado como el material más eficiente para ventanas.
Su estructura multicámara evita la transmisión de calor o frío, aumentando el aislamiento térmico hasta en un 50 % respecto al aluminio tradicional.
Además, no requiere mantenimiento, resiste la humedad y puede reciclarse.
El único inconveniente es que soporta peor las temperaturas extremas (por encima de 60 ºC) o la exposición solar directa prolongada, aunque los nuevos acabados con protección UV han reducido ese problema.

Madera: calidez natural
La madera es el material más decorativo y sostenible, con excelentes propiedades térmicas y acústicas.
Su principal desventaja es el mantenimiento: necesita barnices o tratamientos protectores periódicos.
Sin embargo, en hogares con estilo clásico o rústico, aporta un valor estético inigualable y una conexión directa con la naturaleza.
Aluminio con rotura de puente térmico (RPT)
El aluminio es ligero, resistente y ofrece una gran variedad de acabados, pero sin tratamiento aislante transmite fácilmente el calor y el frío.
La rotura de puente térmico —una capa intermedia de material aislante entre el interior y el exterior— soluciona ese problema.
Es ideal para viviendas en zonas cálidas o con grandes ventanales, ya que combina diseño contemporáneo con durabilidad.
En cuanto al aislamiento acústico madera y PVC lideran el ránking de eficacia, sin embargo, el PVC apenas requiere mantenimiento mientras que la madera necesita cuidados periódicos. El aluminio solo vence en resistencia frente al fuego y posibilidades decorativas ya que se puede hacer en una amplia gama de colores y texturas.
Complementos que potencian el aislamiento: persianas, contraventanas y textiles térmicos
Aunque las ventanas son el núcleo del aislamiento, los elementos complementarios que las rodean pueden mejorar notablemente su rendimiento. Las persianas, contraventanas o incluso los textiles interiores contribuyen a reforzar la protección térmica y acústica del hogar.
Persianas: más que una cuestión de privacidad
Las persianas no solo regulan la luz o aportan intimidad; también funcionan como una segunda barrera aislante. Existen diferentes materiales, y su elección influye en la eficiencia energética del conjunto:
- PVC: ofrece el mejor aislamiento térmico, ya que evita la transmisión de calor y frío. Ideal para interiores, aunque menos resistente a la humedad si se instala en el exterior.
- Aluminio con espuma aislante: resiste mejor las inclemencias del tiempo y mantiene la temperatura gracias a una capa de poliuretano expandido en su interior.
- Persianas de obra empotradas: suelen ser las menos aislantes, pero pueden mejorarse instalando láminas aislantes en el interior del cajón, una opción sencilla y económica.
Además, en climas fríos o templados, las persianas pueden reducir la pérdida de calor hasta un 10 % adicional, sobre todo si se bajan durante la noche o en las horas de menor luz.

Contraventanas: protección adicional y estética tradicional
En muchas viviendas mediterráneas o coloniales, las contraventanas no solo cumplen una función estética: actúan como aislante térmico y acústico adicional.
Fabricadas en madera o aluminio, ofrecen una protección efectiva frente a las inclemencias del tiempo y mejoran el confort interior.
La principal ventaja de las contraventanas es que no requieren obras ni sustitución de la ventana principal, por lo que son una solución rápida para mejorar el aislamiento. Sin embargo, bloquean completamente la luz exterior, por lo que conviene combinarlas con cortinas ligeras o estores interiores.
Cortinas y estores térmicos
El diseño también puede ser funcional. Los textiles térmicos y cortinas de doble capa ayudan a mantener la temperatura interior, especialmente si las ventanas no cuentan con un sistema de doble acristalamiento.
En climas fríos, las cortinas gruesas o con revestimientos reflectantes reducen la pérdida de calor hasta un 15 %. En regiones cálidas, los estores reflectantes o de tejidos naturales como el lino ayudan a mantener el interior fresco sin bloquear la luz natural.
En cualquier caso, elegir textiles adecuados puede reforzar el aislamiento sin comprometer la estética, algo clave en la filosofía decorativa que promueve Moove Magazine: hogares sostenibles pero también bellos.
Mantenimiento y pequeñas mejoras que marcan la diferencia
Una buena ventana puede perder hasta un 30 % de su capacidad aislante si no se mantiene correctamente. Los cuidados básicos no requieren grandes inversiones, pero sí constancia.
Revisión de juntas y burletes
El sellado de las juntas es esencial. Con el tiempo, los burletes de goma o silicona pueden agrietarse o deformarse, permitiendo filtraciones de aire.
Revisarlos una vez al año —especialmente antes del invierno— garantiza que la ventana mantenga su hermeticidad. Sustituirlos es una tarea sencilla y económica que puede reducir la pérdida de calor en un 5-10 %.
Limpieza de rieles y herrajes
La suciedad acumulada en los rieles o bisagras impide el cierre hermético.
Una limpieza periódica y un poco de lubricante neutro en las bisagras alargarán la vida útil de la ventana y mantendrán su eficiencia.
Instalación de láminas aislantes o selladores
Para quienes no pueden cambiar sus ventanas, existen soluciones temporales como láminas aislantes adhesivas o burletes autoinstalables.
Aunque no sustituyen una reforma integral, pueden mejorar el confort térmico y reducir el consumo energético en épocas frías.
Sostenibilidad: hacia hogares más eficientes y responsables
El cambio climático y el aumento del coste energético han impulsado una transformación en la forma en que concebimos nuestras viviendas.
Las ventanas eficientes no solo aportan confort, sino que también contribuyen a reducir las emisiones de CO₂ y a mejorar la huella ambiental del hogar.
Optar por materiales reciclables, vidrios de bajo emisivo o perfiles con certificación energética (como el marcado CE o Energy Star) garantiza una elección más responsable.
Además, muchas regiones ofrecen subvenciones o incentivos fiscales para quienes sustituyen ventanas antiguas por modelos de alta eficiencia.
Invertir en una buena ventana no es solo una decisión estética o de confort, sino también una inversión a largo plazo en sostenibilidad y ahorro energético.
La ventana perfecta
Un modelo de PVC con doble acristalamiento proporciona un ahorro energético de hasta el 50% ya que minimiza las pérdidas de frío y calor entre el interior y el exterior, de apertura oscilobatiente.
LEROY MERLIN destaca, entre su amplio catálogo, la ventana PVC blanca oscilobatiente con persiana, de 100X115 cm. Este modelo, fabricado en España, cuenta con dos hojas oscilobatientes y perfil de PVC, vidrio de acabado transparente, doble acristalamiento con una cámara de 16 mm de espesor y tratamiento bajo emisivo. La suma de estos factores consigue un ahorro del 66% en la factura de la calefacción y/o aire acondicionado.
La ventana perfecta ¿existe?
Cada ventana tiene una serie de ventajas e inconvenientes dependiendo del consumidor, pero sí podríamos desde Moove Magazine ofrecer una recomendación equilibrada: un modelo de PVC con doble acristalamiento proporciona un ahorro energético de hasta el 50% ya que minimiza las pérdidas de frío y calor entre el interior y el exterior, de apertura oscilobatiente.
Encontramos, por ejemplo, esta ventana PVC blanca oscilobatiente con persiana, de 100X115 cm. Este modelo, fabricado en España, cuenta con dos hojas oscilobatientes y perfil de PVC, vidrio de acabado transparente, doble acristalamiento con una cámara de 16 mm de espesor y tratamiento bajo emisivo. La suma de estos factores consigue un ahorro del 66% en la factura de la calefacción y/o aire acondicionado.

Preguntas frecuentes sobre ventanas eficientes
¿Qué tipo de ventana aísla mejor?
Las ventanas de PVC con doble acristalamiento bajo emisivo ofrecen el mejor equilibrio entre aislamiento térmico, acústico y precio.
¿Cómo saber si mis ventanas necesitan cambiarse?
Si notas condensación entre los vidrios, filtraciones de aire o dificultad para mantener la temperatura interior, probablemente sea momento de sustituirlas.
¿Qué diferencia hay entre el doble y el triple acristalamiento?
El triple acristalamiento incorpora una tercera lámina de vidrio y una cámara de aire adicional. Aumenta el aislamiento, pero no siempre compensa su coste salvo en zonas muy frías.
¿Las cortinas térmicas realmente funcionan?
Sí. Aunque no sustituyen una ventana eficiente, ayudan a mantener la temperatura y complementan el aislamiento, especialmente en climas templados.
¿Se pueden mejorar ventanas antiguas sin cambiarlas?
Sí. Se pueden colocar burletes nuevos, láminas aislantes o contraventanas para mejorar su rendimiento. También es útil sellar las juntas y revisar el marco.
El confort del hogar empieza por los detalles invisibles. Las ventanas son uno de ellos: discretas, pero determinantes en el bienestar diario.
Invertir en ventanas eficientes no solo mejora la temperatura y el silencio del hogar, sino que también reduce el impacto ambiental y el gasto energético.
En un momento en que el diseño y la sostenibilidad van de la mano, elegir correctamente nuestras ventanas se convierte en un acto de inteligencia doméstica y de compromiso con el futuro.